Rusia y China, atadas «sin límite» por el pacto que se fraguó en Pekín
Suscrito poco antes de la invasión a Ucrania, el documento afirma que «la amistad entre ambos países no tiene áreas 'prohibidas' de cooperación»
El pacto es de enorme relevancia pero en su día, el 4 de febrero, se interpretó como una acuerdo más sin percibirse lo que había entre líneas. Fechado en Pekín, el mismo día de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, anticipa el frente común de ambas potencias para tratar de imponer su hegemonía en el mundo y al estilo oriental, refleja la tolerancia de Xi Jinping a la invasión de Ucrania.
La página web del Kremlin lo conserva y es de libre acceso. Se trata de la «Declaración conjunta de la Federación Rusa y la República Popular China sobre las relaciones internacionales que entran en una nueva era y el desarrollo global sostenible».
El texto se compone de una declaración de intenciones inicial y de los cuatro puntos que alcanzaron las partes (Rusia y China). En la primera, a modo de preludio, afirman: «el mundo está experimentando cambios trascendentales y la humanidad está entrando en una nueva era de rápidos desarrollos y profundas transformaciones». A renglón seguido, Xi Jinping y Vladimir Putin, advierten: «la comunidad internacional muestra una creciente demanda de liderazgo». La respuesta podía ser previsible: ambos países se presentan como alternativa de liderazgo para el desarrollo de un nuevo orden mundial.
La forma en que se repite la historia
La música y la letra de este documento no resultan totalmente desconocidas. Algunas «notas» recuerdan a aquel pacto entre la Alemania nazi y la Unión soviética que el 19 de agosto de 1939 firmaron Von Ribbentrop y Molotov en Moscú, en nombre de sus gobiernos. En aquella ocasión, se hizo un acuerdo económico en el que Alemania aportaría productos manufacturados a cambio de materias primas soviética.
En el mismo documento, se acordó un periodo de «no agresión» por diez años. Esta segunda parte se firmó el 23 de agosto de 1939 con un «protocolo secreto» donde «las partes» establecían un nuevo «orden mundial» que les permitiría la invasión y ocupación de Polonia y los países bálticos. Entonces, se alzó una hegemonía oscura que fracturó a Europa.
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En la primera de sus partes, China y Rusia, se declaran paladines de «la democracia» pero, tal vez, de esa «democracia» que reinó hace unos años en la República Democrática Alemana en lo que fue, «el Berlín Oriental».
Larga tradición democrática de Rusia y China
En el documento, aun con numerosos eufemismos, Rusia y China dejan claro cual es su concepto: «la democracia es un medio de participación de los ciudadanos en el gobierno de su país con vistas a mejorar el bienestar de la población y aplicar el principio del gobierno popular». Tras esto se reafirman «como potencias mundiales con un rico patrimonio cultural e histórico de larga tradición democrática». No cabe decir mucho más.
En alusión a Occidente le acusan de «imponer sus propias «normas democráticas» a otros países, de monopolizar el derecho a evaluar el nivel de cumplimiento de los criterios democráticos, de trazar líneas divisorias basadas en la ideología, incluso estableciendo bloques exclusivos y alianzas de conveniencia … que socavan la estabilidad del orden mundial».
En el segundo apartado afirman que «la pandemia» es un serio desafío y proponen «intensificar la cooperación práctica entre la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y China en diversos ámbitos y promover una mayor interconexión entre las regiones de Asia-Pacífico y Eurasia», para una Gran Asociación Euroasiática.
Todo esto tiene claras reminiscencias de la profética novela de Orwell 1984 donde la hegemonía mundial quedaba dividida entre: Oceanía, Eurasia y Eastasia (ahora: Occidente, Rusia y China). En esta parte el documento Rusia «se congratula del trabajo realizado conjuntamente por China y la OMS» (a pesar de la opacidad con que se expandió la pandemia).
Firme apoyo mutuo a la protección de sus intereses fundamentales
Pero el tercer apartado es el más esclarecedor: trata de los problemas de seguridad internacional y deja claro que «las partes reafirman su firme apoyo mutuo a la protección de sus intereses fundamentales, la soberanía estatal y la integridad territorial, y se oponen a la injerencia de fuerzas externas en sus asuntos internos».
Rusia se opone a cualquier forma de independencia de Taiwán
Aquí encontramos un punto de gran interés: «La parte rusa reafirma su apoyo al principio de una sola China, confirma que Taiwán es una parte inalienable de China y se opone a cualquier forma de independencia de Taiwán». Atentos a este punto acerca de Taiwán.
Y dice más: «Rusia y China se oponen a los intentos de fuerzas externas de socavar la seguridad y la estabilidad en sus regiones adyacentes comunes, tienen la intención de contrarrestar la injerencia de fuerzas externas en los asuntos internos de países soberanos bajo cualquier pretexto».
No a la ampliación de la OTAN
Otro punto muy decisivo es este: «Las partes se oponen a una nueva ampliación de la OTAN y hacen un llamamiento a la Alianza del Atlántico Norte para que abandone sus planteamientos ideologizados de la Guerra Fría, respete la soberanía, la seguridad y los intereses de otros países, la diversidad de sus antecedentes civilizaciones, culturales e históricos».
¿Se entiende ahora? Y aquí viene su gran afirmación de abrir un nuevo bloque: «Rusia y China han realizado esfuerzos constantes para construir un sistema de seguridad equitativo, abierto e inclusivo en la región de Asia-Pacífico que no esté dirigido contra terceros países y que promueva la paz, la estabilidad y la prosperidad».
Xi Jinping y Vladimir Putin «piden a Estados Unidos que responda positivamente a la iniciativa rusa y abandone sus planes de desplegar misiles terrestres de alcance intermedio y de menor alcance en la región de Asia-Pacífico y en Europa». «La parte china simpatiza y apoya las propuestas presentadas por la Federación Rusa para crear garantías de seguridad jurídicamente vinculantes a largo plazo en Europa».
Estas tres afirmaciones ilustran adecuadamente el estado de cosas hoy.
Por si fuera poco, la cuarta y última parte de la declaración también tiene miga: «La parte rusa señala la importancia del concepto de construcción de una «comunidad de destino común para la humanidad» propuesto por la parte china para garantizar una mayor solidaridad de la comunidad internacional y la consolidación de los esfuerzos para responder a los desafíos comunes». China « simpatiza y apoya las propuestas presentadas por la Federación Rusa para crear garantías de seguridad, jurídicamente vinculantes, a largo plazo, en Europa».
Y concluyen: «la amistad entre los dos Estados no tiene límites, no hay áreas 'prohibidas' de cooperación, el fortalecimiento de la cooperación estratégica bilateral no está dirigido contra terceros países ni se ve afectado por el cambiante entorno internacional y los cambios circunstanciales en terceros países». Excusatio non petita...
Ahora, ¿entienden mejor lo que nos está pasando? Yo por lo menos sí. Una nueva hegemonía se abre camino. Un nuevo orden mundial.