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Manifestación en París contra las medidas anticovidAFP

La ansiedad sobre la identidad francesa planea sobre la carrera por la presidencia

La reciente polémica en torno al izado de la bandera europea en el Arco del Triunfo para conmemorar la presidencia temporal de la Unión Europea simboliza la omnipresencia del debate sobre la identidad francesa en la campaña de la elección presidencial.

El símbolo podría parecer a la altura del acontecimiento: Francia, uno de los motores del bloque, asumía el liderazgo por seis meses del Consejo de la UE por primera vez desde 2008. Sin embargo, la iniciativa chocó con los reproches de la derecha y la extrema derecha.

Todo ello en un contexto donde las preocupaciones sobre la identidad nacional y la historia de Francia están a flor de piel en una parte de la opinión pública preocupada por la integración europea, la migración y el cuestionamiento del pasado del país, especialmente el colonial.

Bajo el Arco del Triunfo, se encuentra la tumba del «soldado desconocido», muerto durante la Primera Guerra Mundial. Cada noche, se reaviva la «llama del recuerdo» para honrar a los muertos en combate.

Para la candidata de derecha Marine Le Pen, instalar la bandera europea en este monumento es un «atentado a la identidad» de la «patria» y un «insulto a los muertos» por Francia.

Al igual que Le Pen, el otro candidato de derecha, el expolemista Éric Zemmour, y el de izquierda, Jean-Luc Mélenchon, también criticaron la instalación de la bandera europea, a menos de 100 días de la presidencial.

«Yo creo que [el presidente] Emmanuel Macron tiene un problema con la historia de Francia», estimó por su parte Valérie Pécresse, candidata de centro derecha, que habría preferido ver ondear juntas las banderas francesa y europea, como durante la precedente presidencia de la UE, durante el mandato del conservador Nicolas Sarkozy.

La bandera desapareció rápidamente, menos de dos días después de su instalación. El gobierno francés aseguró, no obstante, haber respetado los tiempos previstos, algo de lo que la oposición duda.

Pasado idealizado

Un 66 % de los franceses considera que «la identidad de Francia está desapareciendo», según un sondeo de Ifop a principios de enero. Y un 82 % estima que «algunas personalidades políticas instrumentalizan los temas vinculados a la identidad».

Estos opinan además que las principales amenazas para su identidad son el «debilitamiento económico», «la desindustrialización» y «el desempleo».

Desde hace meses, Francia registra una serie de polémicas sobre su pasado, en ocasiones creadas por declaraciones del jefe de Estado centrista.

En abril, llamó a «deconstruir, en cierto modo», la «historia» de Francia para enfrentar mejor las consecuencias actuales como el racismo y la discriminación. Estas declaraciones causaron un gran revuelo en la derecha. Le Pen le reprochó sus «repetidos arrepentimientos».

«Las referencias históricas en la política francesa siempre se han producido, desde hace siglos. El debate político se alimenta de ellas permanentemente», apunta el politólogo Jean Garrigues.

Sin embargo, el experto subraya «una particularidad en esta precampaña» encarnada en la persona de Éric Zemmour, quien ha convertido «la referencia a la historia en el corazón de su argumentario».

El expolemista, que se presenta como el último adalid de una Francia idealizada que desaparece, aseguró así en varias ocasiones que el régimen de Vichy salvó a judíos, algo que rechazan los historiadores.

El programa de Éric Zemmour, que «exalta un pasado idealizado», es «reaccionario» y recuerda a los discursos de la «extrema derecha de principios del siglo XX», estima Garrigues.

Frente a una derecha que monopoliza el debate sobre la identidad nacional, «la izquierda guarda silencio» desde hace décadas, apunta el politólogo Pascal Perrineau.

En 2007, Sarkozy ya hacía campaña sobre este tema. Cuando llegó a la presidencia, creó un ministerio de la Inmigración, de la Integración, de la Identidad Nacional y del Desarrollo Solidario, muy criticado a la izquierda. En 2010, suprimió el apartado sobre la identidad.

«Es muy difícil saber dónde se sitúa Macron en este asunto», constata Perrineau. «En 2017, su electorado era mayoritariamente de izquierda. Actualmente, está en la derecha. Sabemos que se ha movido, pero ignoramos hasta dónde ha llegado».

En la izquierda, solo Mélenchon parece participar en el debate sobre la historia. De visita en diciembre en Guadalupe, una isla francesa en el Caribe que vivió un movimiento de protesta contra las medidas anticovid, el político criticó el «espíritu colonial» de las autoridades francesas.