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El presidente ruso, Vladimir PutinAFP

Día 51 de la guerra en Ucrania

La Gran Purga de Putin: despide a 150 agentes del FSB por sus fracasos en Ucrania

También mandó encarcelar a Sergei Beseda, jefe de la organización

La «operación» de Rusia en Ucrania flaquea, y, desde su Kremlin palacial, el presidente Vladimir Putin se enfurece.

Sus fuerzas no han tomado aún ninguna de las grandes ciudades, y las sanciones internacionales llueven sobre Moscú. Alguien debe pagar, y ha elegido por víctimas a más de 100 agentes del FSB, el Servicio de Seguridad ruso.

De la noche a la mañana, despidió a 150 agentes por sus fracasos estratégicos en Ucrania. También detuvo a algunos, y los mandó encarcelar.

El mayor afectado fue el (hasta ahora) presidente del FSB, Sergei Beseda, de 68 años. Por supuesto «fraude», las autoridades lo encerraron en la prisión de Lefortovo, en Moscú, cárcel estalinista que, en su día, el dictador utilizó como sede de interrogación y torturas.

Está bien poder culpar a un traidor cuando las cosas salen mal. Es algo muy rusoAndrei Soldatov, experto en los servicios de seguridad de Rusia

En realidad, el Kremlin quiso castigar a Beseda «por compartir con el Kremlin información falsa sobre la situación en Ucrania, antes de la invasión», reveló Christo Grozev, director ejecutivo de la organización de investigación Bellingcat, citado por periódico británico The Times.

Andrei Soldatov, experto en los servicios de seguridad de Rusia, señaló que al mandar a Beseda a prisión «Putin mandaba un mensaje muy fuerte» a las demás élites del país.

«Me sorprendió la decisión», admitió a The Times. «Putin podría haberlo despedido, o enviado a algún puesto regional en Siberia. Lefortovo no es un lugar agradable, y destinarlo allí señaliza lo seriamente que se toma Putin este tipo de cosas», explicó Soldatov.

Además, el experto sugirió que tal vez el Kremlin sospechaba que Beseda estaba colaborando con la CIA, y pasando información a sus enemigos americanos. Así se lo indicó al periódico Moscow Times, ya que, antes de meterse en el FSB, el ex-agente trabajaba en servicios de contrainteligencia, cargo que lo vinculaba con las oficinas de la CIA en Moscú.

No es que Soldatov piense realmente que el encarcelado era un agente doble; sin embargo, aclaró, al Kremlin le venía bien insinuarlo. «Está bien poder culpar a un traidor cuando las cosas salen mal. Es algo muy ruso», comentó el experto.

Mientras Sergei Beseda pena en Lefortovo, la mayoría de los empleados del Quinto Servicio del FSB se enfrenta al desempleo.

Se trataba de una división creada en 1998, cuando Putin dirigía el FSB, y su objetivo era operar en países de la antigua Unión Soviética para mantenerlos en la órbita de Rusia.

Por eso, el Quinto Servicio dedicaba gran parte de su tiempo a llevar a cabo operaciones en lugares como Ucrania. El mes pasado, sus oficiales registraron más de 20 hogares alrededor de Moscú, de colegas suyos bajo sospecha de haber estado en contacto con periodistas.

En los años previos a la invasión, esta división intentó desestabilizar Ucrania azuzando a figuras políticas pro-Rusia, y a grupos de extrema derecha del oeste del país. La repentina atención de Putin sobre el grupo indica una inquietud por parte del Kremlin respecto a la inteligencia previa a su «operación especial» en el país vecino.

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