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El presidente francés y presidente de turno de la UE Emmanuel MacronAFP

El Cuarteto de Normandía: el clavo ardiendo al que se agarra la UE en Ucrania

A la Unión Europea le está costando adoptar una posición común en la crisis ucraniana. Más allá de las declaraciones de respaldo a las posibles sanciones estadounidenses a Rusia en caso de agresión a Ucrania, los países europeos están en un segundo plano, perdidos en contradicciones y dudas.

Como prueba, la tibieza de Alemania a la hora de mostrar su respaldo a Ucrania, sus reticencias a proporcionar armamento al Ejército ucraniano y sus llamamientos a moderar las sanciones ante el riesgo de que sean contraproducentes para los Estados miembro.

El momento más bajo al que llegó Alemania en este sentido se produjo hace unos días, cuando el comandante de la Armada se vio obligado a dimitir después de unas polémicas declaraciones en las que afirmaba que Crimea jamás volvería a ser ucraniana y que Alemania debería cooperar con Rusia.

«Lo que quiere Putin es respeto. Es fácil darle ese respeto que exige y que probablemente se merece», añadió el jefe de la Armada alemana Kay-Achim Schönbach.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, que este semestre también ostenta la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea, trata de recuperar la iniciativa diplomática de la Unión Europea ante la cuestión ucraniana.

Este viernes ha mantenido una conversación telefónica con Vladimir Putin en la que ambos mandatarios han intentado buscar una salida a la crisis. Sin embargo, Putin compartió con Macron su decepción por no haber recibido por parte de Estados Unidos y de la OTAN una respuesta a sus principales preocupaciones, principalmente, la garantía de que la Alianza Atlántica no se expandirá hacia Ucrania y Georgia.

Los planes de Macron pasan por recuperar el foro del Cuarteto de Normandía, que se reunió por primera vez en 2014 y que permitió alcanzar los Acuerdos de Minsk que pusieron fin a la guerra del Donbás que provocó más de 13.000 muertos.

El Cuarteto volvió a reunirse en París el pasado miércoles 26 de enero con un encuentro de los consejeros diplomáticos de los cuatro países que lo conforman: Francia, Alemania, Ucrania y Rusia.

Pero ¿qué es el Cuarteto de Normandía? Su nombre se adoptó por haber celebrado su primera reunión en el castillo de Bénouville, en Normandía, durante los actos de conmemoración del 70º aniversario del desembarco de las tropas aliadas durante la II Guerra Mundial.

El Cuarteto fue un gran éxito diplomático de Europa y, por eso, Macron quiere recurrir a este foro para recuperar la iniciativa.

En el Cuarteto de Normandía se negociaron y adoptaron los Acuerdos de Minsk, en 2014 y 2015, que posteriormente se aprobaron en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En el primer Acuerdo de Minsk, suscrito en 2014, se aprobó un protocolo para solucionar el conflicto de la región separatista del Donbás, conformada por las autoproclamadas repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk.

Estos dos territorios ucranianos declararon su independencia después de que Rusia anexionara la península de Crimea. Ucrania intentó recuperar el control de estos territorios de la región oriental del Donbás mediante una operación militar.

El apoyo de Rusia a los separatistas prorrusos les permitió resistir y mantenerse al margen del control de Kiev.

En el protocolo de Minsk, Rusia y Ucrania acordaron desmilitarizar la región bajo supervisión de la OSCE. Ucrania se comprometió a otorgar una amplia autonomía a las regiones de Donetsk y Lugansk; se crearía una zona de seguridad desmilitarizada entre Ucrania y Rusia y, por último, Ucrania aceptaba desmantelar las milicias anti rusas en su territorio y convocar nuevas elecciones.

Estos Acuerdos de Minsk no fueron efectivos ante las continuas violaciones por ambas partes. Por ello, el Cuarteto de Normandía impulsó en 2015 unos nuevos Acuerdos de Minsk.

En ellos, ambas partes se comprometían a adoptar un alto el fuego inmediato con la retirada de armamento pesado de la zona de conflicto. Ucrania aceptaba elaborar una ley electoral específica para las regiones prorrusas y Rusia se comprometía a ceder el control de la frontera a Ucrania. Asimismo, Kiev iniciaría un proceso de descentralización del Estado.

Sin embargo, Rusia ha acusado a Ucrania de volver a incumplir los Acuerdos de Minsk II. Con esa excusa, y con el argumento de los supuestos planes de la OTAN de admitir a Ucrania en la Alianza, Rusia inició la escalada bélica con la concentración de más de 100.000 soldados en la frontera ruso-ucraniana.

Entre las exigencias de Rusia para iniciar la desescalada destacan dos: el compromiso vinculante de la OTAN de no expandirse por Ucrania y Georgia, y el cumplimiento por parte de Kiev de los Acuerdos de Minsk.

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