Lejos del honor y la gloria que una vez tuvo, el general corso moría el 5 de mayo de 1821 en la isla de Santa Elena, donde se encontraba recluido. Se dice que sus últimas palabras fueron «Francia, el Ejército, Josefina», dejando su último aliento para pronunciar lo que probablemente era más importante para él. Aunque existen otras dos versiones. En una, se dice que Napoleón dijo: «Francia, mi hijo, el ejército», mientras que en la otra, sus últimas palabras fueron: “Me retiro estando al frente del ejército».