Reino Unido
'Drogas por pinchazo': las discotecas en Reino Unido advierten contra el nuevo método de los violadores
Esta es la nueva moda criminal mediante la que ladrones y violadores inyectan narcóticos a sus víctimas en vez de espolvoreárselos en la bebida
Desafortunadamente, la industria del ocio nocturno está acostumbrada desde hace décadas a lidiar con el peligro de drogas como la burudanga, polvo que anula la voluntad de la persona que la ingiere. Comúnmente usada por violadores y ladrones en discotecas, su método hasta ahora consistía en espolvorear la sustancia en las bebidas de sus víctimas. Sin embargo, en Reino Unido se ha puesto de moda inyectar droga con jeringuillas mientras las víctimas están distraídas.
«Llegué al pub a las nueve y a las diez y media ya estaba en casa e inconsciente», cuenta Holly, una estudiante de veterinaria británica. La joven explica a El Debate cómo le inyectaron una sustancia cuando se encontraba en Bristol.
«Mi amiga y yo nos sentamos en la barra, con una cerveza cada una. Apenas nos dio tiempo a tomárnosla; lo siguiente que recuerdo es estar medio inconsciente y despatarrada en el suelo del bar. Entonces no lo sabía, pero mi amiga había desaparecido y estaba inconsciente en el baño de mujeres».
Los empleados del bar, asumiendo erróneamente que Holly estaba demasiado borracha, la metieron en un taxi de vuelta a casa. La joven relata que pasó la noche vomitando, entre la lucidez y la inconsciencia.
A la mañana siguiente, un miembro del personal del bar se presentó en casa de Holly. Habían encontrado a su amiga desfallecida en el cuarto de baño, a la hora de cerrar. Traían información de diversos testimonios –siempre mujeres– que aseguraban que les habían inyectado algo cuando estaban desprevenidas. Debido a las capas de ropa y la atmosfera general del pub, ni Holly ni su amiga se percataron del pinchazo. «Había muchísima gente en el bar, sobre todo tíos, y no paraban de chocarse con nosotras», cuenta Holly.
«Vinieron los médicos y nos llevaron al hospital, estuvieron haciendo pruebas hasta las seis de la mañana del día siguiente. Tenían que cerciorarse de que todo estuviera bien», agradece Holly. También cuenta que, al despertar, encontró en su brazo un enorme hematoma, resultado de la inyección.
La experiencia de Holly es una más entre una creciente ola de ataques a jóvenes. Desde la reapertura en julio de 2021, las discotecas en Reino Unido han tenido que reforzar sus medidas de seguridad incluyendo hasta inspecciones de bolsos a la entrada, debido a la nueva y peligrosa vertiente criminal de inyectar sustancias inhibidoras o narcóticas. Los informes muestran que, a pesar de que este problema afecta tanto a hombres como a mujeres, son ellas las que suelen ser atacadas con más frecuencia.
Las autoridades creen que las drogas utilizadas en estos incidentes son las mismas que se utilizan en las bebidas, como Rohypnol (roofie) o Gamma Hydroxybutyrate (GHB), comúnmente conocidas como drogas para violaciones.
Según la organización Drink Aware, estas inyecciones pueden provocar pérdida del equilibrio, problemas visuales, náuseas y vómitos, confusión y pérdida del conocimiento.
En las últimas semanas, ha habido un incremento en «drogas por pinchazo» en las ciudades universitarias. A mediados de octubre, el distrito policial de Nottingham detuvo a un hombre como sospechoso de inyectarle algo en la pierna a una chica de 19 años. Tras el accidente «no pudo caminar durante un día entero».
La superintendente Kathryn Craner contó que «la detención forma parte de –sus– investigaciones de docenas de denuncias por inyección en toda la ciudad».
Asimismo, la policía de la ciudad de Sheffield tiene sobre la mesa tres investigaciones del mismo calibre y situación. La activista Lucy Nichols, presente en una manifestación en Manchester, tachó los sucesos de «epidemia de inyecciones».
La reciente crisis de seguridad ha inspirado el movimiento Girls Night In (Las chicas se quedan en casa), una campaña que busca boicotear las discotecas para concienciar del peligro hacia las mujeres. También ha compartido una petición para incrementar las medidas de protección en el ocio nocturno, que ya cuenta con 150.000 firmas.