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El Debate en Kiev

Miedo y cansancio en Kiev: «Llevamos años en guerra»

La población de Kiev considera que este episodio es uno más de las tensiones entre Rusia y Ucrania

El escenario de Ucrania podría ser el de un rodaje de película: la localización perfecta para filmar una historia de guerra y paz. Pero ficción no es exactamente lo que sucede en las calles de Kiev. La preocupación existe aunque la población se divide entre los que piensan que esta tensión es un pulso entre políticos y aquellos convencidos de que están en el principio de una nueva guerra fría.

La tensión en el país aumenta minuto a minuto. El clima es gélido. La temperatura al aire libre desciende. Los rostros de hombres, mujeres y niños que caminan por las calles reflejan angustia y tensión. Cae la temperatura y caen las esperanzas de que es posible que todo siga igual, que no pase nada, que no se escuche ni se escape un tiro. Que no haya guerra.

La Khreschatyk St. donde está Chanel, sin clientes por el temor a una invasión rusaSol Macaluso

Las cosas están cambiando. Ahora hay demasiado movimiento, novedades que no presagian nada nuevo. En las embajadas de Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Canadá hacen las maletas. No son todos pero saber que parte del personal se va, que huye, significa que, de verdad, creen que todo puede estallar. Leer entre líneas de las informaciones que se publican es la práctica cotidiana de los ucranianos.

A simple vista pareciera que la vida sigue su curso en Kiev pero no es así: «Me iré del país en los próximos días porque temo por la seguridad de mis hijos», asegura Yakov. Propietario de un restaurante de comida autóctona, a sus 52 años y con dos niños adolescentes, no está dispuesto a asumir el riesgo de poner en peligro a su familia. Empezará de cero en cualquier otro lugar, donde puedan tener un presente y un futuro, al menos, sin guerra.

Los jóvenes son más escépticos. La mayoría de los que opinan, entre 20 y 30 años, aseguran que «esto está siendo exagerado por los medios de comunicación». Están convencidos de que «nada ocurrirá» y procuran mantener su rutina.

A Diana, manicura de 34 años, tampoco parece quitarle el sueño la amenaza de bombardeos si estalla la guerra. Está «tranquila» y, como su «familia, incluida la que vive en Rusia», asegura que no hay nada nuevo bajo el sol. «Las relaciones entre Rusia y Ucrania se han mantenido de la misma forma, por lo menos, durante los últimos 10 años».

La catedral de Sofía en Kiev, al caer la nocheSol Macaluso

Volodimir Zelenski, el presidente de Ucrania, afirma tener «todo bajo control» pero la realidad nos encontraría de frente a la salida del hotel, una vez más. Unos ciudadanos británicos se desesperaban. Tenían mucho miedo. ¿El motivo? «Estábamos en viaje de turismo y nos cancelaron los vuelos, prácticamente, sin previo aviso, sin explicaciones».

El grupo, de 10 hombres entre 50 y 60 años, asociaba la retirada de KLM, la aerolínea con la que tenían los pasajes a la alarma creada los días posteriores al anuncio de abandona de personal de las embajadas mencionadas. No entraron en pánico, pero su situación parecía entrar en un callejón sin salida. Buscaron ayuda en su Embajada, respuestas a preguntas que les facilitaran el camino para regresar a sus casas, pero se encontraron con la nada. Tampoco sus diplomáticos supieron tenderles la mano o facilitarles una vía de escape.

Ruegan con poder embarcar en un vuelo hoy mismo pero, en previsión, esbozan un plan B: «Estamos pensando en alquilar coches e irnos por tierra . Creo que Rusia atacará el país, no es casualidad que cancelen nuestro vuelo siendo británicos. Tengo miedo», confía uno de ellos. «No podemos permitirnos afrontar una situación tan dura lejos de nuestras familias, que están verdaderamente angustiados por lo que está sucediendo aquí», observa.

Ingleses atrapados en KievSol Macaluso

A la complicada situación de Matt, Danny y Mack, entre otros, se le suma la imposibilidad de conseguir dinero en efectivo.: «Fuimos a cambiar dinero después de enterarnos que debíamos estar aquí mas tiempo y nos dicen que ya no nos cambian euros».

La situación es estremecedora. Todo se complica minuto a minuto. El presente recupera el pasado y la herida abierta en 2014 supura. Todos coinciden, la masacre ocurrida en la capital aquel año no puede volver a repetirse. Oskar, trabajador de la construcción, teme que la guerra se desate «en cualquier momento». Otros, aseguran que llevan años viviendo en guerra, que forma parte de su historia vivir así pero desde abril pasado comenzó a sentirse más cerca: «He vivido en Ucrania toda mi vida, y esto que está sucediendo ahora es lo más cerca que hemos estado de una guerra en los últimos 8 años», asegura Marko Ruvstof, transportista de alimentos de una importante cadena de supermercados local.

Ucraniana con móvil camina por KievSol Macaluso

Las próximas horas serán cruciales para el futuro y la soberanía de Ucrania. Las declaraciones de presidentes de países miembros de la Unión Europea, las del secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, las del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg... Todas, apuntan en una misma dirección: tendemos la mano de la diplomacia, pero estamos preparados para la guerra