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Análisis

Rusia se refugia en el pasado en el Día de la Victoria

Los rusos se sienten ninguneados y han reaccionado con violencia extrema en Chechenia, Georgia y, ahora, en Ucrania, viendo su imperio desmenuzarse

Hoy, la Plaza Roja de Moscú vuelve a celebrar el Día de la Victoria, momento en que los rusos conmemoran la rendición del III Reich ante el rodillo soviético en mayo de 1945.

Ese conflicto se conoce en la antigua URSS como la Gran Guerra Patria, en el resto del mundo es la Segunda Guerra Mundial. Ocurrió hace 77 años y en esa guerra murieron, según Mijaíl Gorbachov, 26,6 millones de rusos a manos de los alemanes unos, los más, y del propio Stalin, los menos pero no pocos.

La Unión Soviética celebró ocasionalmente el desfile militar recordatorio de la rendición germana del 8 de mayo de 1945, el día 9 en horario ruso, firmada por el mariscal de campo Keitel. En el primer desfile que se realizó en Moscú, el Ejército Rojo desfiló arrastrando por el suelo las banderas capturadas a los alemanes, que posteriormente fueron depositadas con deshonor en el museo militar moscovita.

El 9 de mayo es festivo en las repúblicas soviéticas a partir de la segunda mitad del siglo XX, pero fue el presidente Boris Yeltsin quien lo recuperó como acto público para el 50 aniversario en 1995. Su sucesor, Vladimir Putin, lo hizo anual desde el año 2008.

En 2015, para el 70 aniversario de la Victoria, asistieron al desfile en Moscú unos 30 líderes mundiales, entre ellos el dirigente chino Xi Jinping, el presidente de India, Pranab Mujerjee, y el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Otros líderes occidentales no aceptaron la invitación que se producía un año después de la anexión rusa de la península de Crimea y del puerto de Sebastopol.

En 2018 estuvieron presentes en la tribuna de honor del desfile el jefe del Gobierno israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic.

En 2020, la pandemia de la covid obligó a retrasar el desfile del 9 de mayo al 24 junio por cuestiones sanitarias.

En esta edición, para evitar desaires, el Kremlin no ha invitado a jefes de Estado o de Gobierno extranjeros. El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, lo justificó así: «No es un aniversario redondo». Tampoco está el horno para bollos con la condena internacional por la intervención en la vecina Ucrania.

La Bandera de la Victoria

Hoy, 9 de mayo, ondeará el Estandarte de la Victoria, el mismo que los soldados soviéticos clavaron sobre el Reichstag en Berlín el primero de mayo de 1945. Es el símbolo más conocido. En él está escrito en ruso: «150º Rifle, Orden de Kutuzov 2ª clase, IdritsaDivisión, 79.° Cuerpo de Fusileros, 3.° Ejército de Choque, 1.° Frente Bielorruso», la unidad de los soldados que lo izaron sobre el parlamento nacionalsocialista.

Primer desfile del Día de la Victoria en Moscú el 24 de junio de 1945Yevgeny Khaldei

El fotógrafo del Ejército Rojo Yevgeny Khaldei tomó la fotografía de los soldados Kovaliev y su camarada del 756 ° Regimiento de Fusileros de la División izando la bandera el 30 de abril de 1945, en el techo del edificio del Reichstag, pero como esos soldados no eran políticamente adecuados, la censura comunista lo convirtió en Meliton Kantaria, un georgiano, como Stalin, y Mijail Yegorov, un ruso.

La Bandera de la Victoria fue traída a Kiev desde Moscú en octubre de 2004 para participar en el desfile en honor del 60 Aniversario de la Liberación de Ucrania. En 2015, la bandera viajó a Astana, Kazajistán, para participar en el desfile del Día del Defensor de la Patria el 7 de mayo.

El 9 de mayo, una guardia de honor del 154.° Regimiento del comandante independiente Preobrazhensky porta una réplica del Estandarte de la Victoria a través de la Plaza Roja.

La cinta de San Jorge

Ese día se exhibe la cinta de San Jorge, que se remonta al Imperio ruso como parte de la Orden de San Jorge. Fue creada por Catalina II la Grande en 1769 y era la máxima condecoración del imperio. Abolida por los bolcheviques, el presidente Boris Yeltsin la restableció en 1998. Es una tira con tres franjas negras y dos naranjas. La usan los veteranos de la Segunda Guerra Mundial y muchos nacionalistas.

9 de mayo de 2022

En los ensayos realizados previamente, Putin reunió frente al Kremlin más de 10.000 soldados y 131 equipos militares como parte de la columna motorizada del Ejército ruso. Para los siguientes dos ensayos del evento se contó con una amplia participación de misiles intercontinentales, tanques, baterías antimisiles, blindados, aviones y helicópteros.

El desfile será más reducido que en la edición de 2021, dado que muchas tropas se encuentran en Ucrania, será posible ver el carro de combate T-80BVM, así como los lanzadores de antiaéreos Pantsir-S1.

Los aviones de combate rusos Sukhoi Su-30SM y los aviones de combate MiG-29 vuelan sobre la Plaza Roja durante el ensayo del desfile militar del Día de la Victoria en Moscú el 7 de mayo de 2022Yuri KADOBNOV / AFP

La exhibición aérea no se verá mermada. El Ejército del Aire ruso desplegará 77 aviones y helicópteros, para ello han ensayado vuelos sobre la Plaza Roja moscovita usando la formación en letra Z, utilizada para distinguir a las tropas rusas de las ucranianas durante la invasión.

Los regimientos que jugaron un papel clave en la guerra desfilan frente a los altos mandos y el presidente, cuyo discurso resonará en la Plaza Roja y será examinado con lupa para conocer sus intenciones. El dirigente ruso suele usar esta ocasión para lanzar sus mensajes políticos.

El discurso que realiza hoy el presidente Putin es esperado por los analistas para conocer las claves de su actuación en la guerra impuesta a Ucrania. En días previos la artillería rusa ha intensificado sus bombardeos sobre las ciudades de Járkov y Mariúpol, en cuya acería resiste el comandante del regimiento Azov, Denis Prokopenko, en preparación previa a un asalto para poder presentar al pueblo ruso, destinatario de esta grandiosa operación de propaganda nacionalista, una victoria en un conflicto que se alarga demasiado.

La toma de las dos ciudades, o de alguna de ellas, y la destrucción del regimiento Azov serían dos ofrendas aceptables ante el altar de la Rossíya-Mátushka, la madrecita rusa a la que Stalin acabó invocando para movilizar a sus soldados cuando fracasaron los lemas socialistas.

Putin requiere una victoria para mantener el chovinismo ruso sobre el que se mantiene aupado. El Papa Francisco ya explicó que los «ladridos de la OTAN a las puertas de Rusia» llevaron a «una ira que no sé decir si fue provocada, pero facilitada quizás sí», en una entrevista con el rotativo italiano Corriere della Sera, que no fue bien recibida por el Kremlin porque el Papa advirtió al Pope ortodoxo ruso que no se convirtiera en el «monaguillo de Putin».

Más importante que la revolución

Los rusos se sienten ninguneados y han reaccionado con violencia extrema en Chechenia, Georgia y, ahora, en Ucrania, viendo su imperio desmenuzarse mientras su Ejército apenas avanza en Ucrania y se congelan las negociaciones de paz en Turquía.

En todo caso, como explica el Dr. Stephen Norris, profesor de Historia en la Universidad de Miami, «la victoria en la Segunda Guerra Mundial se convirtió en el mito definitorio de la vida soviética de la posguerra, superando incluso a la Revolución en su importancia».

En el desfile del nueve de mayo en Moscú, los rusos saben que su gobierno ha elegido entre cañones y mantequilla y el acero no puede untarse en el pan.