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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden

El presidente de Estados Unidos, Joe BidenAFP

Estados Unidos

La popularidad de Biden se desploma en medio de la decepción de su electorado

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, experimenta las horas más bajas de popularidad desde el comienzo de su mandato

La popularidad de Joe Biden entre el electorado estadounidense no ha sobrevivido a su primer año como presidente de Estados Unidos. Varias encuestas recientes coinciden en señalar un desplome de la aprobación del presidente demócrata.

Una encuesta de la Universidad de Quinnipiac señaló que la aprobación actual del presidente Biden llega solo al 33% del electorado, otra encuesta de Gallup sitúa la aprobación en el 43%. Una tercera encuesta, de News Hour, señala que el 55% de los estadounidenses no aprueba la gestión de Biden. Real Clear Politics sitúa la desaprobación del presidente en el 51% después de cruzar los datos de varias encuestas.

Son datos desastrosos para los demócratas cuando antes de alcanzar la mitad de legislatura, solo comparables al desplome de popularidad de Donald Trump cuando no llevaba ni media legislatura en la Casa Blanca tras los sucesos de Charlottesville, cuando una manifestación de supremacistas se saldó con un muerto y más de 15 heridos.

En el caso de Biden, su caída en las encuestas de popularidad se debe a varios factores: la caótica retirada de Afganistán, el bloqueo de la Ley de presupuestos, su fracaso al revertir la política migratoria de Trump o el descontrol de la pandemia de coronavirus.

Afganistán

El 15 de agosto de 2021, Kabul, capital de Afganistán, caía en poder de los talibanes 20 años después de la invasión estadounidense y tras una ofensiva relámpago que en pocos días llevó a los insurgentes a controlar todo el país.

Si bien es cierto que la salida de las tropas estadounidenses se decidió durante la administración Trump, quien realizó la negociación con los talibanes, y, también, si bien es cierto que el colapso de Afganistán se debió a la corrupción de su gobierno y de sus estructuras administrativas, que minaron sus capacidades para establecer un Estado efectivo, la imagen de la caótica salida de las tropas estadounidenses fue un golpe letal para la imagen de Joe Biden.

A pesar de que la Casa Blanca se esforzó por alejar las similitudes entre la retirada de Kabul y la de Saigón tras la guerra de Vietnam, las imágenes de helicópteros evacuando a personal estadounidense en la embajada en Kabul, y las masas de afganos ocupando la pista del aeropuerto para tratar de subir a un avión con destino a Estados Unidos o Europa, recordaban demasiado a las de 1975. El mensaje que el gobierno transmitió al pueblo estadounidense, y al mundo, con esas imágenes no podía ser peor: Estados Unidos había perdido su guerra más larga.

Política migratoria

«No vengáis a Estados Unidos». Con solo esa frase, la vicepresidenta Kamala Harris arruinó la gran promesa electoral del Partido Demócrata: revertir la polémica legislación de Donald Trump en materia de migración.

La frase la pronunció en Guatemala en junio de 2021 tras una reunión con el presidente Alejandro Giammattei, y estaba dirigida a las caravanas de migrantes centroamericanos que tratan de alcanzar la frontera entre México y Estados Unidos. Ese «no vengáis a Estados Unidos» recordaba demasiado al «quédense en México» de Donald Trump.

Sin embargo, la gran decepción del electorado demócrata en materia de política migratoria vino por los errores cometidos en el proceso de derogación del «Protocolo de Protección de Migrantes» (MPP) aprobado por Donald Trump.

Joe Biden eliminó el programa, pero un juez federal concluyó que el gobierno no había seguido el procedimiento apropiado y ordenó su reinstauración.

La Casa Blanca trató de maquillar este fracaso con la introducción de pautas humanitarias y exenciones por vulnerabilidad. Además, se preguntaría a los migrantes si temen ser perseguidos o torturados en México y se les proporcionaría representación legal antes de devolverlos al otro lado de la frontera.

Todo fue en vano. La noticia que trascendió es que Joe Biden resucitaba el polémico programa fronterizo de la era Trump.

Ley de gasto público

Otro fracaso que Biden no ha conseguido digerir bien ha sido el de la Ley de gasto público, un plan conocido como Build Back Better, con importantes medidas sociales. Una vez más, el plan se encontró con un escollo insalvable dentro, por otro lado, de las propias filas demócratas: la oposición del senador por Virginia Occidental, Joe Manchin.

Manchin se negó a respaldar la Ley en el Senado, donde Republicanos y Demócratas se reparten los escaños a partes iguales, por lo que solo el voto de calidad del presidente de la cámara podía desbloquear el empate. Pero la negativa de Manchin a respaldar el proyecto hizo imposible sacarlo adelante.

El senador por Virginia Occidental argumenta que con esa Ley el país asumiría «una deuda asombrosa de más de 29.000 millones de dólares» y una inflación dañina «para todo trabajador estadounidense».

Joe Manchin, asimismo, rechaza las medidas medioambientales incluidas en el plan y que perjudicarían gravemente intereses familiares en la industria del carbón en Virginia Occidental.

Pandemia de coronavirus

La gestión de la Casa Blanca de la nueva ola de coronavirus causada por la variante ómicron también ha causado hastío entre los estadounidenses. Estados Unidos está padeciendo la nueva ola de la pandemia con cifras récord de ingresos hospitalarios, más de 150.000, por COVID-19.

Estados Unidos está sufriendo las consecuencias de su baja tasa de vacunación, poco más del 60%, y la dificultad para aplicar medidas efectivas contra la pandemia. El pasado jueves 13 de enero, la Corte Suprema bloqueó el mandato de vacunación para empleados de grandes empresas decretado por Joe Biden y que permitirá vacunar a 84 millones de estadounidenses.

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