Muere en un ataque suicida un conocido religioso talibán defensor de la mujer
El autor del atentado terrorista portaba los explosivos en el interior de su pierna ortopédica
El conocido religioso talibán Rahimullah Haqqani, que había defendido públicamente el derecho de la mujer a la educación o al trabajo, murió este jueves en un ataque suicida en Kabul cuando se encontraba en su madrasa o escuela coránica.
El atentado ocurrió hacia el mediodía en una madrasa en el área de Shashdrak, en el centro capitalino, cuando un individuo que «portaba explosivos en su pierna ortopédica» se inmoló cerca de Haqqani, afirmó a EFE un oficial talibán, que pidió el anonimato.
«La investigación está en curso para determinar de dónde proviene y quién llevó a esa persona hasta Rahimullah Haqqani», anotó.
Los mensajes de condena de líderes talibanes no tardaron en llegar, entre ellos el viceportavoz del Gobierno islamista, Bilal Karimi, que dijo haber recibo «con gran tristeza» la noticia del «martirio» del académico religioso Haqqani.
Según información compartida por algunos de sus pupilos y oficiales talibanes, Haqqani era natural de la provincia oriental afgana de Nangarhar, fronteriza con Pakistán, y se había instalado en la ciudad paquistaní de Peshawar durante la ocupación estadounidense de Afganistán.
Este líder religioso llegó a estar bajo arresto estadounidense en la prisión afgana de Bagram, y mantuvo una posición activa en el apoyo de las tropas talibanes contra Estados Unidos al reclutar nuevos combatientes. Con la retirada de las tropas internacionales de Afganistán hace un año, Haqqani se instaló en Kabul.
Este líder religioso era conocido por su ferviente oposición al grupo yihadista Estado Islámico, que había supuestamente tratado de acabar con su vida en varios atentados en Pakistán. El Estado Islámico sigue siendo la principal amenaza a la seguridad en Afganistán y mantiene una intensa rivalidad con los talibanes.
Haqqani también había mostrado su apoyo púbico a los derechos femeninos, sobre todo en lo que se refiere a la educación y el trabajo, una posición que difiere de la tomada oficialmente por los talibanes, que desde que retomaron el poder hace un año no han permitido que las estudiantes de secundaria regresen a las aulas.