Irán, a la puerta de los BRICS
Irán dispone de una cuarta parte de las reservas de petróleo de Medio Oriente y las segundas reservas de gas mayores del mundo
El grupo de los BRIC nace en 2008, formado inicialmente por las economías de Brasil, Rusia, India y China (de ahí el acrónimo BRIC), pero en 2010 se incorporó Sudáfrica, por lo que el grupo ahora se conoce como BRICS. De ellos, China y Rusia, países con armamento atómico, son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con el conocido derecho a veto.
Recientemente, Irán solicitó unirse a ese foro que representa el 40 % de la población mundial y el 26 % de la economía mundial. Según datos del Fondo Monetario Internacional, la economía más grande del grupo es China que representa más del 70 % del valor total de BRICS de alrededor de 27,5 billones de dólares, mientras que India ocupa el segundo lugar con el 13 % y Rusia y Brasil comprenden el 7 % restante.
Son China e India los que aportan más. Ashok Swain, profesor investigador de Paz y Conflicto en la Universidad de Uppsala en Suecia, lo aclara: «China ya no necesita a los BRICS tanto como los BRICS necesitan a China. La relación entre China y Rusia se ha fortalecido, mientras que la relación entre China e India se ha deteriorado».
Si bien Moscú y Pekín conciben el foro como una forma de construir un orden global más multipolar, India es parte del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, conocido como Quad, con Estados Unidos, Japón y Australia. Nueva Delhi nada sin rubor entre alianzas con Oriente y con Occidente. También mantiene un enfrentamiento con Pekín en su frontera mutua: la llamada línea de control real de más de 4.000 km de longitud.
Irán pide la incorporación
Irán busca el ingreso, destacando como puntos fuertes que dispone de una cuarta parte de las reservas de petróleo de Medio Oriente y las segundas reservas de gas mayores del mundo.
Hamidreza Azizi, del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y de Seguridad en Berlín, dijo: «La administración de Rouhani [el presidente anterior] estaba tratando de seguir una política exterior equilibrada y creía que tener relaciones normales con Occidente es la clave para ampliar las relaciones con el Este y viceversa. Pero desde que el presidente Raisi asumió el cargo el año pasado, la política exterior iraní se ha vuelto cada vez más antioccidental». Azizi es escéptico sobre lo que podría conseguir Irán en los BRICS a medio plazo, «excepto cierto espacio para maniobras políticas y diplomáticas».
No es probable que todos los países BRICS ignoren las sanciones de EE.UU., a las que puede sumarse la UE si fracasan las conversaciones para detener el programa nuclear persa, a cambio de tener relaciones comerciales y económicas con Irán.
Los medios oficiales iraníes destacan a menudo las buenas relaciones de su país con Rusia, representadas, el pasado 19 de julio, en la reunión entre el presidente ruso, Vladimir Putin, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, y el presidente iraní, Ebrahim Raisi. Entre otros temas, tocaron la reducción del uso del dólar como moneda de pago internacional.
Rusia e Irán
Rusia e Irán tienen una historia larga y conflictiva, que mejoró tras la caída de la URSS. Los soviéticos fueron los primeros en reconocer a la República Islámica de Jomeini, dado que suponía un retroceso de EE.UU. en la zona, aunque Moscú siguió armando al Irak de Saddam Hussein en su guerra contra Irán en la década de 1980.
Ambos países sí han coincidido en un objetivo común: reducir el poder de Estados Unidos en Irak, Siria y Afganistán.
Hay contenciosos. Irán es hostil a Israel, Rusia no, aunque ha ayudado a negociar el restablecimiento del acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA), propiciado por Barack Obama y que abandonó el expresidente Donald Trump en 2018. Por voluntad del presidente Biden, Irán acogió con satisfacción, este 27 de julio, los esfuerzos diplomáticos del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, para resucitar su pacto nuclear con las principales potencias. «Irán da la bienvenida a la continuación de la diplomacia y las negociaciones», dijo el ministro de Asuntos Exteriores Hossein Amir-Abdollahian.
Pero ni Rusia ni EE.UU. y menos aún Israel desean que Irán disponga de armas nucleares. Moscú no quiere una campaña militar contra Irán, algo que toma forma si no se restablece el acuerdo nuclear roto por la Casa Blanca de Trump.
Sin embargo, de conformidad con el acuerdo del pasado 19 de julio entre la Compañía Nacional de Petróleo de Irán y la empresa rusa Gazprom, Teherán y Moscú trabajan en un proyecto conjunto para exportar gas al Sultanato de Omán y Pakistán, según el ministro de Petróleo de Irán, Javad Owji.
El memorando de entendimiento en el campo energético incluye 40.000 millones de dólares de inversiones de Moscú en la energía iraní, el intercambio de gas, petroquímicos y productos derivados del gas entre Rusia e Irán, la finalización de proyectos de construcción de gas natural licuado y la edificación de gasoductos para la exportación. Algo novedoso pues, en 2021, el comercio recíproco llegó a sus máximos niveles, sin superar los 3.500 millones de dólares.
Los negocios de Teherán
Rusia e Irán también compiten para vender su petróleo, con jugosos descuentos, a China y a otros países. «Aunque la calidad del crudo es diferente en ambos países, no es fácil imaginarlos formando una especie de cartel para vender petróleo sancionado», aseveró Jeremy Shapiro, un exfuncionario del Departamento de Estado, ahora director de investigación del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, con sede en Berlín.
Las exportaciones de la República iraní van especialmente a China, los Emiratos Árabes Unidos, que actúa como centro para la reexportación de bienes a Irán, Irak, India, Pakistán, también a Japón, Corea del Sur y Turquía, que sí han reducido algo sus compras a los persas.
China es el primer socio comercial de Irán y el presidente chino, Xi Jinping, calificó, ya hace tiempo, a la República Islámica como «el principal socio de China en Oriente Medio».
Desde que se unió a la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) el año pasado, esta solicitud de participación en BRICS es el segundo paso de Irán que se orienta hacia el Este. El jefe del Departamento de Asuntos Económicos Internacionales de la Cancillería china, Li Kexin, informó que hay otros países que «llaman a las puertas» de los BRICS: Indonesia, Turquía, que es miembro de la OTAN y de la OCDE, Arabia Saudí, Egipto, Argentina, Uruguay, Guinea, Tailandia y varios estados suenan también como potenciales futuros socios de BRICS, cuyo ingreso se debatió en la 14ª Cumbre de esa alianza, celebrada en línea el mes pasado. Eso daría más fuerza a la organización, pero aumentaría la heterogeneidad política.