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La 'Isla de las Serpientes', frente a la ciudad de Odesa, en el mar NegroAFP

La isla de los héroes, sin serpientes ni rusos

Así se convirtieron en leyenda los soldados de Snake Island, que insultaron al Moskva ruso justo antes de la muerte

En la épica guerrera del presidente Zelenski brilla aquel «¡Que os jodan!» con que contestaron los guardias de frontera ucranianos a las conminaciones rusas de rendición el pasado 24 de febrero en la isla de las Serpientes, Zmiinyi (Invierno) en ucraniano, en el Mar Negro.

El enfrentamiento se produjo entre el crucero Moskva y la patrullera Vasily Bykov contra los 13 de la fama ucranianos que resultaron ser 82 entre guardias fronterizos e infantes de marina. Todos murieron en heroica resistencia, según el relato ante la opinión pública, defendiendo el territorio patrio y luego resucitaron cuando se supo que habían caído prisioneros.

La Isla, hasta 2007, estaba deshabitada. El enclave está a menos de 50 kilómetros de la costa ucraniana y de la rumana, que sí es miembro de la OTAN.

Ha sido sometido desde la ocupación a intenso fuego artillero, al que recientemente se ha unido, de forma decisiva, el lanzacohetes HIMARS estadounidense, de la familia de misiles tácticos medianos . Los feroces ataques contra los rusos ocupantes de la isla de las Serpientes se explican por la advertencia que ya realizó, en su momento, el Ministerio de Defensa del Reino Unido: «Si Rusia consolida su posición en la isla de Zmiinyi con defensas aéreas estratégicas y misiles de crucero de defensa costera, pueden dominar el noroeste del Mar Negro».

Ya en mayo, el mayor general Kyrylo Budanov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, dijo que quien controle la Isla de las Serpientes controla «la superficie y, en cierta medida, la situación aérea en el sur de Ucrania».

El último día de junio Andriy Yermak, jefe de gabinete del presidente, tuiteó jubiloso por la retirada rusa del islote: «No quedan soldados rusos en Isla de las Serpientes. Nuestras Fuerzas Armadas han hecho un gran trabajo».

El teniente general Valeriy Zaluzhni, jefe del Estado Mayor del Ejército de Ucrania, se unió a los parabienes: «Doy gracias a los defensores de la región de Odesa que tomaron las medidas máximas para liberar esa parte tan estratégicamente importante».

Esa importancia descansa en que la isla es «clave para las reivindicaciones territoriales marítimas de Ucrania», según el Atlantic Council.

El control del Mar Negro

Rusia ha estado bloqueando los puertos ucranianos del Mar Negro, lo que impidió la exportación de alimentos, pero Moscú niega que haya bloqueo naval alguno y ha acusado a Ucrania de haberse cerrado sus propias vías minando el perímetro de sus costas.

La presión de la comunidad internacional para levantar el bloqueo a las exportaciones agrícolas ucranianas, han contribuido, según el Kremlin, a su abandono de la isla Zmiinyi.

Los rusos explican que el desalojo del islote, de un kilómetro cuadrado, es una muestra de su buena disposición para permitir la salida de buques mercantes cargados de grano.

Ese es el argumento del portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, que insiste en que la retirada fue un «gesto de buena voluntad para organizar corredores humanitarios de cereales como parte de la implementación de acuerdos conjuntos alcanzados con la participación de la ONU, [por eso] la Federación Rusa decidió dejar sus posiciones en la isla Zmiinyi».

Agregó que «las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa terminaron de cumplir con las tareas asignadas en la Isla de las Serpientes y retiraron la guarnición que había estado operando allí».

Konashenkov indicó que la eliminación de las tropas rusas debería facilitar el paso del grano, «esta solución evitará que Kiev especule sobre una inminente crisis de comestibles citando la incapacidad de exportar grano debido al control total de la parte noroeste del Mar Negro por Rusia».

En realidad, el mantenimiento de su ocupación por los rusos era peliagudo logísticamente al estar alejada de sus principales bases navales en el Mar Negro. Y la logística no parece ser el punto fuerte del Kremlin en esta guerra.

De hecho, el control ucraniano sobre la Isla de las Serpientes permite a sus fuerzas armadas dificultar las rutas marítimas rusas en el Mar Negro y debilitar el control de Putin sobre Ucrania meridional. Pero para eso hay que ocuparla tras la retirada de las tropas de Putin.

Poco después un carguero con 7.000 toneladas de grano zarpó del puerto de la ciudad ocupada de Berdyansk, días después de que Ucrania enviara a pique, con dos misiles Harpoon, al remolcador Vasiliy Bekh de la flota del Mar Negro. Sin embargo, los mercados de futuros de trigo de Chicago cayeron hasta un 1,3% tras la noticia.

Turquía busca un compromiso entre los contendientes para permitir el tránsito de productos del campo a través del Mar Negro, que benefician a su país, pero argumenta que es a fin de paliar los crecientes problemas de suministro de alimentos y de inflación. En junio, Ankara presentó una oferta que no ha sido rechazada aún por ambos contendientes.

El mito

En cualquier caso, el mito de la defensa de la Isla ha entrado en la leyenda. La respuesta a las peticiones de rendición ha llegado hasta a los sellos de correos ucranianos, donde podemos ver a un soldado mostrando a los rusos la mano cerrada con el dedo corazón en alto.

Un fragmento de sonido en el que los defensores, el 24 de febrero, dijeron al Moskva: «¡Buque de guerra ruso, vete a la mierda!» se hizo conocido cuando fue compartido por un portavoz del gobierno ucraniano.

Entonces también se vieron las imágenes del buque Moskva junto a la costa de la Isla de las Serpientes, con un oficial dando a los guardias ucranianos un ultimátum: «Soy un barco militar ruso. Repito, soy un barco militar ruso. Les propongo que bajen las armas de inmediato para evitar derramamiento de sangre y muertes injustificadas. En el peor de los casos, serán alcanzados por una bomba».

La respuesta es conocida: «¡Que os jodan! Buque ruso, ¡vete a la mierda!». Tiene ecos de la respuesta del general francés Pierre Cambronne cuando los ingleses y prusianos exigieron su rendición en la batalla de Waterloo: «Merde». La leyenda lo embelleció añadiendo: «La guardia muere, pero no se rinde».

Meses después, en abril, el navío Moskva fue hundido por las fuerzas ucranianas usando dos misiles de crucero antibuque Neptuno.

Unos dicen que aquellos guardias fronterizos están entre los 144 soldados que intercambiará Rusia por otros tantos prisioneros, entre los que sí están, según el periódico New York Times, algunos de defensores de la factoría Azovstal de Mariupol. Otros aseguran que los soldados ucranianos de la Isla fueron liberados ya en marzo como parte de un intercambio de prisioneros.

Por cierto, en la Isla no hay serpientes, ahora tampoco hay rusos.