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Soldados ucranianos luchan en las trincheras del DonbásAFP

Guerra Ucrania-Rusia

Putin se ensaña con el Donbás en venganza por el ataque contra su buque insignia en el mar Negro

El presidente ruso también ha advertido a Estados Unidos de que habrá «consecuencias imprevisibles» si continúa suministrando armas al Gobierno de Kiev

Ucrania se ha convertido en un duro golpe de realidad para el presidente ruso, Vladimir Putin, que no contaba con que el segundo Ejército más grande del mundo, por detrás del de Estados Unidos, tuviera que replegarse ante la resistencia de las tropas ucranianas. El ataque con mísiles contra uno de los buques insignia de la Armada rusa, el crucero Moskva, ha terminado por debilitar la imagen de potencia militar rusa. Moscú ha respondido a este ataque bombardeando los alrededores de Kiev, pero sobre todo redoblando su ofensiva contra la región del Donbás.

El Kremlin atribuye el hundimiento del buque a un «incendio» causado por «la detonación de la munición», cuyas causas se están investigando. Sin embargo, y a pesar de que no reconoce la autoría ucraniana del ataque, el Ejército ruso no dudó en bombardear, durante la madrugada del viernes, una fábrica de misiles Neptune –misil con el que Ucrania afirma haber hundido el buque ruso–, situada a unos 30 kilómetros de la capital ucraniana.

Además, Rusia ha redoblado su ofensiva en el Donbás. Las autoridades ucranianas han denunciado «intensos bombardeos» y ataques en la región de Donetsk, por parte de las fuerzas rusas. El gobernador, Pavlo Kyrylenko, ha compartido a través de su cuenta de Telegram que «casi todas las localidades a lo largo de la línea del frente están siendo atacadas por la Armada rusa».

Kyrylenko ha elogiado la resistencia de ciudades como Marinka, que ha «sufrido los bombardeos rusos desde el comienzo de la invasión». El gobernador ha asegurado que, desde el inicio de la ofensiva rusa, el pasado 24 de febrero, en esta ciudad han muerto once civiles y 48 han resultado heridos. La situación en Mariúpol es aún más complicada y es imposible determinar el número exacto de civiles que han perdido la vida durante el asedio ruso. Pero las autoridades ucranianas estiman que el número de muertos en esta ciudad portuaria podría ascender hasta los 22.000.

Kyrylenko ha asegurado, en una entrevista a CNN, que este enclave estratégico situado a las orillas del mar Azov sigue bajo control ucraniano, aunque los combates contra las tropas rusas continúan «en cada calle». Asimismo, el portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano, Oleksandr Motuzyanyk, ha informado de un ataque contra Mariúpol con misiles de largo alcance. El gobernador de la región ha admitido, durante su entrevista, que esta ciudad portuaria ha sido «arrasada» por las tropas rusas.

Rusia, además de recrudecer la ofensiva en el este y sur del país, ha elevado el tono contra Ucrania y Occidente. Moscú ha acusado a Ucrania de lanzar ataques aéreos contra edificios residenciales en Klímovo, en la región fronteriza de Briansk (Rusia), y ha advertido de que los ataques con misiles contra objetivos en Kiev aumentarán en respuesta a cualquier «ataque de naturaleza terrorista o sabotaje en territorio ruso».

El Kremlin también ha dado un toque de atención a Estados Unidos, a quien ha puesto en sobre aviso de que habrá «consecuencias imprevisibles» si continúa suministrando armas a Ucrania, según ha publicado The Washington Post. El presidente estadunidense, Joe Biden, aprobó este miércoles un nuevo paquete de asistencia militar de 800 millones de dólares para Kiev.

Según ha hecho público el Pentágono, en este nuevo paquete se incluyen: diez radares contra artillería AN/TPQ-36, 18 obuses de artillería de 155mm, 300 sistemas aéreos no tripulados tácticos Switchblade, dos radares de vigilancia aérea AN/MPQ-64 Sentinel, 500 misiles Javelin, 100 vehículos acorazados Humvee, 200 carros blindados para el transporte de soldados y 11 helicópteros Mi-17, además de equipos de protección y munición.

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