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Soldados rusos muertos Ucrania

Los cuerpos de 11 soldados rusos muertos en combate en la región de JarkovAFP

80 días de guerra en Ucrania

«Hay soldados que prefieren darse un tiro en la pierna o suicidarse para salir de la guerra»

Un prisionero ruso describe a una periodista el horror y la desesperación de los combatientes más jóvenes y la escasez de alimentos y agua

Se sabía de las miserias en el campo de batalla, se conocía que las tropas rusas no fueron a la guerra con reservas de alimento y agua suficiente.

También, que muchos soldados cumplían con el servicio militar y les enviaron engañados a la conquista de Ucrania. Todo, con matices, era conocido.

Lo que no estaba confirmado hasta ahora es que algunos, y no son pocos, de esos mismos muchachos prefieren darse un tiro en el pie para volver a casa pronto e incluso suicidarse, antes que seguir formando parte del horror de la invasión.

El diario británico Daily Mail publica el testimonio de un prisionero ruso que describen las situaciones descritas. «El horror no es soportable para jóvenes soldados. Mentalmente no lo pueden aceptar».

El que describe otra realidad de la guerra es Andrey Ushakov, de 20 años. Él recuerda a dos compañeros que se dispararon en la cabeza cuando estaban en primera línea de fuego.

Los que se disparan en cualquiera de sus miembros sueñan con pasar a formar parte del grupo Cargo 300, donde se incorporan los nombres de los heridos con pasaporte de regreso con su familia. Los otros, los muertos por propia mano o por fuego enemigo, se suman a la lista de Cargo 200.

Algunos no lo podían soportar y se disparaban, dos se suicidaronAndrey Ushakov, soldado ruso prisionero en Ucrania

Ushakov le confía su experiencia a una periodista ucraniana. «Todos entramos en pánico y queríamos vivir, pero no había manera», le comenta tras describir los bombardeos.

«La única opción –recuerda– era terminar en el 300 (Cargo). Algunos no lo podían soportar y se daban un tiro. Dos tipos se suicidaron. Les resultaba inasumible el horror que veían, lo que estaba sucediendo».

Los enviados especiales de medios internacionales describieron las últimas semanas cómo en su camino se tropezaban con cadáveres rusos. Las imágenes reproducidas no daban lugar para la duda: el ejército dejaba abandonados en el campo de batalla a los suyos y en ocasiones ni siquiera les cubriera con un puñado de tierra.

Teníamos que compartir una ración entre tres soldadosAndrey Ushakov, soldado ruso prisionero en Ucrania

A Volodimir Zolkin, el periodista con el que se entrevista, le recuerda haber visto estas escenas, entre otros lugares, en Vilkkhivka, cerca de Járkov. «No teníamos comida ni agua», le cuenta al periodista.

«En general –añade–, fuimos con pocos alimentos. Hubo días en los que teníamos que compartir entre tres una ración». Entre sus recuerdos describe uno de un joven soldado en su primer contacto en el campo de operaciones. «Vio el horror de la guerra, empezó a andar sin destino y se pegó un tiro».

El sentimiento de espanto compartido, en especial entre los más jóvenes, desemboca en un modus operandi solidario entre ellos. «Se disparan unos a otros en las extremidades para que les trasladen como heridos de guerra».

Ushakov, capturado con vida por las tropas leales a Volodimir Zelenksi, le cuenta al periodista que le permitieron hacer una llamada a su madre.

«Le dije que todo lo que veía en la televisión rusa eran mentiras pero no me creyó. Me preguntó, directamente, si me encontraba bajo efecto de hipnosis».

En su caso, y pese a su juventud, se presentó voluntario para combatir. Las razones que le impulsaron a hacerlo fueron «poder llevar a dinero a casa». «Mi padre es bastante pobre, no tiene visión en un ojo y padece problemas coronarios. Mi madre tiene problemas de tensión y quería ayudarles».

El soldado viene de una aldea de la empobrecida región de Perm, con muchos problemas. «Vendemos gas a todo el mundo, pero no tenemos suministro para nosotros y el último año únicamente logramos tener electricidad».

Ver morir a compañeros, suicidarse y lastimarse entre los más jóvenes no deja indiferente a nadie.

En un intento por combatir la propagan de Vladimir Putin que se empeña en presentar como una gesta heroica, una invasión decidida por su caprichoso afán de conquista, el muchacho dirige un mensaje a sus compatriotas: «No vengáis, no tenéis nada que hacer aquí. Nosotros solamente estamos generando dolor… si no valoramos nuestras vidas, valoremos al menos las de los otros».

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