La sombra de Xi Jinping sobrevuela las elecciones parlamentarias de Australia
La campaña electoral australiana ha adoptado un tono bronco en el que el mandatario chino se ha convertido en arma arrojadiza entre candidatos
Australia encara elecciones federales que se celebrarán el próximo sábado 21 de mayo. Junto con los candidatos, un rostro se mantiene omnipresente a lo largo de toda la campaña electoral: el del mandatario chino Xi Jinping.
«El Partido Comunista Chino dice que votes a los Laboristas», reza un cartel impreso en la parte trasera de un camión con publicidad contra el candidato laborista.
En otro cartel contrario al Partido Liberal se presenta a Xi Jinping como candidato de la formación ahora gobernante.
El temor al expansionismo chino y a un posible enfrentamiento bélico con Pekín se utiliza como poderosa arma electoral. Los candidatos se acusan mutuamente de ser el favorito del régimen de Pekín, y de recibir apoyo de China.
Australia elegirá este sábado a los 151 miembros de la Cámara de Representantes y 76 del Senado, de donde saldrá elegido el próximo primer ministro del país.
Según difundió la CNN, la coalición de partidos liberales que ostenta en este momento el control del gobierno se ha esforzado en difundir la idea de que un gobierno laborista trataría de ser conciliador con una China expansionista y militarista.
El candidato laborista, Anthony Albanese, ha tratado de alejar toda sospecha de colaboracionismo con Pekín por medio de unas agresivas palabras que han sorprendido a rodos: si Australia quiere la paz, «debe prepararse para la guerra».
Más allá de las controversias, y de las mutuas acusaciones de tratar de templar gaitas con China, tanto los Laboristas como los Liberales se han manifestado públicamente a favor de estrechar lazos a nivel regional para hacer frente a la amenaza que Pekín supone para los países del sudeste asiático y del Pacífico.
En concreto, los dos candidatos, tanto Albanese como el actual primer ministro Scott Morrison, han defendido el pacto de seguridad AUKUS adoptado con Estados Unidos y Francia.
También apoyan la alianza Quad, entre Estados Unidos, India, Japón y Australia. Por lo tanto, el recurso a la figura de Xi Jinping como arma arrojadiza contra el contrincante se revela como un burdo bulo con fines electoralistas.
Esta estrategia ha convertido al presidente chino en protagonista de la política australiana a pocos días de las elecciones.
El expansionismo chino es un tema estrella que periódicamente se instala en el debate mediático australiano, sobre todo cada vez que aparece en el horizonte una convocatoria electoral.
Sin embargo, el apoyo de China a Rusia en su invasión a Ucrania y, sobre todo, el acuerdo de seguridad entre Pekín y las Islas Salomón, que podría implicar la instalación de una base militar china frente a las costas australianas, ha exacerbado los ánimos.
La presencia del rostro de Xi Jinping en multitud de carteles electorales australianos ha despertado también el debate sobre la legalidad de emplear la imagen del autócrata chino en la propaganda electoral australiana.
Sin embargo, la ley electoral australiana no establece ningún veto al respecto, por lo que los candidatos han encontrado vía libre para emplear el nombre de Xi Jinping como insulto contra el contrincante.