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Karla Faye Tucker, la asesina que tenía orgasmos al matar

Karla Faye Tucker, la asesina que tenía orgasmos al matarWikipedia

Historia de un crimen

Karla Faye Tucker, la asesina de Texas que tenía orgasmos al matar

Karla Faye Tucker cometió su primer asesinato el 13 de junio de 1983. Tenía solo 23 años, y se había juntado con malas compañías. Su novio y los amigos de él eran moteros en Houston, Texas, acostumbrados a una vida de drogas y alcohol. Al finalizar un fin de semana, borracho de narcóticos, Tucker y su novio, Daniel Garrett, decidieron robar la moto de un conocido. Durante la noche de aquel lunes, la pareja se coló en la casa de Jerry Lynn Dean, dispuestos a hacerse con aquella motocicleta. Pero cuando Dean se resistió, Tucker, armada con un piolet, asestó una serie de golpes mortales al dueño de la casa.

Más tarde, en la comisaría, la mujer confesaría a los agentes de Policía que disfrutó tanto del asesinato que llegó a tener un orgasmo.

Jerry Lynn Dean no fue la única víctima mortal aquella noche; tras matarlo en su dormitorio, Tucker se fijó en la mujer escondida bajo las sábanas. Era Deborah Thornton, amante del muerto. En busca de un nuevo clímax, Karla se lanzó hacia ella y hundió el piolet en su corazón, repetidamente, hasta acabar con su vida.

La autopsia posterior señaló que Jerry murió con 28 heridas por apuñalamiento y una fractura craneal. Deborah tenía otras tantas, tanto en el pecho como en la cabeza. A la mañana siguiente, los compañeros de trabajo de Jerry descubrieron los dos cuerpos ensangrentados: la policía arrestaría a Garrett y a Tucker cinco semanas más tarde.

En septiembre de aquel año, la pareja fue a juicio. Tucker se declaró inocente, pero la condenaron igualmente, a muerte.

Una infancia complicada

La infancia de Karla Faye Tucker fue perturbadora. El matrimonio de sus padres no funcionaba, y la niña empezó a fumar tabaco con sus hermanas mayores a la temprana edad de ocho años. Las cosas no hicieron más que complicarse cuando, durante el proceso de divorcio de sus padres, se demostró que el nacimiento de Karla había sido fruto de un adulterio.

Al cumplir los 12 años, Karla ya estaba teniendo relaciones sexuales y tomando drogas con regularidad. A los 14, abandonó el colegio, y se convirtió, junto a su madre, en groupie para bandas como los Eagles. De ahí solo hizo falta un paso para caer en la prostitución.

El asesinato de Jerry Lynn Dean

Karla Faye Tucker tenía 21 años cuando conoció al que sería su novio, Daniel Garrett, un motero de 35. Dos años más tarde, llevaron a cabo juntos el crimen que definió sus vidas; el robo y asesinato a Jerry Lynn Dean.

Se colaron en su apartamento de madrugada, un lunes de junio. Entraron en su dormitorio con sigilo, disfrutando de la situación, recuperándose de un fin de semana abandonados en la droga. Inmediatamente, Karla se sentó encima de Jerry Dean. Este, en un intento por defenderse, sujetó los codos de la intrusa. Fue su error mortal; el novio intervino. Valiéndose de un martillo que encontró en el suelo, Daniel Garrett golpeó al dueño de la casa en la cabeza. Después, salió del cuarto para seguir cargando las piezas de la moto robada en su coche.

Pero Daniel había zurrado a Jerry Dean con tanta fuerza que no podía dejar de gorgotear. El ruido molestó a Karla Faye Tucker, que decidió usar un piolet para acallar a Dean. Empezó a acuchillar a la víctima, y ya no paró hasta matarlo.

Entonces descubrió a Deborah Thornton, la amante del muerto. Tucker no quería testigos, y decidió matarla sin más miramientos. Le asestó cuchilladas hasta que dejó de respirar, y, durante la interrogación policial posterior, presumió de haber experimentado orgasmos múltiples con cada golpe del piolet.

La ejecución y el perdón

Tras 14 años encarcelada, Karla Faye Tucker fue ejecutada el 3 de febrero de 1998. Como último almuerzo, había pedido un plátano, un melocotón, y una simple ensalada.

Durante sus años en prisión, Tucker descubrió a Dios, y se convirtió al Cristianismo. Por eso, sus últimas palabras antes de morir fueron sorprendentemente hermosas:

«Me gustaría deciros a todos, a la familia Thornton, y a la familia de Jerry Dean, que lo siento muchísimo. Espero que Dios os traiga paz con [mi muerte]. […] Voy a encontrarme con Jesús ahora. Os quiero a todos. Os veré a todos cuando lleguéis allí. Os esperaré», recitó, emotiva.

Al recibir la dosis letal por inyección, Karla Faye Tucker alabó a Jesús, miró hacia el techo, y tarareó una canción. Murió con una sonrisa en la cara, con la esperanza de que su crímen, el asesinato de dos personas, le fuera perdonado en la otra vida.

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