¿Qué saca de quicio a Carlos III? La primera mancha en su reinado
Dos incidentes relacionados con un tintero y una pluma han hecho enfurecer al nuevo Rey ante la mirada atónita de su pueblo
Aquién no le ha pasado. Ese momento en que el interlocutor, al teléfono, pregunta si tienes algo para apuntar y ninguno de los bolígrafos a mano pinta o se le sale la tinta. El nuevo Rey de Inglaterra ha vivido un 'drama' de ese estilo, pero con la pequeña diferencia de que en su caso el mundo entero le contemplaba. Su madre Isabel II reinó durante setenta años sin ningún incidente relacionado con la pluma estilográfica y su hijo, en una semana, ya ha protagonizado dos episodios tensos que le retratan como un hombre insolente, obsesivo y de carácter desabrido.
El primer incidente transcurrió el sábado, al firmar la proclamación oficial como Rey, en el Palacio de Saint James de Londres. Reposaba un tintero sobre un escritorio demasiado estrecho y con un gesto airado moviendo las manos exigió que lo retirasen. Luego llegó el Príncipe Guillermo y pidió que volvieran a colocar el tintero en la mesa.
El martes dieron la vuelta al mundo las imágenes del Rey firmando en el libro de visitas del Castillo de Hillsborough, cerca de Belfast. Esta vez la tinta de la estilográfica se derramó sobre los dedos del Rey. «¡Oh Dios, odio esto!» Poniéndose de pie y entregando la pluma a su esposa, Camilla, Reina consorte, agregó: «Oh, mira, va a todas partes». Él se secó la manos con un pañuelo. «No puedo soportar esta maldita cosa...».
Dos posturas
Estos episodios, en su recién estrenado reinado, suscitan dos posturas. Los más complacientes, le defienden. A sus 73 años, acaba de perder a su madre y lleva una semana recorriendo todo el país para cumplir con todo tipo de actos oficiales, escoltar el ataúd de la Reina y participar en el cortejo fúnebre.
«Creo que se está yendo demasiado lejos a la hora de criticar a un persona simplemente por un momento de error humano y achacable posiblemente al cansancio, teniendo en cuenta que lleva viajando de aquí para allá desde el sábado», escribió el periodista de Casa Real de The Times, Jack Blackburn.
Sus súbditos menos transigentes sienten que en realidad han descubierto el verdadero carácter de un hombre vencido por las manías y con poco temple, que no ha sido capaz de guardar las formas ni en su primera semana como Rey. La presentadora del programa Hoy de Radio 4 subrayaba que la Reina Isabel II «tuvo mucha paciencia».
Por mucho que traten de atribuirlo al cansancio y el delicado momento personal que atraviesa, su equipo de asesores deberá instruirle en el ejemplo de su madre a la que nunca se le vio una mala cara. El reinado de Carlos III comienza con una mancha (de tinta) y por mucho que se afane en saludar a la multitud y recoger flores, debe controlar su puesta en escena si realmente quiere levantar su cuota de popularidad.
Como Príncipe de Gales no ocultó nunca sus puntos de vista sobre el cambio climático, la agricultura, la medicina alternativa o la arquitectura moderna. Sostenía que sus opiniones eran personales y no representaban a la Monarquía. Ha pasado demasiado tiempo como heredero y su pasado quizá pese demasiado en el presente.