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Keri Russell y Matthew Rhys son la pareja de espías de The Americans, la producción ganadora del Globo de Oro a la mejor serie de drama en 2019 y de cuatro premios Emmy que conquista la octava posición del ránking

Keri Russell y Matthew Rhys son la pareja de espías en The Americans, la producción ganadora del Globo de Oro a la mejor serie de drama en 2019 y de cuatro premios EmmyDreamWorks/Amblin/FX/Kobal/REX/Shutterstock

151 días de guerra en Ucrania

Espías al servicio de Ucrania: la inteligencia internacional que ayuda en la batalla contra Rusia

Las agencias de EE.UU. informan en tiempo real a las fuerzas ucranianas de cuándo y dónde impactarán los misiles y bombas lanzados por el ejército ruso

La inteligencia del Estado en Ucrania ha sufrido muchos vaivenes por problemas, aún sin solventar, que llevaron al cese del jefe de inteligencia ucraniano, Ivan Bakanov, por el presidente Zelenski.

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), la principal agencia de inteligencia, nació de la rama ucraniana del KGB soviético. Creada tras la independencia de Ucrania en 1991, heredó inconvenientes como la corrupción y la predilección por reprimir a los disidentes políticos.

El SBU opera su unidad de fuerzas especiales, el Grupo Alpha, el mismo nombre que su organización homóloga rusa. Esa fuerza ha estado involucrada en operaciones contra Rusia y los separatistas prorrusos en Donbás desde 2014.

Satélites

Sin embargo, según Kristian Gustafson, subdirector del Centro Brunel de Estudios de Inteligencia y Seguridad, hay dos factores que dan la ventaja a Ucrania en el frente de la inteligencia operativa: uno es que los aliados occidentales comparten inteligencia con Kiev y, otro, es el uso de la inteligencia de fuente abierta.

Estos sistemas comerciales ofrecen imágenes casi continuas, multiespectrales, que obtienen datos de imágenes dentro de rangos de longitud de onda específicos a través del espectro electromagnético, e hiperespectrales, que recopilan un conjunto de imágenes, donde cada una representa un rango del espectro electromagnético, incluido el radar de penetración de nubes.

El uso de la inteligencia geoespacial de satélites civiles permite presentar análisis de inteligencia de imágenes de forma abierta.

Empresas como Maxar Technologies y Blacksky distribuyen imágenes de código abierto de dominio público y los ucranianos las usan. De hecho, Kiev negocia con Maxar y otros para obtener imágenes para la explotación de inteligencia operativa, pagadas con los donativos occidentales.

También una empresa canadiense colabora con una empresa de análisis de imágenes del sector privado de EE. UU. para proporcionar imágenes de radar del RADARSAT-2 canadiense que se comparte con Ucrania. A esto se suma la inteligencia proveniente de fuentes oficiales.

Compartiendo inteligencia

La inteligencia de EE.UU. ayuda a la campaña militar a nivel operativo en sus dos fases principales, apoyando tanto la planificación y como la ejecución de esa operación planificada.

Por un lado, sosteniendo el componente analítico de la planificación y, por otro, dando apoyo a la operación con la recopilación de inteligencia actual.

Las agencias de EE. UU. informan en tiempo real a las fuerzas ucranianas de cuándo y dónde impactarán los misiles y bombas

Las agencias de EE. UU. informan en tiempo real a las fuerzas ucranianas de cuándo y dónde impactarán los misiles y bombas lanzados por el ejército ruso, lo que permite desplazar su sistema antiaéreo o despejar el terreno objetivo.

«Decidimos compartir nuestra información de inteligencia desde el principio», aseguran fuentes estadounidenses: «Ha sido impactante tanto a nivel táctico como estratégico. Hay ejemplos en los que puede verse cómo, de forma clara, esto ha marcado una gran diferencia». Estados Unidos mantiene esa ayuda aunque Ucrania no sea miembro de la OTAN.

Decimos cuál es la mejor manera de mover al presidente, asegurándose de que no esté ubicado junto con toda su cadena de mando y detalles similaresServicio de inteligencia de Estados Unidos

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acusó reiteradamente a los rusos de intentar asesinarle. Washington también colabora para evitarlo: «Decimos cuál es la mejor manera de mover al presidente, asegurándose de que no esté ubicado junto con toda su cadena de mando y detalles similares».

Sin embargo, según John Sipher, exmiembro del servicio clandestino de la CIA, «el reto de comprender los movimientos del Kremlin es que Putin es el único que toma las decisiones en Moscú», explica.

En la misma línea se expresa Sir John Sawers, jefe del MI6 británico hasta noviembre de 2014: «Es extremadamente difícil en un sistema tan bien protegido como Rusia tener buena inteligencia sobre lo que sucede dentro de la cabeza del líder, especialmente cuando tantos de su propia gente no saben lo que pasa».

Francia ha despedido recientemente a su jefe de inteligencia militar por ignorar lo que se estaba planeando.

La audacia de Rusia

El presidente Putin, cuando el Kremlin iba a la guerra, humilló públicamente al director del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR por sus siglas en ruso), Sergey Naryshkin, que ponía en duda el acierto de reconocer formalmente a las dos repúblicas separatistas de Donbás.

Es posible que Putin se planteara que la falta de reacción efectiva de Occidente ante la invasión de Georgia en 2008, fuera del área de interés de Europa, o la anexión de Crimea en 2014, que fue una audaz operación que sorprendió al mundo, se iba a repetir en Ucrania. El verso de Virgilio, «audaces fortuna iuvat», parece el lema de Putin.

El silencio de Israel

Israel ha sido renuente a alinearse en la guerra de Ucrania y evitó poner sanciones duras contra Rusia, no le cerró espacio aéreo ni envió ayuda militar a Ucrania hasta hace poco.

El ex primer ministro Ariel Sharon, que hablaba ruso, calificó a Putin como «un verdadero amigo de Israel» y estableció un vínculo personal. El Gobierno de Benjamin Netanyahu consolidó esa relación hasta su derrota electoral en 2021.

Ambos países, en 2008, firmaron un acuerdo para eliminar los visados. Dos años más tarde, Israel vendió drones a Rusia que los pagó mejorando la aviación militar israelí. En 2019, Israel reveló un acuerdo con Rusia para no vender armas a Georgia y Ucrania a cambio de que Moscú no vendiera armamento a Irán.

Si Rusia hubiese dotado a Siria de sus eficaces antiaéreos hubieran salido muy caros los ataques de las fuerzas aéreas israelíes contra convoyes de la Guardia Revolucionaria iraní, camino de su frontera con Siria y Líbano, para armar a Hezbolá y Hamas.

Israel negó a Ucrania su programa de spyware Pegasus, también contrarió a Washington al no transferir a Kiev el sistema de defensa aérea «Cúpula de Hierro». Prohibió a los países bálticos mandar a Ucrania armas israelíes. Se negó a armar a Ucrania como hacen sus aliados occidentales.

Tel Aviv se abstuvo en la primera condena del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra Rusia, aunque después apoyó otra resolución similar en la Asamblea General de la ONU.

La presión de la Casa Blanca

Solo recientemente, la presión de la Casa Blanca y otros ha hecho cambiar la postura israelí, cuyo gobierno acepta ya el envío de ayuda humanitaria y el ofrecimiento de acoger a muchos de los 200.000 judíos que viven en Ucrania.

Israel sí enseñó las uñas al Kremlin cuando el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, comparó al presidente Volodímir Zelenski con Adolf Hitler, acusando a ambos de tener sangre judía y concluyendo: «los mayores antisemitas suelen ser judíos».

El diario Haaretz apunta a que su Gobierno sólo proporcionará sistemas defensivos para proteger a las tropas, no antiaéreos, equipos personales y sistemas de alerta que no provoquen una crisis con los rusos.

CNI

Más casera, la inteligencia española vigila a sus compatriotas que marcharon a defender Ucrania, especialmente quienes se unieron a grupos paramilitares, como el Batallón Azov. Monitorizan las redes sociales. Una medida de precaución de cara a la vuelta de estos voluntarios, que podrían volver radicalizados y con experiencia en combate.

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