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Un hombre votando en las elecciones presidenciales de Francia, hoy domingo.

Un hombre votando en las elecciones presidenciales de Francia, hoy domingo.EFE

Elecciones Francia

Francia decide entre la continuidad de Macron o la 'revolución' de Le Pen

Europa se juega hoy su futuro en Francia

Unos 48 millones de franceses tienen hasta las 8 de la tarde de hoy, cuando cierren los colegios electorales en la metrópoli –las provincias ultramarinas empezaron a votar hace varias horas–, para decidir quién, si Emmanuel Macron o Marine Le Pen, regirá los destinos del país durante los próximos cinco años.

Si las previsiones de las encuestas aciertan -y no han fallado desde la primera vuelta de 2002-, el actual presidente permanecerá en el Elíseo.

La clave está en la magnitud de la victoria. Si Macron gana por más de 10 puntos de diferencia, habrá cumplido sus objetivos políticos y electorales básicos y podrá abordar las legislativas de junio con relativa tranquilidad al disponer de votos suficientes para lograr una cómoda mayoría parlamentaria. Y sobre todo para mantener los grandes equilibrios de Francia: los económicos y sociales, por supuesto, pero también un compromiso sin reservas para con la Unión Europea.

Si Le Pen saca más de un 45 % de los votos en la segunda vuelta de hoy, Francia vivirá un terremoto político. La política populista alegará que el futuro le pertenece y que su llegada al poder es cuestión de tiempo. Más a corto plazo, podría incluso formar una sólida minoría parlamentaria de 100 escaños, o más incluso, después de las legislativas, si forma una alianza con sus competidores de la derecha, Éric Zemmour, Nicolas Dupont-Aignan y representantes del sector más conservador de Los Republicanos.

La formación de centro derecha ha sido humillada como nunca en la primera vuelta de las presidenciales –ahí están, marcados a hierro candente, los 4.79 % cosechados por Valérie Pécresse–, pero dispone de buenas reservas de voto para los comicios de junio, que también se celebran a dos vueltas. Además, Los Republicanos, al igual que el prácticamente desaparecido Partido Socialista, siguen controlando importantes regiones y municipios.

El corolario es el flojo arraigo local del partido de Macron, La República en Marcha, cuya fuerza se basa más en la figura del jefe del Estado que en su capacidad para generar un mínimo de ilusión política. La aplastante mayoría absoluta de 2017 no se volverá a repetir: por ejemplo, el único grupo parlamentario de hace cinco años se ha escindido en varios.

En la Asamblea Nacional, compuesta por 577 escaños, solo se necesitan 15 para formar un grupo, lo que desata apetitos.

Asimismo, muchos diputados «marcheurs» son conscientes desde hace tiempo de que las excepcionales circunstancias de 2017 no se volverán a producir. De ahí que, como ha podido saber El Debate, el ambiente en el interior del partido es más que tenso pese a la más que probable victoria de esta noche.

Si ésta última no se produjera y Le Pen -por un inexplicable sorpresón- pasara a sentarse en los próximos días el despacho del Salón Dorado del palacio del Elíseo, Francia entraría en su mayor fase de incertidumbre institucional, política y económica desde la Segunda Guerra Mundial.

Y con fuertes consecuencias para la Unión Europea: de entrada, por la actualidad inmediata de la Guerra de Ucrania; y también por el cataclismo que podría generar a largo plazo en clave de desestabilización institucional –Le Pen ha anunciado claramente sus intenciones– y de peligro económico de gran envergadura. La respuesta, a partir de las veinte horas.

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