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Ju 87 de Rudel equipado con el cañón antitanqueBundesarchiv / Wikimedia Commons

Picotazos de historia

El más letal de los pilotos alemanes de la Segunda Guerra Mundial

Fue el único poseedor de la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble de Oro, Espadas y Diamantes, la segunda más alta condecoración del Estado alemán

Hans Ulrich Rudel ( 1916-1982) fue un piloto y el soldado alemán más condecorado de la Segunda Guerra Mundial. Rudel fue el único poseedor de la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble de Oro, Espadas y Diamantes, la segunda más alta condecoración del Estado alemán, la primera era la Gran Cruz de la Cruz de Hierro y solo la tenia Hermann Göring.

Rudel fue hijo de un pastor protestante. Tras pasar por las juventudes hitlerianas, lo que era preceptivo para todos los adolescentes alemanes, solicitó el ingreso en las fuerzas aéreas ingresando como cadete el 4 de diciembre de 1936. Ascendido a alférez se entrenó para los bombardeos en picado. Fue ascendido a teniente y participó en la campaña de Polonia como oficial de observación, consiguiendo la Cruz de Hierro de 2ª clase.

En todo momento estuvo solicitando su traslado a una unidad de bombardeo en picado. Tanto dio la tabarra que le concedieron el traspaso al Escuadrón Stuka n.º 2 y estaba combatiendo en el frente de Grecia cuando se inició la Operación Barbarroja (invasión de la URSS por el III Reich). Para entonces Rudel había sido ascendido a teniente (oberleutnant), tenía la cruz de hierro de 1ª clase y el broche de vuelo en oro.

Hans Ulrich Rudel, el Piloto alemán mas condecorado del III Reich

El Petropavlosvk, de 24.500 toneladas de desplazamiento, fue botado en el año 1909 por la Marina Imperial rusa. Fue el primer acorazado en caer en manos de los bolcheviques. En 1921 su tripulación se sublevó. Todos fueron fusilados o deportados a Siberia y para tapar la vergüenza fue rebautizado como Marat. Durante la invasión por parte de Alemania, el Marat estaba anclado en el puerto de la base naval de Kronstadt. Desde esa posición el Marat, con sus cañones de 305 y 120 milímetros, daba apoyo artillero a la infantería que defendía el perímetro de la ciudad.

Precisamente por la importancia que adquirió el buque para la defensa de la ciudad se reforzaron las defensas antiaéreas, tanto del buque como del puerto y base naval. El día 16 de septiembre de 1941 el acorazado sufrió un ataque por parte de una escuadrilla de Stukas. Uno de los atacantes era Rudel que consiguió un impacto en la cubierta de proa con una bomba de 500 kilogramos. El día 22 de septiembre repitieron el ataque sobre el leviatán del puerto.

En este ataque Rudel portaba en su avión un nuevo tipo de bomba que nunca había probado. Se trataba de un proyectil de 1.000 kilogramos de peso. Cuando estaba iniciando el picado para atacar la proa del barco recordó que le habían dicho que la fragmentación de la bomba alcanzaría los 900 metros por lo que se le recomendaba que lanzara el proyectil, durante el picado, al descender hasta los 300 metros de altitud.

El piloto estaba completamente concentrado y se olvidó de todos los consejos. «Vi el enorme 'Marat' frente a mi. La marinería corría por la cubierta acarreando municiones. Largué la bomba. Tire del mando hacia mi, con todas mis fuerzas». Rudel, para asegurar el blanco, arrojó la bomba por debajo de los 100 metros.

La bomba impactó en la proa, cerca del impacto del día 16, atravesó la cubierta superior y explotó en el interior. La explosión hizo volar el pañol de municiones de la torre A, que saltó por los aires. 326 marinos y soldados ruso murieron a consecuencia de la explosión. El Marat se hundió en aguas someras de apenas 11 metros de profundidad. Más adelante conseguirían reflotar la popa y las tres torres supervivientes, junto con su artillería secundaria, continuarían como batería naval.

Rudel terminaría la guerra siendo una leyenda, con un listado de logros difícilmente igualable. En total, por mar, hundió: un acorazado, un crucero y un destructor, amen de más de setenta lanchas de desembarco. En tierra destruyó 519 tanques, más de 800 vehículos terrestres de todo tipo, 150 puestos de artillería o antiaéreo y cuatro trenes blindados. Y derribó a nueve aviones enemigos. Todo un logro conseguido con su lento y pesado Junker Ju 87, a lo largo de 2.530 misiones de vuelo realizados a lo largo de toda la guerra. Vamos, un fuera de serie.