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Contramanifestación a favor del régimen de los ayatolás organizada en Teherán por el gobierno iraníAFP

Los ayatolás organizan contramanifestaciones en Irán para reprimir las protestas por la muerte de Mahsa Amini

La represión policial trata de contener las manifestaciones contra el régimen teocrático iraní que, a pesar de todo, no disminuyen de intensidad

El régimen de los ayatolás ha recurrido a una vieja táctica para acabar con las protestas opositoras a la república islámica: organizar contramanifestaciones de partidarios que transmitan un mensaje de apoyo popular masivo a la teocracia iraní.

El Gobierno iraní movilizó este domingo a miles de ciudadanos a lo largo del país en marchas contra las protestas por la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.

Los manifestantes, informa la agencia EFE, mostraron ejemplares del Corán, banderas iraníes y fotos de líder supremo, Ali Jameneí, en Teherán, donde marcharon al grito de «Muerte al alborotador» y «Muerte al sedicioso».

No faltaron los habituales «Muerte a América» y «Muerte a Israel», a quien se señala de estar tras las protestas.

Además, mostraron su apoyo a las fuerzas del orden con lemas como «Policía, te apoyamos» y al líder con «Mientras corra sangre por nuestras venas, Jameneí es nuestro líder».

Las marchas se repitieron en las principales ciudades del país, como Shiraz, Isfahán, Hamedán, Bandar Abas, Qom, Rasht, Ghazvin, e incluso en Sanandaj, capital del Kurdistán iraní, de donde era Amini.

Se trata de la segunda jornada de marchas progubernamentales desde que comenzaron las protestas por Amini el viernes 16.

«Dios ha ordenado que las mujeres deben llevar hijab», dijo a EFE en las marchas del viernes pasado el clérigo Esmaíl Pahlevan, quien afirmó que los manifestantes «están atacando los chador (una prenda negra que cubre todo el cuerpo) de nuestras mujeres».

Amini fue detenida el martes de la pasada semana por la llamada Policía de la moral en Teherán, donde se encontraba de visita, y fue trasladada a una comisaría para asistir a «una hora de reeducación» por llevar mal el velo.

Murió el viernes 16 en un hospital adonde llegó en coma tras sufrir un ataque al corazón, que las autoridades han atribuido a problemas de salud, algo rechazado por la familia.

Las protestas que comenzaron tras su muerte siguen hoy a lo largo del país y con fuertes choques con las fuerzas de seguridad.

La televisión estatal IRIB sitúa el número de muertos en 41, mientras las autoridades no informan ni de los fallecidos ni los heridos.

Entre las medias para atajar las protestas se encuentran la cancelación de las clases presenciales en las universidades, la detención de periodistas y las restricciones de internet.

Las redes móviles están siendo cortadas por las tardes y noches para controlar las protestas, mientras que el internet fijo se encuentra muy ralentizado.

La muerte de Amini ha logrado galvanizar a miles de iraníes a través del dolor y la empatía, a diferencia de otras ocasiones en las que las manifestaciones se redujeron a fragmentados grupos sociales movilizados por asuntos relaciones con la economía.