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El complejo siderúrgico de Azovstal, en Mariúpol. Putin rechaza abrir un corredor humanitario para evacuar heridos y familias refugiadas en sus túnelesSputnik vía AFP/ Ilya Pitalev

67 días de la guerra

Atrocidades en Ucrania: los desastres de la guerra de Putin

En la invasión vemos crímenes de guerra y de «lesa humanidad» y es que toda guerra altera gravemente el orden moral

El presidente de Ucrania reclamó ante Naciones Unidas la expulsión de Rusia del Consejo de Seguridad o, al menos, algún tipo de reforma que permitiese superar los vetos de Moscú y tomar medidas en respuesta a sus acciones y atrocidades que están llevando a cabo en la guerra de ocupación en Ucrania.

Zelenski dijo a los representantes de los quince países que forman el máximo órgano de decisión de la ONU, de modo rotundo y radical: «Si no hay otra alternativa, la siguiente opción es que se disuelvan».

El presidente de Ucrania denunció que el Consejo de Seguridad ha demostrado una patente ineficacia en esta crisis, teniendo en cuenta que la ONU debe ser garante del orden internacional.

Ucrania necesita paz, Europa necesita paz y el mundo necesita pazVolodimir Zelenski

Si la institución clave en el mundo para proteger la paz no puede responder: «hemos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para aportar a la próxima generación una ONU eficaz. Ucrania necesita paz, Europa necesita paz y el mundo necesita paz», sentenció el presidente ucraniano.

Hemos visto cómo las tropas rusas: «cortaron extremidades y gargantas, violaron y mataron a mujeres delante de sus hijos. Les arrancaron la lengua solo porque los agresores no oían lo que querían escuchar», relataba Zelenski el horror sufrido por los habitantes de Bucha. El líder ucraniano defendió que quien ha ordenado esto ataques debe ser juzgado por «crímenes de guerra» en un tribunal internacional.

El estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional establece los crímenes de guerra:

-Habla de «Crímenes de lesa humanidad» cuando se cometen actos criminales como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil y puede comprender: asesinatos; exterminio; esclavitud; deportación o traslado forzoso de población; privación grave de libertad física; torturas; violaciones, esclavitud sexual, prostitución forzada, o cualquier otra forma de violencia sexual; persecución de un grupo con identidad propia; desaparición forzada de personas; apartheid; y otros actos inhumanos que causen graves sufrimientos.

-Los «Crímenes de guerra» se dan dentro de un conflicto bélico y refieren a una serie de infracciones contempladas en la Convención de Ginebra de 1949 con acciones tales como: homicidio intencional; tortura o tratos inhumanos, incluidos los experimentos biológicos; causar grandes sufrimientos a personas; destrucción y apropiación de bienes, no por necesidades militares: forzar a prisioneros de guerra a servir en las fuerzas enemigas; toma de rehenes; deportación y privar a los prisioneros de guerra de un juicio imparcial.

-Otras violaciones graves son ataques intencionados sobre civiles; contra personal de ayuda humanitaria; atacar objetivos civiles; situar barreras humanas; matar a combatientes que hayan depuesto sus armas; el empleo de venenos y armas químicas; el reclutamiento de niños.

-El «genocidio» es un concepto acuñado por el judío polaco Raphael Lemkin, quien escapó del Holocausto en 1939, y, en 1944, lo define como «matanza y lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; sometimiento intencional de ese grupo a condiciones de existencia que acarrean su destrucción física, total o parcial; medidas destinadas a impedir nacimientos dentro de ese grupo y traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo».

En Ucrania estamos contemplando crímenes de guerra y de «lesa humanidad» y es que toda guerra altera gravemente el orden moral: «Inter arma silent leges» (cuando las armas hablan, callan las leyes) como exponía el filósofo Michael Walzer al comienzo de Guerras justas e injustas (2001): «Lo que, por convención, denominamos inhumanidad resulta no ser más que la humanidad bajo presión. La guerra nos despoja de nuestros civilizados aderezos y pone de manifiesto nuestra desnudez».

Jonathan Glover hizo otro tanto en su repaso moral e histórico del siglo XX (Humanidad e inhumanidad de 2013) mostrando buena parte de las atrocidades desde las grandes guerras hasta las formas totalitarias.

La ley del más fuerte

Glover critica duramente a Nietzsche como precursor de una nueva «ley del más fuerte» en situaciones donde la crueldad destaca es sus aspectos psicológicos: un combatiente en la guerra de Vietnam; altos mandos militares y políticos cuando deciden bombardear Dresde o lanzar bombas atómicas en Japón.

Analiza los desencadenantes de la crueldad que se ha legitimado con bases biológicas (nazismo), tribales (los casos de Ruanda o Serbia), políticas y sociales (la revolución rusa; Stalin o la revolución de Mao); esclavitud exterminio como en el Holocausto, el Gulag o los campos de la muerte de los Jemeres Rojos.

Tucídides ya nos enseñó que: «el principio de la fuerza constituye una esfera propia, regida por sus propias leyes», unas leyes distintas y separadas de las leyes que gobiernan la vida moral». Así lo hemos contemplado en Bucha y, otros lugares, ante las fosas comunes con civiles masacrados, quizás la imagen más gráfica de las atrocidades de esta guerra fue el gesto horrorizado Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, contemplado el interior de unas de las fosas.

Nuestro Goya testigo y primer reportero gráfico de la atrocidad nos lo mostró en Los Desastres de la guerra, ochenta grabados posteriores a sus Caprichos donde ya no hacía falta dibujar brujas y demonios: bastaba con mostrar el horror, la barbarie y los crímenes; un espantoso catálogo de la violencia de la guerra.

Primo Leví recogió lo que escuchó decir a una vigilante de Auschwitz, una breve frase que expresa con precisión la grave perturbación moral que contiene la entraña de la guerra: «Aquí no hay porqués».