Hispanoamérica
Gustavo Petro asume la presidencia de Colombia y la enrumba al bloque bolivariano
Tanto el ELN como las disidencias de las FARC, que se rechazaron los Acuerdos de Paz de 2016, han mostrado «disposición» dialogar con el exguerrillero pronto convertido en presidente
Gustavo Petro no es el primer guerrillero de izquierda en asumir la presidente de un país hispanoamericano, pero sí el primero en Colombia, un país donde la guerrilla, de la mano del narcotráfico, ha provocado una de los conflictos internos más largos y sangrientos del continente Americano.
El también exsenador de 62 años, que hace tres décadas dejó la vía armada para alcanzar el poder, tomó posesión del cargo ante una amplia delegación de invitados internacionales en las que destacan el Rey Felipe VI y el ministro de exterior, José Manuel Albares.
Colombia, hasta ahora siempre gobernada alternadamente entre conservadores y liberales, pero nunca por un izquierdista, estará gobernada por Petro por al menos los próximos cuatro años.
«Va a comenzar el primer gobierno que esperamos sea de la paz. Que pueda traerle a Colombia lo que no ha tenido durante siglos y es la tranquilidad y la paz. Aquí inicia un gobierno que luchará por la justicia ambiental», dijo Petro el sábado en un acto previo en Bogotá.
El que hasta ahora fuera el líder de una oposición ni pacífica ni constructiva, promete así que después del caos provocado por él mismo será ahora garante de la calma y el progreso de Colombia. Este tipo de estrategias para asumir el poder ya se han visto en otros países de la región, como en Chile por ejemplo.
Junto a Petro fue investida la ambientalista Francia Márquez (40 años) como la primera vicepresidenta afrodescendiente de la nación sudamericana.
Colombia se adentra así en un período de cambios, con un izquierdista al mando, un Congreso a su favor y una oposición debilitada tras el declive del exmandatario Álvaro Uribe (2002-2010).
Petro parte de una «posición envidiable, con una mayoría amplia en el Congreso y, en términos de la calle, cuenta con un apoyo que no tuvo antes ningún gobierno en los últimos años», señaló a la Afp el analista Jorge Restrepo del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
Condiciones favorables no muy distintas con las que asumió Hugo Chávez en 1998 y que propiciaron una gobernabilidad autoritaria Venezuela y no necesariamente una bonanza económica, por el contrario, el rico país vecino ahora está sumido en la peor de las miserias gracias a las políticas del socialismo del siglo XXI.
Aunque Petro ha evitado invitar a su toma de posesión a Nicolás Maduro, no termina de convencer nacionales y extranjeros que no tomará los derroteros del eje bolivariano.
Diálogo entre guerrilleros
Durante la presidencia de Juan Manuel Santos (2010-2018) sostuvo diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), pero su sucesor, el saliente mandatario Iván Duque, los sepultó tras un atentado contra una escuela de la Policía que dejó 22 muertos, además del agresor.
Duque exigió a esta guerrilla -la última reconocida en el país tras el desarme de las FARC- que cesara sus ataques para retomar las conversaciones, pero eso nunca sucedió.
Sin embargo, tras la elección de Petro, el ELN manifestó su «plena disposición» a negociar con el nuevo gobierno de izquierdas.
Así mismo, el frente más poderoso de las disidencias de las FARC, que se marginó de los Acuerdos de Paz de 2016 y persistió por la vía violenta, planteó a Petro, un cese al fuego bilateral para hallar una «solución política» al conflicto.
El 15 de julio, Duque anunció la muerte en un operativo de Iván Mordisco, el líder de esa organización conocida como el Bloque Suroriental que aglutina unos 2.000 guerrilleros.