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Un feligrés sigue la misa oficiada por monseñor Rolando Álvarez a través de FacebookAlan Putra / AFP

La dictadura de Ortega asfixia la voz crítica y profética de la Iglesia en Nicaragua

El asedio y la investigación policial contra el Obispo Rolando Álvarez, coordinador de los medios de comunicación católicos de Nicaragua, es tan sólo el último episodio de la persecución de Daniel Ortega

Cuando Daniel Ortega intentaba regresar al poder en 2006 pidió perdón por los «atropellos» que el régimen sandinista (1979-1990) cometió contra «figuras respetadas de la Iglesia». Aquella época fue calificada por el propio San Juan Pablo II como una «noche oscura» tras sufrir directamente vejámenes durante su visita a Nicaragua en 1983.

En aquella primera etapa autoritaria, Ortega arremetió contra la Iglesia Católica por su formación marxista leninista recibida en Cuba, ahora, convertido en todo un capitalista, intenta derribar a cualquier persona o institución que se oponga a su deseo de mantenerse en el poder y conservar las riquezas acumuladas.

La Iglesia de Nicaragua, que representa el 58,5 % de los creyentes, de acuerdo con el último censo nacional, es la última institución en pie y con legitimidad para oponerse al proyecto totalitario de Ortega y su esposa Rosario Murillo.

Si bien el rol de la Iglesia está lejos de ser política, la misión profética del amor al prójimo, la justicia y la paz empujó a la mayoría de los sacerdotes y obispos nicaragüenses a dar refugio a los manifestantes que huían de la represión policial y paramilitar en la primavera de 2018.

Las campanas de las iglesias alertaban de la entrada a las ciudades de las «caravanas de la muerte» como se les llamó a los convoyes policiales y paramilitares organizados por el régimen para aplacar, en la llamada «operación limpieza», toda expresión de protesta por parte de la población civil.

Para Ortega, en la Iglesia hay «unos cuantos esquizofrénicos y unos cuantos sepulcros blanqueados que son parte de la conspiración y que andan buscando paja en el ojo ajeno». Ante el refugio dado en las iglesias, Ortega y Murillo acusaron a los obispos de ser parte de supuestos planes «golpistas» de la oposición, en alusión a las masivas protestas que demandaban libertad y justicia por los más de 300 asesinados a manos de la represión gubernamental.

El año 2018 marcó una ruptura en la «reconciliación» de Ortega y Murillo con la Iglesia, ante la cual, reconvertidos al catolicismo, contrajeron matrimonio en 2005 y nombraron al Cardenal Miguel Obando como delegado de reconciliación y paz en 2007.

A continuación, se presenta un recorrido de los principales momentos de la persecución de la dictadura de Ortega contra la Iglesia y sus obispos.

«Exilio» del Obispo Báez

El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, abogó por el respeto a la dignidad humana y la justicia durante la represión gubernamental de 2018 y defendió su «parcialidad» al afirmar que no se podía ser indiferente o imparcial ante el sufrimiento del pueblo.

El miércoles 3 de abril de 2019 el Obispo Báez salió de Nicaragua, luego de recibir la indicación de trasladarse a Roma. El propio Papa Francisco decidió trasladar a Báez al El Vaticano tras conocerse que había sido víctima de amenazas de muerte. Sin embargo, en algunos círculos políticos, su salida fue considerada una forma de exilio para uno de los más duros críticos del gobierno.

«Me siento triste, llevo el corazón hecho pedazos por el dolor de dejar Nicaragua, pero voy sereno y en paz sabiendo que estoy siempre disponible a de servir a Dios y a la Iglesia», dijo Báez.

Expulsión del Nuncio Apostólico

El régimen de Ortega retiró el beneplácito al Nuncio Apostólico enviado por Papa Francisco a Managua en 2018, exigiendo «que dejara inmediatamente el país». Monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag dejó el país el domingo 6 de marzo de este año.

El Vaticano expresó recibir con «sorpresa y dolor» la decisión del gobierno de Nicaragua y la consideró «incomprensible» ya que durante su misión de Stanislaw Sommertag «ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense».

El presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, el obispo Carlos Herrera, reveló a medios nicaragüenses que las relaciones «no eran buenas» entre Sommertag y el gobierno de Ortega y que probablemente el Papa Francisco le iba a pedir que renunciara.

Expulsión de las Misioneras de la Caridad

El pasado 7 de julio las religiosas de la Asociación Misioneras de la Caridad, de la orden de Santa Teresa de Calcuta (1910-1997), abandonaron Nicaragua luego de que el régimen sandinista ilegalizara sus operaciones.

«Ortega, el mismo que recibió a la Madre Teresa de Calcuta en los años 80, es quien expulsó del país a su congregación religiosa», denunció el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) en Twitter.

Las religiosas salieron vía terrestre hacia Costa Rica, desde donde continúan con su misión humanitaria y espiritual.

Cierre de medios católicos

El 1 de agosto, el Obispo Rolando Álvarez, de la Diócesis de Matagalpa (norte del país) denunció el cierre de cinco radios católicas por parte del Gobierno de Ortega debido a supuestas ilegalidades que él niega.

La clausura de estos medios se suma al cierre, en junio pasado, del canal oficial de la Conferencia Episcopal, así como de TV Merced de la Diócesis de Matagalpa y el canal católico San José de Estelí (norte).

«Persecución» a Iglesia es «martirio»

El Cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador, dijo este viernes que la «persecución» que vive la Iglesia católica nicaragüense por parte de las autoridades gubernamentales es actualmente el «caso más horrendo» de «martirio» de la región.

«El martirio sigue siendo una realidad también en nuestros días. En nuestra región, el caso más horrendo es el de la persecución que sufre la Iglesia de Nicaragua», dijo Rosa Chávez en un mensaje a los feligreses en el marco de las fiestas patronales de la capital salvadoreña.

El jerarca hizo eco de un comunicado emitido este viernes por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en el que «se une al sufrimiento que vive gran parte del pueblo de Nicaragua y la Iglesia que peregrina en esta querida tierra».

Sacerdotes de diferentes diócesis de Nicaragua pidieron al Gobierno nacional (léase dictadura de los Ortega Murillo) que «cese la persecución a la Iglesia» Católica, que en los últimos meses ha visto cómo dos miembros del clero fueron arrestados y otros dos fueron sitiados en sus casas curales.