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El explorador y navegante Cristóbal Colón (1451-1506) regresando de su tercer viaje encadenado en la bodega

Cuando los Reyes Católicos ordenaron arrestar a Cristóbal Colón por su gobierno «tiránico» en La Española

La época de Colón como gobernador de La Española es conocida como una de las más oscuras de la conquista de América

En 1500 llegó a Santo Domingo como juez pesquisidor Francisco de Bobadilla con una misión extraordinaria: arrestar al que había sido almirante y virrey de las Indias, Cristóbal Colón por los abusos que estaba cometiendo en el Caribe. La personalidad del marino chocaba con los deseos de Isabel la Católica que ordenó desde el principio «tratar a dichos indios muy bien y con cariño, y abstenerse de hacerles ningún daño, disponiendo que ambos pueblos debían conversar e intimar y servir los unos a los otros en todo lo que puedan».

La época de Colón como gobernador de La Española es conocida como una de las más oscuras de la conquista de América. En su segunda travesía a las Américas había viajado con una flota de 17 barcos y 1.500 colonos a los que prometió todo tipo de riquezas. Pronto, la mala administración del genovés y su liderazgo autoritario provocaron numerosas rebeliones y alzamientos contra su gobierno.

Algunas de las quejas que llegaron a oídos de Isabel y Fernando fueron sobre el «mal trato» que el virrey otorgaba a sus hombres, a los que hacía trabajar sin darles «apenas un bocado que llevarse a la boca», asegura Consuelo Varela, historiadora y experta en la figura del Almirante.

Además, Colón respondía a las revueltas contra su gobierno «con la misma barbarie que había mostrado con los indígenas», según explica Varela en su obra La caída de Cristóbal Colón: el juicio de Bobadilla; donde detalla que hasta sus allegados le calificaban de «tirano».

Así, sin autoridad e incapaz de administrar debidamente la justicia, «ordenaba matar a un acusado de organizar un motín como mandaba cortar orejas, mano o nariz a otros», prosigue la historiadora que también hace hincapié en la «avaricia» y su «ansia por enriquecerse a cualquier precio».

Además, algunos testigos, aseguran que Colón, desanimado por no haber encontrado «los fabulosos tesoros que se prometía», «decidió que la riqueza de las Indias estaba en los indios, que podían ser esclavizados si no eran cristianos», según recoge la experta en un extenso artículo sobre el juicio de Bobadilla.

Preocupados por la situación, los Reyes Católicos enviaron a Bobadilla a Santo Domingo –con los poderes necesarios para destituir al Almirante– para comprobar si las quejas de los colonos eran verdaderas y actuar en consecuencia.

Según recoge la investigadora del CSIC, algunos testigos del proceso cuentan que Colón «se negaba a repartir los alimentos guardados en los almacenes para poder revenderlos después a precios abusivos; que cuando paga algún suelo, lo hacía con esclavos; que exigía a los colonos que cogieran oro para él y sus hermanos; que requisaba a los cristianos los indios que tenían a su servicio para venderlos como esclavos en las plazas de la Isabela y de Santo Domingo, o para enviarlos a la Península». Y revela que en el Nuevo Mundo «se efectuaban subastas de esclavos, no sólo de indios, sino también de cristianos condenados por el Almirante a la esclavitud».

La caída de Cristóbal Colón

Cumpliendo con su misión, Bobadilla le sometió a un escrupuloso juicio y como resultado, el Almirante regresó a España encadenado y fue destituido de sus cargos de virrey de las Indias y gobernador. Todos los detalles de este juicio lo sabemos gracias al descubrimiento de un cuadernillo que contenía el texto del proceso a Colón entre los legajos del Archivo General de Simancas.

Un total de 35 folios escritos por ambas caras donde se recogen los testimonios de los 23 testigos que fueron llamados a declarar. Según Varela, este «precioso documento» ayuda a «reconstruir uno de los momentos más dramáticos de la vida de Colón y conocer de un modo directo la verdadera personalidad y la obra del Almirante».

Por ello, a pesar de que «condujo la gesta más notable de la historia de la humanidad», en palabras del hispanista Hugh Thomas, sus limitaciones le impidieron «asumir la grandeza humana y religiosa de su empresa», según advirtió el historiador francés Jean Dumont.

Los Reyes Católicos tenían muy claros sus objetivos en el Nuevo Mundo y para que no ocurriese lo mismo de nuevo, establecieron diferentes formas de control para vigilar la actuación de las autoridades y toda clase de funcionarios. España fue la «única potencia que hace una revisión jurídica y política de lo que está haciendo allí», subrayó Consuelo Martínez-Sicluna en un pequeño coloquio.