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Soldados rusos en Mariupol

Soldados rusos patrullan en las ruinas de MariúpolAFP

141 días de guerra en Ucrania

Putin sale a la caza y captura de voluntarios para seguir con su guerra en Ucrania

Rusia está dispuesta a tirar de rublos y hasta de los dólares a los que tiene escaso o ningún acceso, con tal de conseguir soldados

Vladimir Putin no tiene previsto moverse un milímetro de su posición y definición de una guerra que, oficialmente, para los rusos no existe.

El hombre que sueña con conquistar Ucrania o al menos hacerse con el control absoluto de la región del Donbás, necesita desesperadamente soldados para continuar con la invasión que insiste en denominar con el eufemismo de «operación especial».

Rusia está dispuesta a tirar de rublos y hasta de los dólares a los que tiene escaso o ningún acceso, con tal de conseguir combatientes.

El kremlin ha hecho una oferta pública donde ofrece a los mercenarios o voluntarios -según se mire- sueldos de entre 2.000 y 6.000 dólares. La cifra resulta más que tentadora si se tiene en cuenta que el salario medio en Rusia ronda los 700 dólares y hoy por hoy, la vida bajo el régimen de Putin vale poco o nada, si se piensa -y se cuenta- distinto a él.

La tentación incluye a los veteranos con experiencia y prácticas en operar carros de combate, lanza granadas, equipos de paracaídas o cualquier especialidad.

Un grupo de investigadores estadounidenses del Instituto de la Guerra (ISW por sus siglas en inglés) ofreció detalles de este programa que también menciona The New York Times, con diferentes testimonios.

Un nuevo batallón por región

El objetivo de Putin consiste en que cada región de la Federación Rusa forme, al menos, un nuevo batallón. Esta determinación incluye los territorios ucranianos conquistados pese a la resistencia civil que encuentra en los mismos.

Es el caso de la península de Crimea invadida en una operación similar a la de Ucrania, pero de éxito rápido y sin la resistencia que ha encontrado en la población y el gobierno de Volodimir Zelenski.

Los reclutamientos, de 6 meses, apuntan al fichaje de futuros soldados de entre 18 y 60 años, dependiendo de su experiencia y especialidad.

Las excepciones

El diario neoyorquino menciona que hay excepciones en Lugansk y Donetsk, las repúblicas autoproclamadas independientes y bajo control ruso. En estos enclaves, no se ofrece a los ucranianos compensación económica.

Por el contrario, se les ha impuesto un servicio militar obligatorio a los hombres de entre los 18 y los 65 años que van, directamente, a la primera línea de fuego.

La polvareda levantada por las muertes y deserciones de soldados enviados a la guerra bajo engaño de que iban a realizar maniobras militares, así como las protestas de los familiares de los caídos en combate, algunos sin recibir los cuerpos de sus muertos, ha tenido más efecto en el Kremlin de lo que quiere mostrar.

Lo mismo ha sucedido con los vídeos colgados con diferentes quejas. Los últimos que recuerda The New York Times son los de cuatro veteranos rusos que calificaron de «mezquino» el trato recibido tras regresar a Chechenia después de combatir en primera línea durante semanas.

Las denuncias apuntaban a que no habían recibido el salario prometido y a uno de ellos ni siquiera le habían atendido en el hospital para retirarle los restos de metralla incrustados en su cuerpo.

Ramzán Kadírov, más conocido como «el carnicero de Grozny», salió al paso de sus intervenciones. Como era de esperar, la venganza fue de tal calibre que todos se retractaron.

Los chechenos dan más

Desde allí no sólo ofrece formación sino que recluta voluntarios por toda Rusia. Él, a título particular y como gobernante de Chechenia, promete casi 6.000 dólares a los voluntarios que firmen un contrato por 3 meses además de los 53 dólares diarios que entrega el Ministerio de Defensa ruso.

El periódico asegura que el kremlin recurre a una combinación de «minorías étnicas empobrecidas, ucranianos de territorios separatistas, mercenarios y unidades militarizadas de la guardia nacional para combatir en la guerra». La compensación es conocida: «promesas de cuantiosos incentivos en efectivo para los voluntarios».

Rusia, básicamente, está desesperada para conseguir más hombresKamil Galeev, ex miembro del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson en el NYT

Kamil Galeev, ex miembro del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson en Washington, le confía al NYT: «Rusia, básicamente, está desesperada para conseguir más hombres a través de cualquier medio posible».

Eso explica las extorsiones o presiones a los reclutas de esas minorías étnicas como Daguestán en el Cáucaso y Buriatia en el sur de Siberia. «Les dicen que si regresan a su ciudad natal no conseguirán ningún empleo, por lo que es mejor quedarse en el Ejército», asegura al diario Vladimir Budaev, portavoz de la Fundación Buriatia Libre.

El precio de la mentira

Lo desconcertante del asunto es que todo esto no haría falta si Putin reconociera la realidad. Bastaría que el ex jefe de la extinta KGB reconociera que dio la orden de invadir Ucrania y que la Federación Rusa está en guerra, para tener de inmediato a su disposición, entre reservistas y reclutas, a cerca de dos millones de efectivos. Pero hacer eso, significaría asumir, una vez más, que todo lo que ha contado a los rusos de Ucrania, es mentira.

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