Fundado en 1910

Desfile militar del Ejercito de Liberación Popular (2017)Xinhua

Asia

Así serían los tres escenarios de una posible invasión de China a la isla de Taiwán

China tiene una clara superioridad militar sobre Taiwán, pero como quedó evidenciado en Ucrania, eso no es suficiente para lograr una invasión exitosa

Tras la invasión de Vladimir Putin a Ucrania, crecen los temores porque una ofensiva militar pueda ser desarrollada por Pekín sobre la pequeña isla de Taiwán. El régimen comunista de Pekín considera a la isla gobernada democráticamente como parte de su territorio que debe ser reincorporado bajo su soberanía en una «sola China».

Las costas de China continental se encuentran a tan sólo 150 kilómetros de las costas de Taiwán y aunque parece poco, es precisamente esa masa de agua, la que complica el escenario de una posible invasión china de la isla.

Analistas consultados por CNN señalan que una invasión de Taiwán sería más peligrosa y compleja que los desembarcos aliados del Día D en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Documentos del gobierno de Estados Unidos sitúan el número de muertos, heridos y desaparecidos de ambos bandos durante la campaña de Normandía, que duró casi tres meses, en casi medio millón de soldados.

La posible ofensiva marítima

China enfrentaría enormes obstáculos logísticos para desembarcar suficientes soldados. La sabiduría militar convencional sostiene que una fuerza atacante debe superar en número a los defensores en una proporción de 3 a 1.

«Con una fuerza de defensa potencial de 450.000 taiwaneses, China necesitaría más de 1,2 millones de soldados (de una fuerza activa total de más de 2 millones) que tendrían que ser transportados en muchos miles de barcos», dijo Howard Ullman, un ex oficial de la Marina de los EE. UU. y profesor de la Escuela de Guerra Naval de los EE. UU., en un ensayo publicado en febrero para el Atlantic Council.

En el caso de que la Marina de Estados Unidos interviniera para detener una masiva invasión marítima de China, el Ejército de Liberación Popular (ELP) contaría con más de 2.000 misiles armados de forma convencional, muchos de los cuales se han desarrollado pensando en los preciados portaaviones de la Marina de los EE.UU.

De particular preocupación serían los DF-26 y DF-21D de China, promocionados por el diario estatal Global Times de Pekín en 2020 como «asesinos de portaaviones» y los «primeros misiles balísticos del mundo capaces de apuntar a embarcaciones grandes y medianas».

La posible ofensiva aérea

En una posible invasión, es probable que China busque la superioridad aérea desde el principio y tiene razones para pensar que tendría una ventaja en el cielo.

El directorio 2022 de Flight Global de las fuerzas aéreas del mundo muestra al ejército chino con casi 1.600 aviones de combate, en comparación con los menos de 300 de Taiwán. El directorio muestra a EE.UU. con más de 2.700 aviones de combate, pero esos cubren todo el mundo mientras que los de China están todos en la región.

Sin embargo, Taiwán tiene acuerdos con Estados Unidos para suministrarle misiles antiaéreos Stinger y baterías de defensa antimisiles Patriot. La pequeña isla ha estado invirtiendo fuertemente en la producción propia de misiles en un plan de tres años que contempla para este verano triplicar sus capacidades de producción de misiles, según un informe de Janes en marzo.

«La tiranía de la distancia»

Mientras las aeronaves chinas estarían a tiro de piedra, los aviones estadounidenses que podrían apoyar la defensa de Taiwán, estaría como muy cerca en Guam y Japón.

Pero no sólo eso, una posible ofensiva de China podría incluir usar su arsenal de misiles balísticos de corto, medio e intermedio alcance que pueden alcanzar objetivos lejanos como las bases aéreas estadounidense en el pacífico como una estrategia para neutralizar los refuerzos más cercanos.

Para el año 2020, el Ejército Popular de Liberación tenía al menos 425 lanzadores de misiles capaces de alcanzar esas dos bases aéreas estadounidenses, según el proyecto China Power del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

La ofensiva terrestre

El ejército chino, según los expertos consultados por CNN, necesitaría encontrar un lugar de desembarco y aterrizaje adecuado, idealmente cerca tanto del continente como de una ciudad estratégica como Taipéi –la capital de Taiwán–con instalaciones portuarias y aeroportuarias cercanas.

Los expertos han identificado solo 14 playas que encajarían bien y Taiwán sabe muy bien cuáles son, por eso sus ingenieros han pasado décadas cavando túneles y búnkeres para protegerlos.

Otro problema para las tropas chinas sería su falta de experiencia en el campo de batalla. La última vez que el Ejército Popular de Liberación estuvo en combate activo fue en 1979, cuando China libró una breve guerra fronteriza con Vietnam.

«Entonces, el ejército de China hoy no está probado en batalla, y podría sufrir grandes pérdidas, si atacara a Taiwán», sostiene Bonnie Glaser, directora del programa de Asia en el German Marshall Fund de Estados Unidos.

Incluso tropas probadas en batalla podrían luchar contra una fuerza defensiva bien motivada como la taiwanesa y se señala como ejemplo que el ejército ruso estaba empantanado en Ucrania a pesar de su reciente experiencia de combate en Siria y Georgia.

La alternativa a la invasión

No obstante, el ejército chino tiene otras opciones además de una invasión en toda regla.

Estos incluyen tomar las islas taiwanesas periféricas o imponer un confinamiento sobre la isla principal, escribieron los diplomáticos Robert Blackwill y Philip Zelikow en un informe para el Consejo de Relaciones Exteriores, un centro de pensamiento con sede en Washington D.C

«En un escenario de confinamiento, el gobierno chino tomaría efectivamente el control de las fronteras aéreas y marítimas de Taiwán», escribieron ambos especialistas.

Esta opción tendría una ventaja a los ojos de China: la pelota estaría en el tejado de EE. UU. en cuanto a si usar la fuerza para poner fin al confinamiento impuesto por el ejercito chino. Entonces sería Estados Unidos el que tendría que considerar si arriesgarse a una guerra que podría costarle miles de vidas.