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Propaganda en San Petersburgo con la Z a favor de la invasión rusa a UcraniaAFP

Los estudiantes rusos se convierten en agentes de inteligencia que denuncian a sus profesores

Los casos de profesores denunciados por sus alumnos por actitudes antipatriotas aumenta al abrigo de la invasión rusa de Ucrania

En la novela distópica de George Orwell, «1984», los padres vivían con miedo a sus hijos, pequeñas «víboras» al servicio de la «policía del Pensamiento» dispuestas a denunciar a sus progenitores si estos daban muestra de alguna actitud contraria al Estado totalitario.

Incluso una palabra pronunciada en sueños podía ser causa de delación por parte de los vástagos ansiosos de obtener la aprobación del omnipresente «Gran Hermano» por su servicio al régimen.

Algo parecido está sucediendo en Rusia entre alumnos y profesores que, sin llegar al extremo de denuncias políticas de hijos a padres, resulta igual de dramático.

Las acusaciones de alumnos contra profesores no son una novedad de los regímenes autoritarios y totalitarios de hoy.

Sucedía en la Alemania nazi y en la Unión Soviética, e incluso lo vemos en nuestras sociedades democráticas donde las denuncias en las universidades de Estados Unidos de alumnos contra profesores que no comulgan con la ideología woke están al orden del día.

En España lo hemos visto también en los climas de opresión ideológica nacionalista en el País Vasco o en Cataluña, donde profesores constitucionalistas son señalados como «fascistas».

En otros lugares de España sucede lo mismo en facultades controladas por grupos de estudiantes de extrema izquierda, donde se cierra todo espacio a profesores que no comparten ese ideario o se identifican con opciones ideológicas conservadoras o liberales.

Sin embargo, el caso de Rusia, donde la deriva autoritaria emprendida durante décadas por el presidente Vladimir Putin ha desembocado en un régimen dictatorial radicalizado por la invasión a Ucrania, ser señalado por un alumno como profesor antipatriota supone un riesgo tanto para la libertad personal como para la integridad física.

Actitudes antirrusas

Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, al menos cuatro profesores de educación secundaria han sido denunciados por sus propios alumnos a las autoridades por actitudes antirrusas y por difundir informaciones falsas.

El Kremlin ha impuesto un discurso oficial en la educación, difunde material didáctico obligatorio en las escuelas donde impone la versión oficial sobre la guerra y un ejército de supervisores se asegura de que los maestros cumplen su función de portavoces del gobierno.

Los menores rusos aprenden que Ucrania no es un país de verdad

De ese modo, los menores rusos aprenden que Ucrania no es un país de verdad, que nunca existió a lo largo de la historia, que la Ucrania actual es un producto prefabricado por occidente en territorios históricos rusos.

Aprenden que los misiles rusos no impactan contra objetivos civiles, solo contra la estructura militar ucraniana, y que el gobierno de Kiev está formado por fanáticos neonazis que han emprendido un genocidio durante ocho años contra los rusos del Donbás.

Aunque es difícil oponerse a la maquinaria represiva y de censura del Kremlin, algunos profesores han optado por no callarse y expresar su oposición a la agresión rusa contra Ucrania.

Clima de desconfianza

Es el caso de Irina Gen, cuyo caso fue difundido por The Washington Post. Esta maestra de 55 años «estalló» durante una clase cuando sus alumnos le preguntaron por qué se había prohibido a los deportistas rusos participar en competiciones internacionales.

«Mientras Rusia no se comporte de forma civilizada, esta situación se mantendrá así siempre», explicó, según sus pequeños delatores, muy enfadada. Acto seguido, recordó que Ucrania es un Estado soberano y que Rusia no tiene derecho a derrocar a su gobierno legítimo.

Desconocía que sus alumnos la estaban grabando y enviaron el vídeo a la policía

Lo que desconocía Irina Gen es que varios de sus alumnos la estaban grabando mientras hablaba y reenviaron los vídeos a la policía.

Irina Gen es ahora objeto de una investigación penal que podría suponerle penas de prisión y la pérdida definitiva de su empleo.

Las delaciones no sólo se están generalizando en el ámbito escolástico. En general, el clima de desconfianza se ha extendido en todos los ámbitos de la sociedad al aumentar las denuncias por actitudes antipatriotas y contrarias al gobierno.

El mismo Vladimir Putin promovió las denuncias de unos ciudadanos a otros en un discurso televisado el 16 de marzo cuando denunció la existencia de una «quinta columna» en Rusia.

El inquilino del Kremlin animó a denunciar a los rusos «pagados» por Occidente a los que llamó «escoria y traidores»: «Esta autolimpieza natural de la sociedad es necesaria y fortalecerá a nuestro país».

Mientras tanto, en las escuelas se han generalizado los actos en apoyo del ejército ruso en Ucrania. Los niños, incluso aquellos contrarios a la guerra, son obligados a posar en fotografías con la denostada Z que identifica a las tropas invasoras y, por extensión, a los partidarios de Putin.