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Buque de guerra chino

Un buque de guerra chino navega por el estrecho de Taiwán durante las maniobras militaresAFP

La población china se debate entre el nacionalismo y la cautela ante las maniobras militares en Taiwán

Las maniobras del Ejército chino en Taiwán se ven entre la población como una cuestión de prestigio de Xi Jinping y no ven cercana una guerra

La ira de China por la visita a Taiwán de la congresista estadounidense Nancy Pelosi despertó el fervor nacionalista de algunos internautas chinos, pero en las calles las opiniones son más dispares.

China lanzó, en respuesta a la visita de Pelosi, las maniobras más importantes de su historia en aguas de Taiwán y suspendió su cooperación con Estados Unidos en varios temas clave, incluyendo el cambio climático.

¿Pero qué piensan los chinos al respecto?

Es difícil hacerse una idea general ya que las autoridades controlan estrictamente los debates en internet, con un sistema de censura que borra las publicaciones más negativas sobre la política del gobierno.

Los expertos creen que la población está mayoritariamente a favor de la reunificación con Taiwán y no aceptaría la independencia de la isla bajo ninguna circunstancia.

Los internautas más extremistas llaman a lanzar una guerra, pero en las calles, las personas con las que habló AFP, son más moderadas, y esperan sobre todo un regreso a la calma.

«No me preocupa mucho porque pienso que no habrá (una guerra) (...). El que utilice primero la fuerza cometerá un error», estima Zhao, un chino que solo dio su apellido.

El Gobierno chino considera a Taiwán –en donde los nacionalistas chinos se refugiaron cuando Mao Zedong y los comunistas tomaron el poder en China en 1949– como una provincia que algún día será reunificada con el resto de su territorio, si es necesario por la fuerza. Este objetivo es compartido por gran parte de la población.

«Muchos chinos esperan un día una reunificación con Taiwán. Es una idea que nos inculcaron desde niños y que se considera como políticamente correcta», explica Zhao, de 29 años.

«Pero hay muy pocos debates en profundidad sobre el tema, ya que internet no permite una variedad de opiniones y las conversaciones en la vida real acaban fácilmente en peleas», añade.

Fuerza militar

Para David Sacks, investigador del grupo de reflexión estadounidense Council on Foreign Relations, la visita de Pelosi no podía caer en peor momento para el presidente chino Xi Jinping.

El mandatario quiere forjarse, ante sus compatriotas, una imagen de fuerza y estabilidad antes del 20º Congreso del Partido Comunista, que debería, salvo sorpresas, concederle un tercer mandato.

«Es probable que Xi sintiera que tenía que actuar, por miedo a verse débil o pasar por alguien que no tiene bajo control la relación (chino-estadounidense), la más importante para China», explica Sacks, entrevistado por AFP.

La magnitud de las maniobras militares enorgullece a la población, pero esto no implica necesariamente un apoyo incondicional al gobierno.

«La gente está orgullosa, pero sobre todo de la fuerza militar de China», estima Zhao. «Rara vez mencionan a los dirigentes», añade.

«No creo que esta situación cambie la forma en que la gente ve a nuestros líderes», opina Guo, otra habitante de Pekín, de 27 años, que también dio sólo su apellido.

Los dirigentes «tampoco necesitan el apoyo del pueblo, no son elegidos por una elección» por sufragio universal, señala.

Batalla

Según Jocelyn Chey, exdiplomática australiana y profesora en la universidad de Sídney, las sanciones comerciales contra Taiwán y las maniobras militares «son bien acogidas» por la población china.

Pero se producen en un momento en el que el gigante asiático atraviesa un período de crisis por los más de dos años de restricciones para frenar a la COVID-19, con una población cansada de los confinamientos sucesivos y el cierre de las fronteras internacionales, dice.

También se muestran críticos quienes, guiados por su fervor nacionalista, estiman que China no respondió con la suficiente dureza, subraya David Sacks.

Esto significa, según Sacks, que las autoridades chinas seguirán calibrando su respuesta y la intensificarán si es necesario.

«A menos que la situación se vaya realmente de las manos, y aunque la respuesta de Xi haya provocado reacciones negativas, no creo que amenace en absoluto su posición en el próximo Congreso del Partido», sostiene el investigador.

Sin embargo, algunos están preocupados por el alcance de la disputa sobre Taiwán.

«Antes de esto, algunas personas de mi entorno pensaban que la reunificación pacífica podía lograrse porque era una cuestión entre nosotros y Taiwán», dice Luo, habitante de la ciudad de Guangzhu.

«Pero con la implicación estadounidense, algunas personas están empezando a verlo como una batalla con Estados Unidos», agrega.

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