Jerusalén en jaque: así han sido los choques entre la Policía israelí y los manifestantes palestinos
Israel asiste al comienzo del mayor acontecimiento religioso en su calendario, en medio de una escalada de violencia que ha terminado por estallar en Jerusalén
Jerusalén, 15 abril 2022. Las explosiones que se oían la madrugada de este viernes cerca de la Ciudad Vieja de Jerusalén eran un déjà vu de las noches de Ramadán del año pasado, cuando la Policía israelí usaba granadas de estruendo como método antidisturbios.
Este año, todavía no se habían oído, pero el sonido, unido a las sirenas de los coches de Policía, hacía temer lo peor.
La noche anterior, la tranquilidad y ambiente festivo que se respiraba en la Puerta de Damasco —lugar de reunión de los musulmanes al romper el ayuno— no hacía sospechar el desenlace violento pocas horas después.
La Policía israelí entró en la explanada de las mezquitas y en el interior de Al Aqsa en respuesta a los fuegos artificiales y piedras que los manifestantes palestinos les lanzaban desde el interior.
En 2021, este fue el motivo por el que se inició la guerra entre las facciones palestinas en Gaza e Israel. Un intercambio de misiles que dejó 253 muertos en Gaza y 13 en Israel.
De hecho, como consecuencia de la escalada de violencia en Cisjordania durante las últimas semanas, Hamás y la Yihad Islámica habían alertado el miércoles al gobierno israelí de que estaban preparadas para defender Al Aqsa.
El enfrentamiento de seis horas, según los medios locales, se ha saldado con 152 heridos palestinos y 3 agentes israelíes. Además, la Policía israelí ha detenido a cientos de manifestantes que les lanzaban piedras y se atrincheraban en la mezquita.
El lugar ha vuelto a la calma para la oración de mediodía, en la que es esperan decenas de miles de fieles musulmanes venidos de otras partes de Israel y Cisjordania.
Línea roja
El respeto a la mezquita de Al Aqsa, tercer santuario más importante para los musulmanes después de La Meca y Medina, es una línea roja. Mansour Abbas, líder de la Lista Árabe Unida, partido islámico que forma parte de la coalición de gobierno, ha declarado que «no hay consideraciones políticas cuando se trata de Al Aqsa». El político ha amenazado a la estabilidad de la coalición si no se respeta el lugar.
La oficina del presidente palestino habla de «una seria escalada y declaración de guerra» por parte de Israel. También Hamás ha arengado a las masas en los territorios palestinos a la defensa de Jerusalén y Al Aqsa, de lo que se ha hecho eco la Yihad Islámica, otra facción palestina en Gaza.
Miles de jóvenes palestinos permanecieron durante la noche en la explanada de las mezquitas porque extremistas religiosos judíos han amenazado con acudir al lugar para ofrecer un sacrificio por la Pascua, que dará comienzo con la caída del sol este viernes. La Policía israelí ha prohibido a esos extremistas judíos acercarse al recinto.
No habrá permisos para ir a rezar a la mezquita para los palestinos que residen al otro lado del muro, en un intento de evitar más incidentes durante el comienzo de la Pascua judía.
Primer día de la Pascua judía
Huele a quemado, y se ven varias columnas de humo en el barrio de Musrara, cercano a la Ciudad Vieja de Jerusalén y donde viven muchas familias judías ortodoxas. Algunos vecinos, en su mayoría niños, contemplan una fogata hecha junto a unos contenedores. Son los últimos restos de pan con levadura, que no podrán consumir durante los siete días que dura Pesaj, la Pascua judía.
En un pequeño descampado, una familia está reunida en torno a una hoguera. El padre, vestido de blanco y negro, barba larga, sombrero y los clásicos tirabuzones a ambos lados de la cara, dirige el rezo siguiendo los versos de un libro. Su mujer, con el pelo completamente cubierto, manga larga y falda hasta los pies, responde a las oraciones junto con sus cuatro hijos.
Israel asiste al comienzo del mayor acontecimiento religioso en su calendario, en medio de una escalada de violencia que ha terminado por estallar en Jerusalén. Además, en las últimas semanas, la violencia ha enfrentado en Cisjordania a activistas palestinos y las fuerzas de seguridad israelíes.
Redadas
El Ejército israelí está llevando a cabo numerosas operaciones en los territorios palestinos con el objetivo de detener sospechosos para evitar atentados como los cuatro sufridos desde finales de marzo. El último tuvo lugar en una de las avenidas principales de Tel Aviv y se cobró tres muertos. En total, 14 personas han perecido víctimas de los ataques.
El diario local Haaretz recoge la declaración de Nabil Abu Rudeineh, portavoz del presidente palestino Mahmoud Abbas. Alerta de que las «agresiones de Israel» en territorio cisjordano «matando palestinos» son una «peligrosa escalada y el gobierno israelí es responsable de ello».
Según el ministerio de salud palestino, estas redadas y enfrentamientos dejan al menos once víctimas mortales entre los activistas y civiles palestinos, además de decenas de heridos y arrestados.
La tumba de José, profanada
Uno de los puntos calientes de estas redadas llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad israelíes en Cisjordania es la ciudad de Yenín, de donde procedían dos de los terroristas que atentaron en Israel. Tras una operación de arrestos en esta localidad, dos activistas más murieron en los enfrentamientos y otros cuatro resultaron heridos.
Algo más al sur, en la ciudad de Nablus, la tumba de José, el patriarca bíblico, fue profanada el sábado por un grupo de activistas palestinos. El lugar, en territorio cisjordano, es sagrado para judíos, musulmanes, cristianos y samaritanos.
El general israelí Ran Kochav, según Haaretz, declaró que unos 100 palestinos avanzaron hacia el lugar, se amotinaron y lo incendiaron antes de que las fuerzas de seguridad palestinas pudieran dispersarlos.
Aunque el día soleado y la tranquilidad en la mayor parte de Jerusalén parecen ajenas a las tensiones, cualquier movimiento en falso puede desatar el conflicto, como ocurrió en 2021. El comienzo de la Pascua judía en mitad del mes de Ramadán no hará más que aumentar la presencia policial en las calles, a la espera de que la situación no vaya a más y que no se viva otro déjà vu.