Perfil
Ferdinand 'Bongbong' Marcos: historia no, redes sociales sí
El hijo del dictador filipino Ferdinand Marcos asume con descaro el abultado historial familiar y surfea sobre un programa ambiguo para liderar Filipinas
Durante los más de veinte años en los que el matrimonio Marcos rigió los destinos de Filipinas, a veces con el apoyo del sufragio universal, otras bajo el imperio de la ley marcial, fueron arrestados alrededor de 70.000 «enemigos del Estado», de los que fueron torturados y asesinados 34.000, según las cifras de Amnistía Internacional.
También habría que sumarle los miles de millones de dólares desviados por el clan presidencial a Suiza, Estados Unidos y paraísos fiscales de los que el erario filipino apenas ha recuperado una porción, pues media un trecho entre las querellas presentadas y las condenas efectivas.
Elecciones Filipinas
'Bongbong' Marcos arrasa en las elecciones de Filipinas, según recuento provisional
El Tribunal Supremo de Filipinas falló en 2003 que los 658 millones de dólares en depósitos realizados por Ferdinand Marcos y su esposa Imelda Romuáldez en cuentas bancarias y fundaciones suizas fueron adquiridos ilegalmente.
Cinco años después, la ex todopoderosa primera dama –que hoy disfruta de una apacible vejez a sus casi 93 años– también fue condenada por malversación de fondos públicos en relación con las fundaciones privadas que creó para ocultar la fortuna amasada desde el poder.
En Estados Unidos sigue pendiendo sobre doña Imelda una orden de arresto por impago de una multa de 353 millones de dólares. Sobre ella y también sobre su único hijo varón, Ferdinand 'Bongbong' Marcos (Manila, 13 de septiembre de 1957), a quien una mayoría de filipinos ha designado este lunes para presidir el país durante los próximos seis años.
Tamaños antecedentes no han impresionado a una mayoría de votantes. Bien es cierto que el resultado no debería extrañar en la medida que desde que regresaron al archipiélago en 1991 –por magnanimidad de Corazón Aquino– tanto la madre como el hijo han acreditado legitimidad mediante el sufragio universal libre y directo a nivel local o parlamentario.
Tampoco se puede obviar que el 56 % de las personas en edad de votar tiene menos de 40 años, por lo que han conocido la dictadura únicamente a través de los libros de historia; y que el resto prefiere quedarse con las realizaciones faraónicas de Marcos o con la relativa paz social asociada a su periodo antes que con sus tropelías.
Hasta aquí, una variante más de la eterna tensión entre seguridad y libertad, es decir, esos sectores amplios de población que se acomodan de regímenes dictatoriales.
«Dejemos la historia a los profesores»
Pero sorprende, en el caso filipino, la chulería con la que 'Bongbong' despacha a las víctimas –o a sus descendientes– que padecieron los estragos del veinteno marquista. En su opinión, el comportamiento de las víctimas obedece a un mero postureo. «No buscan disculpas, solo dinero». ¿Las violaciones masivas de derechos humanos? «Dejemos la historia a los profesores».
Dicho y hecho: una amplia fracción del mundo académico del archipiélago le reprochó sus intentos de banalizar el abultado historial de sus padres.
E incluso el suyo: en la víspera del exilio del clan Marcos, cuando ya era una evidencia el descarado fraude electoral que había pergeñado el sátrapa, 'Bongbong', luciendo uniforme de campaña, le animó a disparar sobre los manifestantes que habían tomado el cuartel de Crame, sede de la Policía y sede tristemente famosa por sus bruscos interrogatorios o torturas.
Esta descarnada petición fue la última que realizó un niño más que mimado desde que tenía ocho años y llegó al palacio presidencial de Malacañang a raíz de la primera victoria electoral de su padre.
'Bongbong' fue educado en los mejores colegios de Manila. Siendo adolescente fue matriculado en un internado británico en el que sacó el bachillerato, el único diploma oficial que posee pues salió tanto de Oxford como de Wharton –vivero de las élites financieras norteamericanas– sin haber logrado su propósito.
Esto no fue óbice para que en 1980 fuera elegido vicegobernador de Ilocos Norte –feudo histórico de los Marcos– en una elección sin competidor. O que fuera designado, un lustro más tarde, para encabezar Philcomsat, el primer conglomerado tecnológico filipino.
Ninguno de estos episodios parece haber hecho mella en el electorado. En parte por la estrategia de comunicación de 'Bongbong', basada en el uso masivo –y según algunos, manipulado– de las redes sociales y en el consiguiente desprecio de las entrevistas, que concede con cuentagotas. Así se evitan los apuros.
También asombra que haya elegido como compañera de candidatura a Sara Duterte, hija del polémico presidente saliente. ¿Y para hacer qué? Se sabe que quiere continuar con el programa de obras públicas de su antecesor y que no es hostil a la pena de muerte.
¿Proseguirá el acercamiento a China de Duterte? ¿O se ceñirá a su promesa de que Filipinas permanezca como «socio preferencial de Estados Unidos»? Igual despeja las dudas por Facebook o por TikTok.