La CIA revela los secretos de la casa de Ayman al-Zawahiri, el último jefe de Al-Qaeda
La Central de Inteligencia creada por el presidente Harry S. Truman desclasifica material confidencial y permite el acceso a la prensa a su Museo
Ayman al-Zawahiri cayó como nunca antes lo había hecho un terrorista. Todos los días se asomaba al balcón a respirar aire puro. Aquella mañana no era diferente, parecía tranquila y no había ningún indicio que le hiciera pensar que le quedaban segundos de vida. Esos que dos misiles Hellfire «Ninja» R9X aprovechó para hacerle picadillo el cuerpo con sus hélices.
La casa en la que jefe de Al Qaeda se sentía seguro quedó teñida de sangre del hombre al que se atribuye haber sido el autor intelectual del atentado a las Torres Gemelas con Osama Bin Laden. Todos los detalles del escondite de al-Zawahiri eran un secreto bien guardado hasta ahora.
El plan de ejecución
El 31 de julio Zawahiru, de 71 años, no podía imaginar que estaba siendo observado día y noche. Conocían sus costumbres, la hora a la que se asomaba y quién le acompañaba.
El plan de la Inteligencia estadounidenses era minucioso. Tenía como objetivo su eliminación, pero el edificio debía quedar intacto para no causar daño al resto de los ocupantes.
Por esa razón se llegó a la conclusión de que la mejor manera de abatir al ideólogo del mayor ataque haya sufrido Estados Unidos desde la II Guerra Mundial, era recurrir al Hellfire «Ninja» R9X sin carga explosiva disparado por un dron.
Las cuchillas giratorias se desplegaron en el pecho del hombre que cayó abatido sobre el piso de su vivienda de Kabul aquella mañana del 31 de julio. Habían cumplido su misión.
Una reproducción de aquel avión no tripulado y la maqueta del edificio se utilizaron para mostrarle al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en qué iba a consistir la operación militar. Janelle Neises subdirectora del Museo de la CIA, confía todos los detalles a The Times.
Las embajadas de Kenia y Tanzania
Ayman al-Zawahiri no solo estuvo detrás de los atentados del 11 de septiembre. Su sello estaba en los atentados contra las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania en 1998, entre otros objetivos estadounidenses.
En 2009 siete agentes de la CIA saltaron por los aires al estallar la bomba que llevaba pegada al cuerpo un médico jordano que les había convencido de poseer información determinante para detener al líder de Al Qaeda tras la muerte de Bin Laden. De estos episodios también hay pruebas en el Museo al que, por cierto, únicamente pueden acceder trabajadores de la agencia.
La invasión de Irak
Las exposiciones del Museo incluyen también los informes erróneos de la CIA sobre las armas químicas que le atribuían a Irak en vida de Sadam Hussein. La invasión en 2003 fue uno de los fracasos más estrepitosos de la Inteligencia estadounidenses y británica. «Se puede aprende mucho de los aciertos, pero también de los fracasos», observa la subdirectora del centro en The Times.
Mochilas de víctimas de los atentados a los aviones el 11 de septiembre del 2001, restos de escombros de las Torres Gemelas y otras «reliquias» más antiguas descansan en las repisas del museo. Entre otras, uniformes de la tripulación del Glomar Explorer, el barco que construyo Howard Hughes como tapadera para recuperar un submarino soviético hundido que transportaba misiles balísticos con armas nucleares. Era la década del 70, otra época de la Guerra Fría.
El Museo de la CIA tiene exhibiciones de todos estos materiales y armas, originales o reproducciones. En esta ocasión abrió sus puertas a la prensa para conmemorar el 75 aniversario de la creación de la agencia. El presidente Truman fue su fundador.