Las claves del desmoronamiento del Gobierno de Boris Johnson: ¿y ahora qué?
La oposición y el pueblo británico piden a gritos la dimisión de Johnson, y pocos creen que sobrevivirá tras ser abandonado por dos de sus ministros más importantes
Boris Johnson, primer ministro británico, tiene fama de superviviente. Cuando el Partido Conservador no pudo más con sus excesos, y convocó una votación el pasado junio para decidir si echarlo del cargo, el premier se salvó con el apoyo de una holgada mayoría. Sin embargo, ahora son sus diputados más cercanos quienes le dan la espalda: la cúpula del Gobierno se desmorona, ministro por ministro.
El 'asunto Pincher' fue la gota que colmó el vaso: cuando se demostró que Johnson estaba al tanto del comportamiento lascivo de Christopher Pincher, diputado que acosaba sexualmente a sus compañeros, y aún así lo ascendió, varios miembros del Partido Conservador dijeron basta.
¿Podría ser el fin de Boris Johnson? Los analistas del periódico The Times indican que es «imposible» que el Partido Conservador permita a su actual líder permanecer en el cargo. En declaraciones a la BBC, uno de los aliados del premier en el número 10 llegó incluso a sugerir que Johnson «no sobrevivirá hasta mañana».
Sin embargo, bajo la normativa actual, Johnson está a salvo hasta el verano que viene. Con todo, el ejecutivo del Comité de 1922, entidad parlamentaria que coordina los asuntos de liderazgo, puede cambiar esas normas. Actualmente, el Comité está integrado por un número parecido de seguidores de Johnson, y críticos, aunque esto podría cambiar pronto: por casualidad, se programaron elecciones para escoger un ejecutivo nuevo la semana que viene.
Dimisión en cascada
Aunque la dimisión de Rishi Sunak, ministro de Hacienda, es la que más pesa, no fue la primera. Oliver Dowden, presidente del Partido Conservador, anunció que abandonaba el cargo tras presenciar las derrotas electorales en las regiones de Wakefield y Tiverton & Honiton. Derrotas directamente provocadas por la amoralidad del partido: sucedieron justo después del escándalo del diputado que veía pornografía en la Cámara de los Comunes.
«Nuestros seguidores están apenados y decepcionados por los acontecimientos más recientes, y yo comparto sus sentimientos. No podemos seguir como si nada. Alguien debe responsabilizarse, y he resuelto que, en estas circunstancias, no puedo seguir en el cargo», firmaba Dowden, en su carta de dimisión, dirigida a Boris Johnson.
El público espera que su Gobierno sea competente, serio, y sinceroMinistro de Hacienda
Rishi Sunak firma la suya con palabras similares: «El público espera que su Gobierno sea competente, serio, y sincero. Estos son los valores por los que quiero luchar, y por eso presento mi dimisión».
Sunak era el cerebro del plan económico británico, y en su día pareció ser el heredero de Johnson a la cabeza del partido. Goza de tremenda popularidad entre los Conservadores, con una aprobación del 52 %. En el pasado, decisiones como la suya fueron clave; la dimisión del ministro de Hacienda de Margaret Thatcher, Nigel Lawson, marcó el principio del fin para la primera ministra.
«Valoré muchísimo tus consejos, y tu profundo compromiso con el público británico. Echaré de menos trabajar contigo en mi Gobierno», escribió el primer ministro, Boris Johnson, en una carta dirigida a Sunak tras el anunció de su dimisión. En ella, el premier celebró los logros del ministro: afirmó que Sunak ofreció «un servicio excepcional al país durante el período más difícil para su economía».
No puedo seguir trabajando para este Gobierno con la conciencia tranquilaMinistro de Sanidad
Media hora antes de dimitir Sunak, el ministro de Sanidad, Sajid Javid, presentó la suya. David había liderado la gestión del Gobierno frente a la pandemia del coronavirus. Entre sus méritos, pudo colgarse la medalla de haber administrado el plan de vacunas más eficiente de Europa. Su carta de dimisión fue breve: «No puedo seguir trabajando para este Gobierno con la conciencia tranquila. Ya no confío en usted», escribió, en palabras dirigidas al primer ministro, Boris Johnson.
A las dimisiones de Sunak y Javid se suman una ristra de diputados conservadores que, uno a uno, fueron abandonando a Boris Johnson.
Celebraciones y gritos de dimisión
La oposición Laborista no tardó en aprovechar el descalabro para hacer campaña. Su líder, Keir Starmer, afirmó que «está claro que el Gobierno está colapsando», y que Boris Johnson «es una desgracia para el Gobierno y para el país». El Laborista exigió un «nuevo comienzo» para el liderazgo de Reino Unido, y agregó que apoyaría unas nuevas elecciones generales.
Las dimisiones de Sunak, Javid, y los diputados de menor nivel que abandonaron los cargos en protesta, también se celebraron desde el Partido Conservador. El antiguo ministro del Brexit, Lord David Frost, alabó a sus antiguos compañeros de partido, y aseguró que habían «hecho lo correcto» al dimitir.
«Boris Johnson ha logrado muchas cosas buenas. Su gestión del Brexit le ha granjeado un lugar en la historia británica. Pero ahora es el momento de mirar hacia delante. Creo que el país, y el Partido Conservador, necesitan un nuevo primer ministro», compartió Frost a través de su cuenta de Twitter.
Los fieles
Mientras que algunos auguran un descalabro y hasta un colapso del Gobierno de Boris Johnson, otros siguen apoyando al deshonrado líder. Jacob Rees-Mogg, nuevo ministro del Brexit, declaró en televisión que «las cosas siguen igual» dentro del partido.
«Yo no quiero pelear otras elecciones generales con un líder diferente», apoyó el diputado, fiel a Boris Johnson.
La secretaria de Cultura, Nadine Dorries, se sumó al apoyo, y tuiteó que está «al 100 % con Boris Johnson. Siempre acierta en las grandes decisiones». También el secretario de Escocia, Alister Jack, compartió su «apoyo total por el primer ministro», y recordó que «queda mucho trabajo por hacer».
Liz Truss, ministra de Exteriores, Priti Patel, ministra de Interior, Dominic Raab, ministro de Justicia, y Ben Wallace, ministro de Defensa, son algunos de los Conservadores que ya han manifestado su apoyo a Boris Johnson: de momento, se quedan donde están.