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El humo se eleva sobre la empresa siderúrgica Azovstal, en MariúpolSputnik vía AFP/ Ilya Pitalev

Guerra Ucrania-Rusia  La resistencia de Mariúpol aguarda la batalla decisiva: «Lucharán hasta el final»

Los últimos soldados ucranianos en este enclave estratégico desoyen el ultimátum ruso y aguantan atrincherados bajo tierra en una planta metalúrgica

Unos 2.500 combatientes resisten bajo tierra al cerco que el Ejército ruso ha establecido sobre Mariúpol, el último enclave que necesita Rusia para hacerse con el control total de la costa del Mar de Azov en Ucrania y consolidar un pasillo terrestre hasta la anexionada Crimea.

Según el comandante checheno Zamid Chalaev, el grueso de los soldados ucranianos de Mariúpol se encuentra acorralado en seis plantas subterráneas de la planta metalúrgica de Azovstal, un laberinto de hornos y túneles construido en 1933, cuando Ucrania pertenecía a la URSS.

Las autoridades rusas instaron a los militares a abandonar la planta este domingo, en un ultimátum con infructuoso resultado: «No tienen intenciones de rendirse. Hay francotiradores y ametralladoras», señaló Chalaev, en declaraciones recogidas por el diario Ukrinform. Según informa TVE, al parecer el Ejército ruso habría bombardeado la planta y enviado nuevos efectivos para acabar con las últimas tropas ucranianas.

¿Obligación o heroísmo?

La ciudad está siendo defendida durante la invasión por efectivos de las Fuerzas Terrestres ucranianas, las Fuerzas de Defensa Territorial de Ucrania, la Infantería Naval y por la Guardia Nacional de Ucrania –en la que se incluye el Batallón Azov–, además de por fuerzas irregulares de voluntarios extranjeros que sumarían unos 400 efectivos.

Una amalgama de combatientes sobre los que Rusia ha lanzado la sospecha de combatir bajo pena de fusilamiento y que Ucrania presenta como un grupo de mártires capaces de sacrificarse en aras de la salvación de otros lugares de Ucrania.

«El régimen nacionalista de Kiev, según comunicaciones interceptadas, ha prohibido negociaciones de rendición y ordenado a los nazis de Azov fusilar a los militares y mercenarios extranjeros que quieran rendirse», afirmó sobre este asunto ayer domingo el portavoz de Ministerio de Defensa de Rusia, Ígor Konashénkov, como publica la agencia estatal rusa Tass.

El destino de estos militares parece conducir irremediablemente hacia la muerte, toda vez que la mayor parte de la ciudad ya está tomada por el invasor y las fuerzas terrestres ucranianas están siendo repelidas en su avance desde el oeste.

La ciudad no ha caído. Todavía están nuestros soldados y lucharán hasta el final. Por ahora siguen en MariúpolDenys Shmyhal, primer ministro de Ucrania

Sin embargo, el mensaje que lanza Kiev es claro: «La ciudad no ha caído. Todavía están nuestros soldados y lucharán hasta el final. Por ahora siguen en Mariúpol», como señaló este domingo el primer ministro del país, Denys Shmyhal, en una entrevista con la cadena estadounidense ABC recogida por Efe.

Mariúpol, un puerto de primera relevancia para Ucrania –el principal de la región del Donbás–, lleva sitiada desde el pasado 3 de marzo, cuando comenzaron las primeras incursiones de las tropas rusas en una ciudad que hoy ha sido destruida en su práctica totalidad.

De mayoría rusófona, e históricamente rusófila en buena parte, sus aproximadamente 400.000 habitantes –de los que ahora apenas quedaría menos de un tercio, que no puede escapar y malvive en condiciones infrahumanas– llevan desde 2014 sufriendo los estragos de una guerra que augura su punto álgido en días, si no en horas.

«Esta batalla puede influir en el curso de toda la guerra», aseveró anoche al respecto el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ante las cámaras de la CNN. El razonamiento del mandatario es que si Rusia logra capturar el Donbás, ya controlado en parte a través de las denominadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk, podría volver a amenazar con tomar Kiev, según aseguró.

Hace un par de días Zelenski avisaba al presidente ruso, Vladimir Putin, que la matanza de la resistencia ucraniana en Mariúpol supondría el fin de las negociaciones. Unas conversaciones para tratar de establecer una paz que se aleja por momentos.

Mientras Moscú sigue reclamando la salida de las tropas ucranianas de Donetsk y Lugansk, Zelenski avisa de que no está dispuesto a perder la soberanía sobre estos territorios. Algo a lo que en el pasado parecía mostrarse algo más abierto.

Ataques por tierra y aire

Putin está trasladando refuerzos desde Rusia y Bielorrusia hacia el Donbás mientras bombardea puntos estratégicos de distintas ciudades de todo el país, en lo que parece ser una estrategia para tratar de impedir que Ucrania lleve al Donbás nuevos efectivos.

El domingo, el ejército ruso llevó a cabo ataques contra varias instalaciones militares ucranianas, como una planta blindada y una fábrica de municiones, ambas en Kiev, y varios talleres de reparación en Mykolaiv, en la cuenca sur del río Dniéper. Además, habría derribado dos cazas MiG-29 ucranianos y un avión de ataque Su-25 y un avión de transporte militar cargado con armamento occidental para Ucrania, según indica Tass.

Ello no impide que se sigan produciendo duros combates en el Donbás. Ayer, el Ministerio de Defensa ruso anunciaba que 29 combatientes ucranianos, entre militares y «mercenarios» habían muerto en una mezquita turca en Mariúpol a manos de efectivos rusos. Según Rusia, los ucranianos se habrían atrincherado allí y el propio presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, habría pedido ayuda para sus compatriotas.

Según Eduard Basurin, subjefe de la Milicia Popular de la «República Popular de Donetsk», siete asentamientos de los separatistas fueron bombardeados por tropas ucranianas este domingo, con un saldo de dos civiles heridos y diversos daños materiales. Según el líder prorruso, 37 combatientes ucranianos fueron «neutralizados», sin aclarar si se refería a que habían muerto o a si habían sido capturados.

En el otro bando, la Operación de Fuerzas Conjuntas ucranianas aseguraron que en los óblast de Donetsk y Lugansk el ejército ucraniano rechazó 12 ataques rusos, destruyó 10 tanques, cinco sistemas de artillería, 15 unidades blindadas y cinco unidades de vehículos rusos. Además, también habría derribado dos helicópteros.