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El presidente Gabriel Boric y su pareja Irina Karamanos, a su llegada al Palacio de la MonedaPresidencia de Chile

El primer día del presidente Boric y la realidad de Chile

La primera medida fue eliminar la aplicación de la ley de Seguridad Interior, en 139 procesos judiciales, tras el estallido del 18 de octubre de 2019

Con algunos visitantes extranjeros, entre los cuales destacó el Rey Felipe VI, más no sus acompañantes, tuvo lugar en Chile el cambio de mando presidencial. También estuvo presente una delegación de Argentina, con las ya arcaicas madres de la Plaza de Mayo.

La delegación de los Estados Unidos la componían funcionarios de tercer nivel y no estuvieron presentes funcionarios relevantes de países desarrollados. La primera medida tomada por el nuevo gobierno, fue eliminar la aplicación de la ley de Seguridad Interior del Estado en 139 procesos judiciales en contra de terroristas, tras el estallido delictual que se inició el 18 de octubre de 2019.

El Presidente Boric, inició su gobierno rindiendo homenaje al marxista Salvador Allende, responsable de la profunda crisis política y económica sufrida por los chilenos entre 1970 y 1973. Allende expropió las empresas y los campos y llevó a Chile a una funesta alianza con la ex Unión Soviética y con la Cuba castrista.

Chile se quedó sin alimentos y se destruyó el aparato productivo. Lo más grave, es que se destruyó la convivencia entre los chilenos, obligando a las Fuerzas Armadas a intervenir en Septiembre de 1973. Lamentablemente, Boric y sus aliados comunistas en el nuevo gobierno, padecen de amnesia y los niños que lo acompañan en su aventura reivindican la validez de postulados fracasados en todo el mundo.

Chile enfrentará en los próximos meses problemas complejos, cuyos responsables de su solución ya habitan en el Palacio de la Moneda. El partido comunista es parte de este «equipo de estrellas», quienes avalados por el respaldo popular, inician un camino hacia la igualdad, el feminismo, la inclusión y todos aquellos términos de moda que traen votos, pero no siempre bienestar para los más pobres. Quienes vivimos el nefasto gobierno de Salvador Allende hace 50 años, percibimos que en Chile se repite la historia, ahora protagonizada por un joven carismático de tan solo 36 años - sin experiencia en el mundo real - quien tendrá que mostrar en la cancha la realidad o la fantasía de su discurso.

El nuevo Chile con casi dos millones de inmigrantes y cientos de miles de «nuevos ciudadanos originarios», genera en paralelo una nueva Constitución indigenista y plurinacional, al más puro estilo boliviano y venezolano, en donde nuevas quimeras quedarán plasmadas en un texto repleto de falacias y de sueños inalcanzables en este mundo terrenal, en el que las necesidades son infinitas y los recursos escasos.

Aunque a los de extrema izquierda que hoy gobiernan Chile no les gusta que se lo recuerden, los países hay que gestionarlos y eso se hace con personas preparadas y aptas para llevar adelante tareas concretas, no con compañeros de lucha ideologizados. Los errores del los gobiernos terminan afectando a los más necesitados. Dios proteja a Chile.