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Elisa Lam, que murió con 21 años en el Hotel Cecil, en Los ÁngelesLos Ángeles Police Department

Historia de un crimen

La misteriosa muerte de Elisa Lam en el «maldito» Hotel Cecil

¿Ahogamiento, o asesinato? ¿Psicosis, o drogas? ¿Qué pasó cuando Elisa Lam desapareció en 2013?

Todo empezó con el agua. En 2013, el Hotel Cecil, Los Ángeles, no era ni mucho menos un establecimiento de lujo, pero cuando los grifos empezaron a supurar agua negra y de extraño sabor, varios huéspedes inundaron el mostrador de recepción con quejas.

Era 19 de febrero. Un empleado de mantenimiento subió hasta el tejado, con la intención de resolver el inconveniente del agua. Inspeccionó, con pereza, los cuatro tanques oxidados conectados a las cañerías del hotel. En las profundidades del último, yacía el cadáver de una joven, desnuda y boca arriba.

¿Cómo llegó Elisa Lam, turista, de 21 años, al fondo de un tanque de 3.000 litros de capacidad? ¿Cómo logró cerrar después la trampilla, único punto de acceso al interior de la cisterna? Preguntas sin respuesta del sospechoso ahogamiento accidental, que muchos aún consideran todavía más siniestro.

La desaparición de Elisa

Elisa Lam era una joven con problemas. Hija de inmigrantes, y enrolada en la prestigiosa universidad de British Columbia, se tomó unos meses para viajar por Estados Unidos y quizás encontrarse a si misma por el camino. Sufría severamente de trastorno de bipolaridad y depresión, y estaba medicada con cuatro tipos de pastillas diferentes.

Cuando Elisa llegó al Hotel Cecil, su comportamiento ya erraba. Dejaba notas agresivas para sus compañeras de habitación, escribía: «no vuelvas a entrar», «vete a casa». Se encerraba en el cuarto y pedía contraseñas imaginarias. La expulsaron de una sala de cine cuando le dio un ataque maniático. Y el 31 de enero, simplemente, desapareció.

Sus padres dejaron de recibir mensajes de la joven. Alertaron de inmediato al departamento policial de Los Ángeles, e iniciaron una investigación. Cuando interrogaron al personal del hotel, la mayoría dijo haber visto a Lam sola en todo momento. Los perros no encontraron su rastro. La próxima vez que nadie vería a la chica sería al fondo de un tanque de metal, más de dos semanas más tarde.

El video del ascensor

Era 13 de febrero, y Elisa Lam no daba señales de vida.

Como parte de la investigación, la Policía difundió un video, la grabación de una cámara de seguridad del hotel: pixeladas y borrosas, eran las últimas imágenes de Elisa.

Mostraban a la chica dentro de un ascensor, aparentemente sola, pero su actitud es perturbadora. Pulsa todos los botones de golpe, gesticula cómo si hablase con alguien invisible para la cámara. La cabina no se mueve, y Elisa espera. En cierto momento, abandona el ascensor, luego regresa. Tras un rato aguardando a que las puertas se cierren, desaparece por el pasillo.

Cuando se publicó, el video dio pie a un sinfín de teorías, por lo extraño del comportamiento de Elisa. Muchos pensaron que la chica intentaba, desesperada, que la cabina del ascensor se moviese, para poder huir de alguien que la perseguía. Otros sugirieron que estaba drogada. Los que conocían su diagnosis pensaron que, lo que en realidad mostraban las imágenes, era a una joven sufriendo un episodio psicótico.

Más adelante –una vez aparecido el cuerpo, verdoso, ahogado– se confirmó que la fecha de defunción era la misma que la de la grabación de seguridad. Y la ropa que, al fondo del tanque, se hundía arrugada, era la misma que llevaba Elisa dentro del ascensor.

Dudas y detalles que no cuadran

Una joven con problemas psicológicos y un historial de episodios psicóticos desaparece. Encuentran su cuerpo unos días más tarde, sin vida. La solución parece evidente: Elisa, en un ataque alucinatorio, se precipitó dentro del tanque y no pudo salir. Nadó, y nadó, hasta que se ahogó. Fin de la historia.

Pero entre el 31 de enero, día oficial de su desaparición, y el 19 de febrero, descubrimiento del cadáver, el blog Nouvelle-nouveau siguió recibiendo publicaciones de su dueña; aparecieron hasta semanas después de su muerte.

Luego están los problemas relacionados con el tanque, un enorme cilindro de metal sujeto sobre un bloque de hormigón: ¿Cómo subió Elisa hasta la trampilla? Según indicó el hotel no había escaleras fijas; el personal de mantenimiento utilizaba sus propias escalerillas plegables para mirar dentro de los tanques.

Y la propia trampilla, que apareció atrancada el 19 de febrero. La chica habría estado demasiado abajo, al nivel del agua, para poder cerrarla desde dentro.

Un hotel maldito

Quizás es la más misteriosa, pero la muerte de Lam no es, ni de lejos, la única que tuvo lugar en el Hotel Cecil. El establecimiento, erguido en 1924, se considera «maldito» por las 16 muertes sin resolver que sucedieron en sus habitaciones.

La primera defunción que se registró en el lugar fue el suicidio de Percy Ormond Cook, en 1927; en 1931, el huésped W.K Norton falleció tras ingerir veneno. La mayoría de los suicidios sucedieron en las décadas de 1950 y 1940.

Fue también punto de encuentro entre asesinos en serie y adúlteros de Los Ángeles. A día de hoy, sus dueños le han cambiado el nombre, para distraer de su sórdida historia. Sin embargo, lo más posible es que los fantasmas del Cecil sigan recorriendo sus pasillos. Puede que Elisa estuviera hablando con ellos, mientras esperaba a que se cerrasen las puertas del ascensor.