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Infiltrados locales y una operación encubierta: así es como Ucrania eliminó al Grupo Wagner del Donbás

Tras meses de espera e información, las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania destruyeron una base militar del Grupo Wagner en Lugansk

Algunas de las operaciones de Ucrania en el campo de guerra se publican y se documentan con orgullo, para insuflar ánimo a sus tropas, y dar esperanza a los refugiados que, desde el extranjero, esperan volver pronto. Otras, sin embargo, se llevan a cabo en secreto, ya que la discreción es factor clave en su éxito.

Una de estas misiones de perfil bajo, extremadamente delicada, se llevó a cabo en la región del Donbás: así es como las fuerzas ucranianas eliminaron una base militar del sangriento Grupo Wagner, donde estaban posicionados entre 50 y 200 mercenarios de esta unidad controlada por el Kremlin.

Primera fase: la información

Las tropas rusas inundaron Ucrania el 24 de febrero de 2022, al comenzar la invasión orquestada por Vladimir Putin. El 28 de marzo, según informes del ministerio de Defensa de Reino Unido, Rusia desplegó en territorio invadido varias unidades de mercenarios del Grupo Wagner, como refuerzo a sus tropas.

Uno de estos equipos enemigos se instaló en las tripas de un estadio de futbol abandonado, en la ciudad de Kadiivka, región de Lugansk. Actualmente, todo el territorio está ocupado por Rusia, pero ya entonces Moscú controlaba la ciudad, dominada por grupos prorrusos desde la anexión de Crimea en 2014.

Sin embargo, Kiev contaba con una ventaja: informantes locales, espías dobles en apariencia prorrusa, pero leales a Ucrania en secreto. Según relata la investigación publicada por el periódico The Kiev Times, las fuerzas ucranianas dependieron de varios de estos informantes para ubicar a los mercenarios e identificarlos como miembros del Grupo Wagner.

Oleh, residente en Kadiivka, fue uno de espías que compartió lo que sabía con las Fuerzas de Operaciones Especiales. Es la rama del ejército ucraniano que se encarga de las misiones de reconocimiento, y las operaciones encubiertas tras las líneas enemigas.

«Fui de los primeros en enterarme de que habían llegado, y de que se habían escondido en un estadio deportivo. Y compartí esta información con las personas adecuadas», explicó Oleh, que coopera con la inteligencia ucraniana desde hace más de ocho años.

Enseguida quedó claro que no formaban parte del Ejército regular de Rusia. El Grupo Wagner es una unidad militar privada, compuesta por excombatientes de los conflictos en Siria, la República Central Africana, Mali, Madagascar, Mozambique, y Sudán. Son de reputación eficaz y violenta y su nombre es sinónimo de amenaza.

Segunda fase: la espera

Pero, en Kadiivka, su presencia no tardó en hacerse evidente. «No saben mantener la boca cerrada. Ellos mismos se paseaban por la ciudad, y se presentaban como 'músicos' o una 'orquesta'. Le decían a las chicas que pertenecían a una orquesta de música», explicó Oleh.

No fue difícil intuir que las alusiones musicales se referían al compositor alemán Richard Wagner, cuyo nombre inspiró al grupo. Pronto, todos los habitantes del barrio sabían quién se encontraba en sus calles.

«Los grupos rusos siempre se instalan en los pisos más bajos de edificios de ocio o residenciales, y eso es un problema, porque usan a los civiles como escudo humano», señaló Anton, un miembro de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania, entrevistado por The Kiev Independent.

Tercera fase: ataque e impacto

Una vez las fuerzas ucranianas supieron exactamente dónde se encontraban los mercenarios, llegó la hora de preparar la operación. Pasaron semanas desde los primeros rumores hasta el ataque, que finalmente se llevó a cabo en la madrugada del 9 de junio.

Según Anton, las Fuerzas de Operaciones Especiales se valieron de un sistema de misiles guiado M142 HIMARS, de largo alcance y dirección guiada. Oleh no está de acuerdo; señala que Ucrania no desplegó los HIMARS hasta la segunda mitad de junio, y por lo tanto, utilizó en su lugar un arma más obsoleta para destruir el estadio.

De cualquier manera, un misil impactó esa mañana de junio y reventó el centro hasta no dejar nada. No quedaron más que escombros, que las autoridades rusas en control de la ciudad se apresuraron a acordonar. Pero el daño ya estaba hecho y de los mercenarios no quedó nada, de forma que ni siquiera se supo el número de víctimas.