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Pistola, foto de archivo

Pistola, foto de archivoAFP

Estados Unidos

El gran peligro de las 'pistolas fantasmas', ensambladas en casa con piezas clandestinas

Estados Unidos se enfrenta a una «epidemia» de armas caseras por un vacío legal

San Francisco, California, se ha convertido en la primera ciudad del mundo en prohibir la venta o compra de kits de construcción de armas caseros. Comúnmente denominadas 'pistolas fantasma', se venden pieza por pieza, completamente desmontadas; otros servicios permiten imprimirlas en 3D desde la comodidad del hogar.

Es un negocio que aprovecha el simple vacío legal federal de ciertos estados que alega que las partes sueltas no constituyen un arma de fuego. Por ello, se pueden vender por internet sin números de serie rastreables o inspecciones de antecedentes al comprador.

Las pistolas fantasmas se están perfilando rápidamente como el arma letal de acceso fácil para quienes la posesión o compra de armas de fuego está legalmente prohibida. El underground criminal depende desde hace décadas de armas robadas con números de serie borrados, pero las nuevas pistolas fantasma suponen una modernización en la era digital. Su uso es común en los estados costeros demócratas, cuyas leyes respecto a las armas de fuego son especialmente estrictas.

La epidemia de las pistolas fantasma

En agosto de 2021, la Fundación de Policía Nacional (NPF) publicó un informe detallando la proliferación de este nuevo método de venta de armas. Señalaba que las autoridades de ciudades alrededor de todo Estados Unidos habían confiscado un 51 % más de pistolas fantasma que el año anterior. También mostraba que la mayoría de las armas requisadas pertenecían a individuos que tenían prohibida su posesión.

«Estas pistolas terminan en manos de gente que jamás querrías ver armada», compartió Joyce Blaschke, portavoz del departamento policial de Santa Cruz. «Criminales y mafiosos».

La pesadilla se agudiza especialmente en California donde, según oficiales, en Los Ángeles, Oakland, San Diego y San Francisco, el incremento de armas caseras alcanza proporciones epidémicas. En los últimos 18 meses, las pistolas fantasma suman entre el 25 % y el 50 % de todas las armas confiscadas en escenas del crimen.

«Llevo 30 años en la profesión y nunca he visto nada parecido», comparte el teniente Paul Phillips, del departamento de policía de San Diego. Este octubre, la recién inaugurada Unidad para armas de construcción casera tenía ya requisadas 400 pistolas fantasmas, el doble de su cifra total en 2020.

Estas pistolas terminan en manos de gente que jamás querrías ver armadaJoyce Blaschke, portavoz del departamento policial de Santa Cruz

Pero las autoridades buscan entender el porqué de su rápida proliferación este último año, y encuentran una posible respuesta en la pandemia, el confinamiento, y los problemas de radicalización y salud mental que ha traído a la población.

Las pistolas fantasmas y su industria clandestina florecen gracias al vacío legal que permite su compra a criminales sin otra opción: las partes que constituyen el producto final se clasifican como «componentes», lo que significa que los clientes pueden adquirirlas sin necesidad de permisos ni inspecciones. Esto las convierte en un imán para personajes como criminales convictos, abusadores domésticos, personas con problemas psiquiátricos, y menores.

Un instrumento mortal

Tal es el caso de Max Mendoza, de 12 años, que se pegó un tiro sin querer durante una fiesta pijama entre amigos.

En la vecindad de Chula Vista, San Diego, el cadáver de Max apareció con una herida de bala visible. Sus familiares lo llevaron con rapidez a un hospital local, pero ya era tarde.

«Todo el mundo adoraba su sonrisa», lamentó su madre, Aida Mendoza, ante la cadena Fox News San Diego. «Era un niño con tan buen corazón».

Según la policía local, un amigo de Max, de 15 años, trajo una pistola a la quedada. Max «tuvo acceso al arma dentro de la residencia, y se disparó accidentalmente». Las autoridades aún buscan discernir las circunstancias de la tragedia, sin respuesta a las preguntas de cómo exactamente se mató Max, o de qué forma había adquirido el arma su amigo. Pero tienen claro que se trataba de una pistola fantasma, sin número de serie y relativamente fácil de comprar online.

Es una epidemia que afecta desproporcionadamente a los jóvenes. Hace dos años, un estudiante de 16 entró en un instituto de Los Ángeles, y asesinó a dos adolescentes. Iba armado con una pistola de calibre 45 semiautomática, ensamblada en su propia casa usando uno de los kits fantasma.

Mejorar la regulación

Celeste Perron, voluntaria de una asociación de madres que pide regular el mercado de armas estadounidense, señala la necesidad de un incremento en las inspecciones de historial de los compradores. «Si eres un ciudadano legal que puede pasar un chequeo de antecedentes, no hay razón por la que no puedas poseer una pistola», explica. «Si no puedes pasar esa inspección, no deberías tener armas».

Ya en abril, la Administración del presidente Joe Biden declaró que se ocuparía del problema de la venta de kits. En aquel momento, la cifra diaria de víctimas por pistola fantasma era de 316, con 106 muertos.

«La violencia armada en América cuesta 280 billones de dólares al año», contó Biden en su discurso del White House Rose Garden.

En mayo, el despacho de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF)del departamento de Justicia propuso una nueva serie de reglas que llenarían los vacíos legales que mantienen las pistolas fantasma sin regular. Las propuestas incluyen asignar números de serie a las partes individuales, a la vez que redefinen lo que constituye un marco de pistola y quien la compra.

El reportaje de la NPF se muestra pesimista frente a esta nueva normativa:

«La tasa de obediencia a las reglas de regulación es muy baja», declara. «En California, por ejemplo, aún no se ha llevado a cabo acción legal contra ninguna de las personas que no han registrado sus armas». 

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