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Liz Truss en los estudios de la BBC de Birmingham

Liz Truss en los estudios de la BBC de BirminghamEfe

Reino Unido

Liz Truss asume su responsabilidad en el desplome de la libra pero no renuncia a su plan

La primera ministra británica, con su popularidad hundida, reconoce que no supo explicar a los mercados el alcance de la masiva bajada de impuestos y se niega a recortar el gasto público

Apenas tres semanas han transcurrido desde que Liz Truss se instalara en el 10 de Downing Street. En este breve lapso de tiempo la flamante primera ministra ha conseguido el más difícil todavía: que la libra se desplome y que el 51 por ciento de los británicas quiera que dimita.

A Truss la resaca de su borrachera triunfal en las elecciones internas del partido conservador, le está pasando una factura demoledora.

En la ciudad de Birmingham Truss reconoció que debió «preparar mejor el terreno» para evitar el pánico de los mercados y el hundimiento -sin precedentes- de la libra.

Dicho esto, -informa The Guardian- la última primera ministra en ver con vida a Isabel II no está dispuesta a dar marcha atrás. Truss insistió hoy en que, pese al terremoto provocado la pasada semana, el plan económico anunciado permitirá recuperar el crecimiento de Reino Unido, frenar la inflación y despejar la amenaza de una recesión.

«Mantengo la necesidad del plan que hemos anunciado, y asumo que lo anunciamos rápidamente ya que debíamos actuar, pero reconozco que debimos preparar mejor el terreno», antes de hacerlo, declaró a la BBC.

Frente a sus compañeros de filas, en el congreso anual del partido en Birmingham, Truss insistió en que «tenemos un plan claro para hacer frente a la crisis energética y al mismo tiempo, -confió- a la inflación».

A renglón seguido garantizó: «También nos va a funcionar (su plan) para que crezca la economía y nos situemos en la senda del crecimiento».

Fuego amigo con el sello tory

Las críticas arrecian contra una figura a la que reprochan sus imitaciones de Margaret Thatcher y su Gobierno recibe golpes desde diferentes flancos.

El fuego amigo viene de aquellos tories que apoyaron la candidatura de Rishi Sunak, el ex ministro de Hacienda que presumía -con razón- de estar mejor preparado que ella para sacar adelante al Reino Unido de una crisis de difícil salida.

El flamante ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, también se ha convertido en el blanco de todos los ataques salvo de aquellos que van directamente dirigidos a su jefa.

Su presentación del denostado «mini-presupuesto» provocó un aluvión de comentarios adversos en la oposición y también entre los conservadores más moderados que se llevan las manos a la cabeza al ver la deriva en la que ha entrado el Reino Unido.

Desde luego que vamos a reducir la deuda a un porcentaje asumible del PIB a medio plazo. Tengo un plan para lograrloLizz Truss

«Desde luego que vamos a reducir la deuda a un porcentaje asumible del PIB a medio plazo. Tengo un plan para lograrlo,» reiteró la tercera mujer en la historia en ocupar Downing Street. Terca y risueña, se justificó a sí misma: «No actuar habría sido un error». En cuanto a los detalles de ese «plan» sus compañeros y la prensa británica sólo encontraron silencio.

Cuesta abajo en los sondeos

El rechazo que provoca Trus entre la población resulta sorprendente dado el poco tiempo que lleva al frente del Reino Unido. El 51% de la población considera que ya debería dimitir, según un sondeo de YouGov.

Por si el dato fuera poco preocupante para ella, pese a mostrarse en la concentración tory radiante y feliz, en el seno de los conservadores no logra cerrar filas.

Lejos de la unidad deseada, sus pasos parecen profundizar la brecha entre los suyos y con la oposición ya ha abierto un abismo. Todo, por no saber cuidar el dinero, el bien más escaso y depreciado en estos tiempos.

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