Rusia saquea las riquezas de Ucrania: barcos cargados de acero y grano embarcan desde Mariúpol

Con la guerra llegó el expolio. A Rusia le ha costado más de lo previsto tener el control de buena parte del Donbás. Una vez logrado su objetivo, el Kremlin ha comenzado a saquear las riquezas de su vecino.

Toneladas de acero y grano surcan el mar Negro con destino a la Federación Rusa o a países aliados de Vladimir Putin. Entre ellos, la Siria de Bashar al Assad.

El ministro de Asuntos Exteriores, Dmitro Kuleba, denunció hace semanas que «Rusia roba a Ucrania su grano, lo carga en barcos, atraviesa el Bósforo y trata de venderlo en el extranjero», afirmó, tras mencionar a Siria como uno de los destinos del botín de guerra.

La acusación vino acompañada de un ruego: «rechacen sus ofertas, no le compren a Rusia», hacerlo, «les hará cómplices», advirtió.

Kuleba sabía entonces que del puerto de Sebastopol, en la península ocupada de Crimea, habían zarpado al menos tres barcos cargados de grano, según imágenes satélites. Lo que no podía saber entonces el ministro es lo que pasaría ayer y seguirá pasando en los próximos días en el Donbás.

Mariúpol, el puerto más importante de Ucrania junto con el de Odesa, es ahora la puerta de salida del oro robado (en forma de materias primas y acero). El primer buque cargado con metales ucranianos partió esta mañana de lo que era el pulmón del Donbás.

La confirmación del latrocinio consumado la dio Denís Pushilin, líder de la autoproclamada república popular de Donetsk, en su cuenta de Telegram: «Hoy, 2.500 toneladas de rollos de acero laminado en caliente zarparon del puerto de Mariúpol. El barco se dirige a Rostov», escribió.

Pushilin, uno de los más feroces combatientes desde hace ocho años contra el gobierno legítimo de Kiev, celebró el saqueo y el dominio ruso del puerto de Mariúpol. «Es muy importante», admitió antes de reconocer que se trata de la salida más grande del mar interior de Azov y la única donde se puede manejar todo tipo de carga, incluso en invierno.

«En el Imperio Ruso, –detalló con nostalgia– la construcción del puerto de Mariúpol contribuyó al desarrollo industrial activo de nuestra región. Confío en que la reanudación de su trabajo hoy acelerará la recuperación y promoverá el crecimiento económico».

Pushilin no entró a criticar el saqueo. Por el contrario, su reflexión apuntó en todo momento a celebrar el éxito de haber logrado que el puerto vuelva a ser operativo. A finales de abril –informa Efe– Rusia y los separatistas se pusieron como objetivo que en el mes de mayo el puerto recuperase su circulación.

En aquellos días el batallón Azov y centenares de ucranianos permanecían atrincherados en el complejo siderúrgico de Azovstal. En total, unos 2.400 combatientes ucranianos daban la batalla y ponían freno al avance de las tropas rusas. Eso sucedía en tierra mientras en mar los efectivos ucranianos infestaban de minas las aguas para evitar lo que hoy es inevitable: el expolio.

El líder prorruso aclaró que se inspeccionaron «más de 1,5 millones de metros cuadrados de agua, 18 muelles, 32 embarcaciones y 134 estructuras». En total dijo haber desactivado más de 12.000 aparatos explosivos.

Esta «limpieza» permite a partir de ahora al Kremlin distribuir a su antojo toda la carga de acero que esté a su alcance así como entre 400.000 y 500.000 toneladas de grano.

Esa es la cantidad que el Gobierno de Volodimir Zelenksi estima que se ha incautado el enemigo que insiste en conquistar una parte de su territorio tras fracasar con invadirlo en su totalidad.

Zelenski denuncia desde hace tiempo el «robo gradual» de las cosechas de Ucrania. Antes del 24 de febrero, fecha en la que Putin dio la orden de entrar a sangre y fuego en Ucrania, el trigo que producían Rusia y Ucrania juntos representaba el 30 por ciento del comercio mundial.

Ucrania era el cuarto exportador mundial de maíz y el quinto de trigo, según el Departamento de Estado de EE.UU.

El bloqueo de los puertos ucranianos amenaza con generar una hambruna de importantes dimensiones, según las Naciones Unidas, que compran todos los años la mitad del trigo ucraniano.

Putin es consciente de que las reservas del resto del mundo están en las últimas y exige que se levantan las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos antes de liberar los puertos.

La escasez no solo se siente si no que los precios de las materias primas se han disparado, en especial del aceite de girasol, cereales, combustibles y fertilizantes. Ucrania estima que su producción postguerra se verá reducida un 65 por ciento este año.

Mariúpol resistió uno de los asedios más brutales de la invasión. La ciudad, tras casi tres meses de bombardeos, fuego cruzado y emboscadas callejeras, cayó a finales de mayo ante las tropas rusas.

Las fuerzas enemigas pudieron cantar victoria, pese a seguir chocando, hasta el día de hoy, con la resistencia civil y haber despertado el odio de gran parte de la población. El Kremlin, ahora, disfruta del botín.