Fundado en 1910

Gustavo Petro y su vicepresidenta electa, Francia Márquez, celebran su triunfoEFE

Hispanoamérica

Con la victoria de Petro la izquierda conquista el mapa de América

Gustavo Petro lo consiguió. Logró que Colombia, por primera vez en su historia, cayera en la red que faena en las aguas de la izquierda bolivariana.

Después de Chile, Colombia era la reina del tablero anti socialismo siglo XXI de la región, el último bastión de los liberales. El país, por más que le acercarán anzuelos, no sucumbía a los cantos de sirena del falso progresismo «latinoamericano».

La saga que inauguró Cuba, profundizó Hugo Chávez y perfeccionó Nicolás Maduro, bajo la atenta mirada de Daniel Ortega, le quedaba lejos a la sociedad pese a la cercanía geográfica.

Con la victoria del exguerrillero y ex alcalde Bogotá, la historia cambia. La suya, la de Colombia y la del resto de los países de la zona.

Venezuela

A Maduro le viene de perlas el cambio de escenario y la suma a la lista de países de su cuerda, de Colombia. Entre los más grandes que tampoco le hacen ascos al delfín -o cachalote- de Chávez figuran, con diferente entusiasmo, Argentina y México.

Argentina

Alberto y Cristina Fernández expresaron su enorme «alegría» por la victoria de Petro. No le sucede lo mismo a Francisco Cabrera, ministro de la Producción durante el Gobierno de Mauricio Macri.

Cabrera hoy admite, en el XV Foro Atlántico, «Iberoamérica: libertad y democracia» que Argentina, «tal vez» tenga «ese merito de haber inventado el populismo», observó en referencia al peronismo.

Frente al actual escenario y la mayoría dominante en la región de gobiernos de izquierda, dijo: «Tengo un mensaje de optimismo sobre Argentina: se están dando condiciones para que se acabe» esta gestión.

Dicho esto, Cabrera anticipó: «Pronto podremos de vuelta comprar y vender libremente, disponer de las ganancias... Porque -añadió- Argentina es uno de los países más cerrados comercialmente del mundo».

Un ejemplo ilustró la afirmación: «Tiene acuerdos de comercio con el 9 por ciento del PIB del mundo, nada más. Por eso necesitamos el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, que representa el 26 por ciento», del producto interior bruto mundial.

México

Antes de que la extraña pareja que forman los Fernández (no son muy amables) regresará a la Casa Rosada, Andrés Manuel López Obrador logró llegar a Los Pinos (residencia oficial del presidente). Su gestión, marcada por un sesgo de populismo intenso, la analizaba ayer el historiador mexicano Enrique Krauze en XV Foro Atlántico.

Autor de, entre otros, «El poder y el delirio», Krauze recordó los fracasos «trágicos» de AMLO en «salud, economía, con la violencia, con la inseguridad». A renglón seguido se preguntó, cómo es posible que con ese desastre «el presidente mantenga alrededor del 60 o entre el 50 y el 60 por ciento de popularidad».

La respuesta la dio él mismo: «Está presente en la vida del país como ninguno otro presidente antes. Ni siquiera en el caso venezolano hay precedente», reflexionó antes de recordar: «Hugo Chávez estaba los domingos presente (con su programa de radio, Aló presidente) pero en México la conferencia mañanera del presidente es todos los días de la semana y con frecuencia, los fines de semana».

República Dominicana

Contra corriente a la tradición, República Dominicana fue el primer país post pandemia en dar un volantazo hacia la izquierda, aunque sea suave. Lo hizo hace dos años al elegir a Luis Abinader presidente. Moderado, este empresario del Partido Revolucionario ha superado con reflejos y tras el desplome del país, los efectos de la pandemia. Dominicana resurge con índices de crecimiento previos y superiores a la Covid.

Bolivia

En lista de espera para recuperar el terreno de la izquierda perdido estaba Bolivia. Luis Arce, el candidato del MAS (Movimiento Al Socialismo) le ganó las elecciones en octubre de 2020, a Carlos Mesa la verdadera víctima del fraude electoral previo que desembocó en la renuncia de Evo Morales. El ex presidente y actual poder en la sombra primero huyó a México, para establecerse más tarde en Buenos Aires.

El caso de Bolivia y la revancha de Morales, candidato a unas elecciones a las que tenía prohibido presentarse, de acuerdo a la Constitución que hizo a su medida, es el resultado de una transición más gestionada por su sucesora.

La senadora Janine Áñez, tras la dimisión en cascada de la cadena de sucesión presidencial, asumió el poder y lo ejerció de formas algo atribulada. Su intento de hacer justicia adquirió ciertos tintes de vendetta.

Con Arce en el poder, la venganza contra ella ha resultado demoledora. La ex presidenta se encuentra encerrada, condenada y sometida a un trato que le llevó a abrirse las venas en prisión.

Bolivia fue territorio comanche de Evo Morales. El indígena fue el cacique que se salto el respeto a la ley y violó de forma sistemática el estado de derecho. Dicho esto, el rumbo económico se mantuvo en buena dirección.

Buena parte de ese mérito se lo debía a su ex ministro de Economía y actual presidente, Luis Arce. Éste se está mostrando fiel a sí mismo y sobrelleva la economía, pese a los cimbronazos y la maña gestión de la Covid.

Perú

El 6 de junio del pasado año las carambolas electorales del Perú auparon a Pedro Castillo a la Presidencia. Sin precedente un candidato victorioso con semejante grado de ignorancia e incapacidad, dejó en la cuneta a la liberal Keiko Fujimori.

Desde entonces su puesto ha estado en la cuerda floja. Los escándalos o «prontuarios» de sus ministros le han obligado a remodelar varias veces su Gobierno.

Con la mano izquierda diseña, o algo parecido, su política económica y con la derecha, defiende su fe, censura las parejas de hecho y expresa su incomprensión por la homosexualidad. Con la sombra alargada de la corrupción, la justicia, como el Legislativo, le tiene en la mira.

Honduras

La izquierda en Honduras volvió en noviembre, de la mano de Xiomara Castro, la mujer del depuesto Mel Zelaya. Un mes más tarde Gabriel Boric se imponía en segunda vuelta en Chile. Cumplió 100 días en el Palacio de la Moneda con una rentabilidad escasa.

Chile

El próximo será Brasil

El futro inmediato plantea otro desafío para la región: Brasil. El próximo 2 de octubre se celebran elecciones presidenciales.

El pulso será entre Jair Bolsonaro y Luiz Inacio Lula da Silva. Los pronósticos indican que el regreso del líder del PT (Partido de los Trabajadores) que estrenó hace poco su tercer matrimonio, es prácticamente un hecho.

Si se confirman las previsiones, las principales economías de la región estarán en manos de aquellas ideologías que demuestran, una y otra vez, que sus triunfos son los fracasos de sus países.

Una oportunidad

Gustavo Petro tiene la oportunidad de demostrar que él es diferente, que su gestión no tiene que ser lo que todos los indicios indican y que Colombia no será otro territorio experimental del populismo de izquierda. La cuestión es, si está dispuesto a aprovechar la ocasión.