Guerra Ucrania-Rusia Putin sortea el malestar interno: seis de cada diez rusos apoyan la invasión de Ucrania
Tras casi cinco meses de guerra, el líder ruso apenas acusa desgaste político pese a las sanciones económicas de Occidente
el presidente de Rusia, Vladimir Putin, sigue gozando de una notable aceptación entre la ciudadanía de su país, que, en su mayoría, apoya la invasión rusa de Ucrania.
Así se desprende de una encuesta interna que maneja el Kremlin, elaborada por el Centro de Investigación de Opinión Pública de Rusia en base a encuestas realizadas a finales del pasado mes de junio, a la que ha tenido acceso el medio ruso en el exilio Meduza.
A la pregunta de «Algunos dicen que los combates en Ucrania deberían detenerse lo antes posible. Otros creen que la lucha no debe detenerse ahora. ¿Qué punto de vista está más cerca de ti, el primero o el segundo?», casi seis de cada diez encuestados –el 57 %– considera que la guerra debe continuar.
Otro 30 % de los rusos que participó en el sondeo cree que «las hostilidades en Ucrania» deberían «detenerse lo antes posible», mientras que un 13 % no tenía clara su respuesta.
16.000 opositores detenidos
Esta encuesta, que no es pública, refleja un descenso respecto a un sondeo realizado por el el 'CIS ruso' el pasado mes de mayo; este sí, disponible en abierto en su página web. En el mismo, el apoyo a la guerra entre la ciudadanía rusa era del 72 %.
Una caída en el entusiasmo ante los sueños imperialistas de Putin que, aunque notable, del 15 %, parece no afectar a la popularidad del mandatario, que, tras más de dos décadas en el poder, mantiene una confianza que rebasa el 80 % entre los rusos, según los últimos datos del centro de opinión del país eslavo.
Con algo más de 16.000 opositores detenidos en Rusia desde el 24 de febrero, según datos del portal OVD Info, la oposición a la guerra dentro del país –de más de 140 millones de habitantes– no está siendo todo lo multitudinaria que se esperaba desde Occidente.
Nuevas ayudas a Ucrania
Una guerra que está asfixiando económicamente a los países aliados del líder ucraniano, Volodímir Zelenski, que han aprobado hoy transferir otros 2.700 millones a Ucrania en ayudas –1.000 millones que suma la Unión Europea a su paquete de 9.000 millones, y casi 1.700 millones de euros que ha insuflado Estados Unidos–.
E.E.UU. y, principalmente, la UE, por su dependencia energética de Rusia, están sufriendo los estragos del alza de precios, que venía de antes pero se disparó tras el comienzo de la llamada «operación militar especial» , que va camino de cumplir medio año.
Las medidas económicas hostiles lanzadas contra Rusia desde Occidente, aunque no están siendo inocuas, tampoco están llevando a Rusia a un caos que ponga en entredicho la continuidad de Putin.
Las sanciones y las políticas monetarias han devaluado el rublo a la mitad del precio que tenía antes de la guerra y el mes pasado el Estado incurrió en el impago de los intereses de su deuda por primera desde hacía un siglo.
Aun así, el escenario macroeconómico ruso no se presenta catastrófico a corto plazo. Las previsiones de contracción de su Producto Interior Bruto se elevan al entorno del 10 % este año y el alza de su inflación, al 17 %.
En Europa, sobre la que acecha la amenaza de un invierno de desabastecimiento energético, se prevé un crecimiento del PIB, tanto en la UE como en la zona euro, del 2,7 % este año, pese al ingente esfuerzo económico del plan Next Generation, cuyo objetivo era sortear las consecuencias de la pandemia y los confinamientos. Por su parte, la inflación en la zona euro ya roza el 9 % interanual; y subiendo.