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Reino Unido

Liz Truss no acusa recibo de su fracaso e insiste en liderar a los conservadores en las próximas elecciones

En Westminster circula una petición con más de 500.000 firmas, pidiendo la destitución de la primera ministra

Tras apenas un mes a la cabeza de Reino Unido, Liz Truss está en la cuerda floja. Ha sumergido al país en una crisis energética y en otra crisis del coste de vida, hundido el valor de la libra, y dejado por los suelos la reputación del Partido Conservador.

Sin embargo, la británica no desfallece en sus ambiciones, y aunque parezca tener los días contados, se ve a sí misma como candidata en las próximas elecciones generales.

Durante una entrevista concedida a la BBC, una Liz Truss envalentonada insistió en que permanecería en el puesto por responsabilidad: «Me eligieron para cumplir con este país. Seguiré con este trabajo para satisfacer los intereses nacionales. Yo seré quien guíe al Partido Conservador a las próximas elecciones generales».

Elecciones que, según lo previsto, tendrán lugar en enero de 2025. Pero podrían adelantarse: son muchas las voces que piden ir a las urnas de inmediato.

«Lo que necesitamos no es un cambio de dirigente del Partido Conservador. Lo que necesitamos es un cambio de Gobierno», afirmó, en declaraciones al periódico The Guardian, Keir Starmer, líder de la oposición. En la misma entrevista, el Laborista señaló que Truss «estrelló la economía» y mancilló «las instituciones británicas». Según él, volver a cambiar de primer ministro sin contar con el voto del pueblo sería inadmisible.

Por otra parte, varios miembros de Partido Conservador se pusieron en contacto con el Comité de 1922, entidad encargada de gestionar los asuntos de liderazgo de los tories, para exigir un nuevo cambio de dirigente.

Lavado de cara

Las últimas cifras publicadas por el insituto demoscópicoYouGov ,auguran una victoria del Partido Laborista en las próximas elecciones generales.

Además, una encuesta del periódico The Observer señaló que el índice de aprobación de Liz Truss era de -47 %, más bajo que el de Boris Johnson durante el escándalo del Partygate, y que el de Theresa May justo antes de su dimisión. Un 53 % de los votantes quieren que Truss renuncie al cargo.

Para llegar a la meta final de las elecciones generales (las de 2025, las previstas), Liz Truss necesita un lavado de cara. Cuando su presupuesto inicial –un plan fiscal de fantasía, cargado de reducciones de impuestos– fracasó en menos de un mes, se apresuró a buscar a un cabeza de turco. Cesó a su canciller de Hacienda original, Kwasi Kwarteng, y colocó en su lugar a Jeremy Hunt, apuesta segura entre las filas del partido.

Se enfrentó a la humillación: observó como Hunt desmontaba una por una las promesas fiscales de su campaña electoral. Pero en su entrevista con la BBC, Truss defendió el cambio drástico de dirección, y lo justificó como una «corrección menor, señal de buen liderazgo».

Quiero pedir perdón por todos los errores cometidosLiz TrussPrimera ministra de Reino Unido

«Mi primer mes como líder del Gobierno no ha sido perfecto, pero hemos corregido los errores. Habría sido irresponsable seguir en esa dirección», explicó la primera ministra, antes de añadir que sigue «comprometida con la visión inicial, pero habrá que construirla de una manera diferente».

Esta visión incluye «una economía de impuestos bajos y crecimiento alto», aunque, de momento, «la prioridad es la estabilidad económica», según la británica.

«Pedir perdón»

Liz Truss se defendió, pero también pidió disculpas. Durante la entrevista, aceptó su responsabilidad en la crisis, y admitió haber intentado «ir demasiado lejos, demasiado rápido».

«Quiero pedir perdón por todos los errores cometidos. Considero que la señal del político honesto es poder decir: 'sí, cometí un error. Lo reconocí y lo corregí. Y ahora debo cumplir con mi pueblo'. Habría sido muy irresponsable por mi parte no actuar por el interés nacional, de la forma en la que lo he hecho», reconoció la primera ministra, mientras hace lo posible por aferrarse al puesto.