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Imagen de Boris Johnson en un cartel que pide su renuncia

Imagen de Boris Johnson en un cartel que pide su renunciaEfe

Islas Malvinas

Boris Johnson amenaza con ir a las Malvinas y dejar atrás su moción de censura

El primer ministro recurre al patriotismo con la bandera de las islas cuya soberanía reclama Argentina

Boris Johnson ha encontrado pronto un tema para opacar la sacudida que le ha dejado tocado -y casi hundido- con la moción de censura interna del partido conservador: resucitar el patriotismo con la guerra de las Malvinas. El recurso nacionalista resulta infalible tanto en Gran Bretaña como en Argentina.

Malvinas

Ricardo Alfonsín, embajador de la República Argentina ante el Reino de España

Malvinas nos une

El primer ministro «amenazó» con visitar el archipiélago donde hace 40 años se libró una guerra, como en Ucrania y salvando las distancias, nunca declarada. «Ahora las cosas están un poco más tranquilas en Westminster, -reconoció- Tal vez pueda irme pronto (a Malvinas)» ya que «las cosas parecen relativamente pacíficas».

La declaración de Johnson cayó como un jarro de agua helada en Buenos Aires donde la bandera nacionalismo por la soberanía de las islas del Atlántico sur es de las pocas cosas que logra unir al país.

Las FF.AA británicas liberaron las FalklandsBoris Johnson, primer ministro británico

Johnson pronunció estas palabras durante un homenaje a las Fuerzas Armadas británicas que «liberaron las Falklands», como se conocen en inglés las islas. «Lograron lo que muchos pensaban que era imposible y liberaron al pueblo (de las Islas Malvinas) de la ocupación de una junta militar», manifestó.

Johnson se refería a las Juntas Militares que gobernaron Argentina entre 1976 y 1983, pero en rigor, el archipiélago estaba bajo control británico y aquella incursión bélica de Argentina apenas duró un par de meses y medio, del 2 de abril al 14 de junio de 1982.

Lo que hizo el gobierno que presidia entonces el general Leopoldo Fortunato Galtieri fue un intento zafio de conquistarla las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, con una invasión caótica y un Ejército desorganizado y carentes de recursos.

«Siempre hay algún dictador -continuó Johnson- probando si este país y nuestros amigos están realmente dispuestos a defender ese principio, que es la base esencial de un mundo pacífico», proclamó.

Agitando con entusiasmo la bandera nacionalista, el todavía primer ministro continuó: «Hace cuarenta años en las Falklands, nuestras Fuerzas Armadas demostraron que defenderíamos lo que era correcto».

Lo «correcto» para Margaret Thatcher entonces era, sencillamente, recuperar el territorio que para Naciones Unidas debe ser objeto de conversaciones bilaterales con el fin de alcanzar un acuerdo.

El Comité Especial de Descolonización de la ONU lo considera bajo Administración del Reino Unido pero pendiente de resolución su soberanía.

En esa línea de lectura, el último líder tory en someterse a una moción de censura de sus propios diputados añadió orgulloso: «Luchábamos por el principio esencial de que los habitantes de las Islas Malvinas, como la gente en todas partes, tienen el derecho soberano de decidir su propio destino y elegir su propia lealtad».

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