La OTAN y Rusia admiten que el problema de Ucrania tiene difícil solución
Stoltenberg reconoció que existe «diferencias significativas» entre la OTAN y Rusia sobre la cuestión ucraniana
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, valoró el encuentro de hoy entre Rusia y la Alianza Atlántica en Bruselas sobre Ucrania y reconoció que existen «diferencias significativas» entre ambas partes.
«Existen diferencias significativas entre los aliados de la OTAN y Rusia en estos temas y las diferencias no serán fáciles de salvar, pero es una señal positiva que todos los aliados de la OTAN y Rusia se muestran sentados a la misma mesa», señaló Stoltenberg en declaraciones recogidas por AFP.
Stoltenberg repitió que la OTAN no hará concesiones a Rusia en asuntos esenciales y rechazó que Putin pueda tener capacidad de veto sobre los países que puedan entrar en la Alianza: «Ucrania es una nación soberana, tiene el derecho de defenderse. Y Ucrania no es una amenaza para Rusia. Es Rusia la agresora. Rusia ya ha usado la fuerza y continúa haciéndolo contra Ucrania», aseguró
Los intentos de desescalada en la frontera ucraniana, donde Rusia ha concentrado, y sigue concentrando, ingentes cantidades de material bélico con la amenaza de una invasión, vivieron hoy un segundo episodio en Bruselas en el encuentro entre Rusia y la OTAN.
Rusia ya mantuvo un primer diálogo oficial con Estados Unidos en Ginebra para tratar el tema de la desescalada en Ucrania y la seguridad en Europa. Un encuentro en el que ambas partes reiteraron sus exigencias, pero que finalizó sin avances.
El encuentro de hoy en Bruselas ha supuesto la reactivación del Consejo OTAN-Rusia, órgano consultivo instituido en 2002 y cuya última reunión se produjo en 2019.
Antes de viajar a Bruselas, el negociador ruso Alexander Grushko, declaró que con esta reunión llegaba «la hora de la verdad» de las relaciones entre Rusia y la OTAN con la vista puesta en la cuestión ucraniana.
El temor de los aliados de la OTAN era que la reunión de hoy se limitara a repetir la reunión del 10 de enero entre la subsecretaria estadounidense de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman, y el negociador ruso Sergei Riabkov.
En el encuentro entre Estados Unidos y Rusia se volvieron a poner sobre la mesa las cartas de las exigencias de una parte y otra. Rusia volvió a exigir que la OTAN no acepte en la Alianza ni a Ucrania ni a Georgia. Exigió también que los aliados no repitan maniobras frente a sus aguas y fronteras. Por último, reclamó que Ucrania renuncia a recuperar la península de Crimea, territorio que perdió frente a Rusia en 2014.
Por su parte, la negociadora estadounidense insistió en que cualquier decisión que afecte a la seguridad de Europa deberá tomarse junto con los países europeos. Además, rechazó cualquier injerencia rusa en las decisiones de la OTAN, que continuará con una política de «puertas abiertas» de cara a nuevos aliados.
Sherman lamentó que el negociador ruso no haya realizado ningún gesto que ayude a la desescalada, no explicó el motivo del despliegue de más de 100.000 soldados junto a la frontera ucraniana y no se comprometió a no invadir Ucrania.
Jen Psaki, portavoz de la Casa Blanca, valoró que «es demasiado pronto para decir si los rusos son serios o no en el camino diplomático, o si están listos para negociar en serio». Sobre las exigencias de Rusia a la OTAN se mostró inflexible: «La relación de la OTAN con Ucrania es un tema que sólo concierne a Ucrania y los 30 aliados de la OTAN, y no a otros países», dijo según AFP.
Mientras tanto, Rusia no solo parece dispuesta a replegarse, sino que ha desplazado más aviones y helicópteros de combate junto a la frontera ucraniana.