El ministro de Economía argentino dimite en plena crisis, tras las críticas del kirchnerismo
La gestión de Guzmán ha sido criticada por el kirchnerismo desde fines del año pasado, cuando en las legislativas de medio término el Frente de Todos perdió la mayoría en el Senado
Martín Guzmán, ministro de Economía de Argentina, ha dimitido tras casi tres años en el cargo y una gestión sembrada de críticas. Deja tras su paso un país hundido en la crisis económica, a pesar de que, como afirma en su carta de dimisión, su objetivo al principio fue «tranquilizar la economía».
Bajo el mando del presidente Alberto Fernández, y durante la gestión de Guzmán, Argentina presenció como se disparaba su inflación y los tipos de cambio paralelos. Son circunstancias duramente criticadas por la vicepresidente Cristina Kirchner, y sus allegados.
Guzmán presentó su renuncia con una larga carta al presidente Alberto Fernández, publicada en su cuenta de Twitter, en la cual enumera los desafíos y logros de su gestión sin enunciar los motivos de su dimisión. El tuit obtuvo miles de respuestas, a cada cual más crítica: «No te podés ir ahora. Mal o bien, hay un gobierno en marcha, y hay que llegar al final», escribió un usuario enfurecido.
«En la economía, siempre hay disyuntivas. Esas disyuntivas se acentúan cuando los instrumentos con los que se cuenta son de menos calidad. En esa Argentina sin crédito, pobre de instrumentos, se implementó un conjunto de políticas de protección de las capacidades económicas y sociales sin precedentes», afirmó el ahora exministro, culpando al país de su propia crisis.
La hora necesita que quien usted disponga tome las riendas del Ministerio que hasta hoy tuve el honor de conducir
Sin embargo, Guzmán pudo sumar algún logro. De 39 años y considerado un brillante alumno del Nobel de Economía Joseph Stiglitz, en sus dos años y medio de gestión Guzmán logró renegociar una deuda de 66.000 millones de dólares con bonistas extranjeros y también la de 44.500 millones con el Fondo Monetario Internacional.
Pero esos logros -que evitaron la caída de Argentina en default- no han sido suficientes para devolver la confianza a una economía que registra una inflación anualizada de 60%, de las más altas del mundo, y que pese a un estricto control de cambios no consigue estabilizar sus reservas internacionales ni el precio del dólar.
«La hora necesita que quien usted disponga tome las riendas del Ministerio que hasta hoy tuve el honor de conducir», señaló Guzmán en su carta al presidente.
De momento, el mandatario no ha comentado la renuncia, ni ha dicho aún quién lo reemplazará. Resistido por el ala de la vicepresidenta dentro del Frente de Todos (peronismo de centro-izquierda), Guzmán sostuvo que para su reemplazante «será primordial» trabajar en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante.
La autonomía del presidente, en jaque
Para el analista político Carlos Fara, la salida de Guzmán es «un jaque mate a la autonomía del presidente».
«La renuncia va a tener un efecto muy negativo en los mercados. Aunque presidente y vicepresidenta logren un consenso en el manejo de la economía, de ahora en adelante todo queda condicionado por la presión de Cristina Kirchner», explicó Fara a la agencia AFP.
La gestión de Guzmán ha sido criticada por el kirchnerismo desde fines del año pasado, cuando en las legislativas de medio término el Frente de Todos perdió la mayoría en el Senado.
En particular, el kirchnerismo cuestiona la reducción del déficit fiscal para cumplir con las metas acordadas por Argentina con el FMI.
El acuerdo con el Fondo, sometido en marzo a la aprobación del parlamento, dividió a la coalición gobernante, con un sector de legisladores del oficialismo que se ausentó de la votación, entre ellos el diputado Máximo Kirchner, el hijo de la vicepresidenta.
Finalmente, el acuerdo obtuvo la ratificación parlamentaria gracias al apoyo parcial del oficialismo y el que le dio la oposición de centro-derecha de Juntos por el Cambio.