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Serguei LavrovAFP

Guerra Ucrania Rusia

Rusia y Ucrania se estancan en Turquía

Los ministros de Exteriores de ambos países ni siquiera logran un acuerdo para abrir un corredor humanitario en Mariúpol

La ventana de esperanza, o resquicio, para la paz se torno en suave portazo. Serguéi Lavrov y Dmytro Kuleba, ministros de Exteriores de Rusia y Ucrania respectivamente, no lograron siquiera un acuerdo de mínimos para establecer una tregua o al menos, una zona de exclusión para evacuar a la población.

«Vine con un objetivo humanitario. Abrir un corredor para la gente que quiere salir de Mariúpol que es el lugar más crítico. Desafortunadamente, el ministro Lavrov no estaba en posición de comprometerse», lamentó Kuleba tras advertir que la zona sigue «bombardeada desde el aire y con artillería». El ucraniano reconoció: «Mencionamos la posibilidad de un alto el fuego pero no hubo avances en ese sentido». La única noticia prometedora de este encuentro fue que junto con Lavrov, «acordamos proseguir las negociaciones en este formato».

El titular de Exteriores ruso manifestó su voluntad de seguir negociando pero insistió en que el escenario adecuado no era Turquía. «La conversación de hoy -aseguró- ha confirmado que esta vía no tiene alternativa» y que las reuniones deberán ser en Bielorrusia.

Los hombres de confianza de los presidentes y ministros de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov y Dmytro Kuleba protagonizaron el primer acercamiento diplomático de envergadura, en estos quince días de guerra. En el balneario de Antalya (sur del país) su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu, ejerció de mediador en unas discusiones que no llegaron a buen puerto. La reunión «fácil y difícil ala vez», en palabras del ucraniano

La conversación no fue fácil tras el destrozo del hospital donde murió una niña y otras dos personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que no se trató de un hecho aislado, los ataques a ambulancias, sanatorios y hospitales de las fuerzas rusas, desde el 24 de febrero, fueron 18 y como resultado de los mismos, al menos, murieron 10 personas y 16 resultaron heridas.

Las acusaciones y denuncias de crímenes de lesa humanidad contra Vladimir Putin anticipan que el ex espía del KGB, tiene un futuro complicado para moverse libremente por el mundo. La decisión de Moscú, pese a sentarse en esta mesa negociación turca, de insistir con los ataques no genera un clima de confianza ni sugiere buena voluntad.

El Estado Mayor de Ucrania recordó que Rusia no renuncia a su «operación ofensiva» de asedio a Kiev y a otros enclaves como Izium, Petrovo, Hrushuvakha, Sumy, Ojtirka. Tampoco a los avances de las regiones de la separatista Donetsk y Zaporiyia, donde tiene bajo su control la central nuclear más potente de Europa y la novena del mundo.

El ministro Kuleba aseguró la víspera que haría todo lo posible para que las conversaciones de hoy «sean lo más eficaces posible», aunque admitió que su esperanza era «limitada». No se equivocó aunque no está todo perdido y ahora las esperanzas están en la próxima cita.

La frustración de cualquier modo estuvo y estará presente en las rondas de negociaciones previas en la frontera con Bielorrusia donde los avances logrados fueron más simbólicos que ejecutivos. No obstante, Volodimir Zelenski se mostró abierto a llegar acuerdos sobre el estatus de los territorios separatistas prorrusos del Donbás y a aparcar, como exige Putin, su deseo de meter a Ucrania en la OTAN.

roban lo que pueden para abastecerse»Volodimir, ucraniano testigo del asedio ruso

La fuerza de la palabra en Turquía tiene una oportunidad mientras las balas silban y las bombas se desploman en Ucrania. La resistencia de la población dificulta el avance ruso y las tropas empiezan a sentir la escasez de alimentos y combustible en un territorio hostil en el que tienen que soportar temperaturas bajo cero. «Disparan para asustar a la gente y forzarla a quedarse en casa, roban lo que pueden para abastecerse», asegura Volodimir a los periodistas de AFP, Dmitry Zaks y Dave Clark, que vive cerca de Brovary.

El jefe militar de la región de Sumy, Dmytro Jivitsky, indicó que dos mujeres y un niño de 13 años murieron en un bombardeo nocturno en Velyka Pysarivka. También señaló que hoy se abrirían tres corredores para evacuar civiles de la zona hacia la ciudad de Poltava aunque todo se pone en duda en vista de las experiencias anteriores, de violación de esa zona.

Rusia y Ucrania acordaron ayer treguas temporales para permitir la salida de los civiles atrapados en zona de combate. Según el presidente Zelenski, al menos 35.000 personas fueron evacuadas de Sumy, Energodar y de la periferia de Kiev.

Reacciones internacionales

Las reacciones internacionales se suceden ante la política de tierra arrasada desplegada por orden de Vladimir Putin. La Casa Blanca fustigó el uso «bárbaro» de la fuerza contra civiles, el primer ministro británico, Boris Johnson, denunció un ataque «inmoral» y la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió «el cese inmediato» de los ataques a las instalaciones de salud. según informa AFP. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zajarova, afirmó, sin negar el ataque, que los «batallones nacionalistas» ucranianos habían evacuado al personal y a los pacientes y que los desplegó en el sitio en posiciones de tiro.

Según la alcaldía de Mariúpol, desde el inicio del asedio ruso de esta ciudad, hace nueve días, murieron más de 1.200 civiles. En su último balance, la ONU estimó que 516 civiles murieron y más de 800 resultaron heridos en la invasión de Ucrania, que también provocó el éxodo de más de dos millones y medio de personas.

Desde el inicio de la invasión, Estados Unidos y sus socios de la OTAN ayudan a Kiev pero evitan implicarse directamente en una guerra que de extenderse podría acabar con Europa. La última prueba de esto la dio Washington al rechazar definitivamente la oferta de Polonia para hacer llegar aviones de combate a las tropas ucranianas. En simultáneo, la Cámara de Representantes de Estados Unidos adoptó un nuevo presupuesto federal que incluye una ayuda de casi 14.000 millones de dólares para Ucrania.

El texto, que incluye un componente económico y humanitario, pero además armas y municiones para Kiev, debe ser votado ahora en el Senado antes de ser promulgado por el presidente Joe Biden. El Fondo Monetario Internacional también aprobó el miércoles una ayuda de urgencia de 1.400 millones de dólares para Ucrania.