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El Rey Jorge V en una imagen de 1929

El Rey Jorge V en una imagen de 1929GTRES

Picotazos de historia

El Rey Jorge V del Reino Unido murió asesinado por eutanasia

Cuando se publicaron los documentos se creó un gran escándalo: se había practicado la eutanasia con el Rey

La Primera Guerra Mundial había supuesto una extenuante tensión que había dejado debilitado el organismo del Rey Emperador del Reino Unido de la Gran Bretaña y la India, Jorge V, de la rebautizada casa de Winsor (antes Sajonia Coburgo Gotha).

Además, el monarca era un fumador empedernido lo que no hacía ningún favor a sus problemas respiratorios y castigaba más a sus delicados pulmones.

En 1928 sufrió un empiema pleural (acumulación de pus en el pulmón) que tuvo que ser drenado y que agravó su bronquitis crónica. En 1935 ya requería de oxígeno esporádicamente y se encontraba en una aguda fase de depresión a consecuencia del fallecimiento de una hermana suya.

Pero seguía sin soltar el cigarrillo. El 15 de enero de 1936, por la tarde, se retiró a su dormitorio, quejándose de que no se encontraba bien. Jamás saldría vivo de esa habitación.

El deterioro del enfermo se aceleró y para el día 20, su médico el doctor Bertrand Dawson quien hacía poco había sido creado barón Dawson por sus servicios a la corona, emitió un comunicado oficial junto con los médicos de la corte: «La vida del rey avanza pacíficamente hacia su fin».

En 1986 se publicó un artículo en el History Today escrito por el historiador Francis Watson, quien había tenido ocasión de consultar los documentos personales del doctor Dawson, que se guardaban en el archivo real del castillo de Winsor.

En el diario personal del médico, en relación con la asistencia que prestó durante las últimas horas del monarca, escribió: «A eso de las 11, era evidente que la última etapa podía durar muchas horas sin que el paciente lo supiera. Pero en un proceso poco acorde con la dignidad y serenidad que él tanto merecía».

También está claro, en las páginas del diario, que el doctor había hablado con la esposa y un hijo del moribundo monarca y habían acordado cómo actuar en caso de que se prolongara la agonía.

El arzobispo de Canterbury rezaba en la cabecera del moribundo, mientras el doctor se comunicó con su esposa, encargándole que avisara al periódico The Times de que el fallecimiento del rey era inminente.

De esta manera aseguraba que la noticia fuera presentada al público en la edición matinal del periódico más importante y que no fuera anunciada en una edición vespertina en diarios de inferior categoría.

Cuando el arzobispo abandonó la estancia «decidí determinar el fin e inyecté yo mismo 3/4 de gramo de morfina y poco después un gramo de cocaína en la vena yugular distendida. Lo ejecuté yo mismo, pues era evidente que la enfermera se sentía turbada ante este procedimiento. Aproximadamente un cuarto de hora después la respiración se calmó, el semblante se serenó, pues la lucha física había cesado».

Cuando se publicaron los documentos se creó un gran escándalo: se había practicado la eutanasia con el Rey. Hubo opiniones para todos los gustos. La mayoría de ellos, posiblemente, con su parte de razón.

Un portavoz del palacio de Buckingham declaró: «Todo esto sucedió hace mucho tiempo, y todas las personas involucradas han fallecido». Con ello Isabel II daba a entender que era un asunto cerrado. No volvieron jamás a mencionarlo. En este caso en concreto he de admitir, con toda la humildad del mundo, que no me atrevo a juzgar.

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