Y el periodismo de guerra se hizo adulto
William Howard Russell conmocionó Inglaterra con sus crónicas de la guerra de Crimea publicadas en The Times
Un reportero y un operador de cámara han fallecido desde que comenzó la invasión en Ucrania. Brent Renaud y Yevhenii Sakun son dos nuevos caídos de esa «tribu desdichada» que forman, como definía William Howard Russell, los periodistas que se enfrentan a lo más inhumano de lo humano y cuya especialidad periodística se hizo adulta en otro conflicto en las mismas tierras hace más de 150 años, la guerra de Crimea (1853-1856).
La figura del corresponsal de guerra moderno nació en España durante la primera Guerra Carlista de la mano de Charles Lewis Gruneisen, del Morning Post, que a punto estuvo de ser fusilado por espía. Sin embargo, el reporterismo de guerra se hizo adulto en la Guerra de Crimea a través de las crónicas que escribió William Howard Russell para los lectores de The Times.
Billy Russell, «el primero y más grande de los corresponsales de guerra», como recuerda una placa en la Catedral de San Pablo de Londres, se labró su fama por su denuncia de la situación precaria que vivían los soldados británicos y por crónicas como La Brigada Ligera acude a su cita de su muerte en Sebastopol, uno de los actos más heroicos de las armas inglesas.
Billy Russell viajó al teatro de operaciones acompañado de un fotógrafo. No sería el único. Nicholas Augustus Woods cubrió la guerra para The Morning Herald, si bien no tuvo el acierto del reportero irlandés. El periodista de The Times puso en práctica su experiencia anterior como periodista de política y tribunales para plasmar en sus despachos la incompetencia de los mandos británicos. Sabía bien los efectos que sus crónicas tendrían en retaguardia.
Ese fue su acierto. Porque en contra del mito, Russell vio muy poco de la guerra y no acompañó a las tropas a primera línea. Sus despachos se basaron en lo que le contaban mandos y tropa y su genio periodístico. Pero sus estampas de la guerra ocasionaron una auténtica conmoción en Londres. Los británicos no perdonaron al Gobierno la triste situación de la tropa inglesa, diezmada por las enfermedades y casi sin suministros, como contaba el reportero de The Times. En 1855 el primer ministro, George Hamilton-Gordon, hubo de dimitir. El Ministerio de Guerra, por su parte, sentaría las bases de los servicios sanitarios modernos.
Su trabajo no terminó en Crimea. Siguió informando de otros conflictos, como en la Guerra de Secesión estadounidense (1861-65), Austro-Prusiana (1866), Franco-Prusiana (1870) y Sudafricana (1879). Russell acabó por ser un auténtico mito entre el público británico en unos momentos donde despegaba la prensa de masas. Su figura generaría esa áurea romántica que ha acompañado a la «La brigada bohemia», como gustaba decir Manuel Leguineche, uno de los más destacados corresponsales españoles, fallecido en 2014.
Con anterioridad a Gruneisen y Billy Russell existieron «protocorresponsales» de guerra en las guerras napoleónicas, como Henry Crabb Robinson, de The Times, que estuvo en España durante el primer año de la Guerra de la Independencia, o Peter Finnerty, que cubrió para The Morning Chronicle la desastrosa campaña de Walcheren en 1809 y acabó en la cárcel por sus trifulcas con Lord Castlereagh, secretario de guerra.
Ninguno de ellos fue como Gruneisen o Russell, verdaderos pioneros de una de las más peligrosas especialidades del periodismo. La guerra de Ucrania se ha llevado la vida por delante de dos periodistas. Otros se juegan la vida a diario en el mismo conflicto o en otros que parecen hoy olvidados. Recordemos que el año pasado David Beriain y Roberto Fraile fueron asesinados en Burkina Faso mientras grababan un reportaje.
- Elías Durán de Porras es decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU cardenal Herrera