México
¿Qué es el referéndum revocatorio que AMLO organiza este domingo y por qué es tan polémico?
Miles de manifestantes salieron a las calles de varias ciudades este domingo para protestar contra una consulta que perciben como una maniobra del presidente para afianzarse en el poder
Miles de opositores del presidente Andrés Manuel López Obrador, marcharon este domingo por diversas ciudades de México en protesta por la polémica consulta de revocación de mandato. Convocado para el 10 de abril, este plebiscito llamará a la ciudadanía a las urnas para decidir sobre la permanencia del mandatario en el poder hasta las elecciones de 2024.
Con la consigna «¡Terminas y te vas!» como nombre de la marcha y también como principal reclamo, unas 2.000 personas, en su mayoría vestidas de blanco, caminaron en la Ciudad de México (y en otras como Querétaro, Veracruz, Toluca, Guadalajara, León y Monterrey).
El mensaje central fue el de advertir acerca del inédito ejercicio de participación directa del próximo domingo, aprobado en 2019 y percibido por la oposición como un intento del presidente de promover una «campaña permanente» para movilizar a sus bases.
Durante la marcha, los manifestantes salieron en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), organismo que se encargará de organizar la consulta, mediante las consignas «¡Yo defiendo al INE!» y «En defensa de la democracia».
La autoridad electoral mexicana enfrentó el reto de organizar la consulta con un presupuesto recortado por el Congreso, dominado por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Un presupuesto, por otra parte, sujeto a un plan de austeridad nacional propuesto por el presidente López Obrador y con la negativa de la Secretaría de Hacienda de otorgar más recursos.
Además de como una maniobra de López Obrador por «ratificarse» e «incrementar su popularidad» –actualmente de alrededor de un 60 %–, los críticos de la consulta la tachan de «gasto inútil», dado que hoy por hoy la posición del presidente a nivel interno no se encuentra en entredicho.
Democracia «participativa»
Por el contrario, el Gobierno promueve la campaña como «la primera demostración de democracia directa y participativa a nivel nacional» de la historia del país.
«Al pobre INE se lo va a acabar, va contra él, (y López Obrador) hace todo esto para ir contra el pueblo y seguir dominando al pueblo», señaló a Efe la contadora pública Lourdes Gómez, quien contó que asistió a la marcha porque «no estoy conforme con este gobierno».
En el desarrollo de esta iniciativa presidencial fueron constantes los choques de López Obrador con el INE por el presupuesto destinado a la consulta. Uno de los puntos más controvertidos de esa cuestión se ha centrado en torno a los cientos de anuncios espectaculares en los que aparece el presidente invitando a la consulta y que no se sabe por quién fueron sufragados.
Asimismo, se aprobó un decreto presidencial para que los funcionarios públicos pudieran manifestarse sobre el proceso, el cual fue declarado el pasado martes como «inaplicable» por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Pese a que el triunfo de López Obrador en la consulta está fuera de duda, no ocurre lo mismo con el índice de participación, que podría no alcanzar el mínimo requerido para que el resultado sea validado. Esto se debe tanto al desconocimiento de la ciudadanía en torno a la convocatoria como al desinterés que suscita.
No sería, de hecho, la primera vez: el pasado agosto, una consulta popular, también promovida por el mandatario, preguntó a los mexicanos si estaban a favor de que se enjuiciara a los expresidentes Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox –quien ha exhortado a los mexicanos a no acudir a la votación–, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. La iniciativa cosechó una participación de 7 %, muy lejos del 40 % exigido por la legislación mexicana para hacerla vinculante.
«No se trata de un mecanismo de control del poder, sino de uno que está permitiendo al gobierno aumentar su propaganda y su campaña en contra de las autoridades electorales. El uso de este mecanismo en distintos países latinoamericanos ha demostrado su inutilidad para fortalecer el control ciudadano del poder. Lejos de eso, suele convertirse en un instrumento plebiscitario que le da al titular del Ejecutivo, aún más poder al debilitar al resto de instituciones», escribió al respecto de la consulta Solange Márquez, columnista del diario El Universal.